Paraíso Voyeur [08].

 


Lista con los Capítulos Publicados:

Paraíso Voyeur.


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08 - Castigo.



ー¿Cómo estás, Melinda? ーdijo Isadora, saludando a la cámaraー. Hoy te voy a contar algo que tal vez te moleste un poco, especialmente sabiendo que le pasó a tu mamá… es decir, a mí. Pero antes de que saques conclusiones erradas, te comento que disfruté mucho de todo. Sí, sé que eso también va a ser difícil de asimilar. No te cuento esto para que experimentes algo parecido, al fin y al cabo vos sos dueña de tu vida sexual. Te lo cuento por el mismo motivo que grabé los anteriores videos: quiero compartir mis experiencias con vos y que me conozcas realmente. Bueno, sin dar más vueltas, procedo a contarte. Lo último que te dije en el video anterior fue que estaba subiendo por el ascensor, muy feliz de haber conocido a la mujer policía, Patricia Gómez. Sin embargo arriba, en mi departamento, me esperaba Danilo…


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Al entrar me encontré a Danilo parado como si fuera un militar, con los brazos detrás de la espalda. Me miró fijamente. Cerré la puerta y le dije:

ーPerdón, sé que me precipité. No debí llamar a la policía tan rápido… pero ponete en mi lugar, vi a una chica atada en la cama que parecía estar sufriendo mientras un tipo se la cogía. No se me ocurrió pensar que ella estaba disfrutando con eso. Me cuesta creer que haya mujeres que disfruten con esa clase de sexo… y más esta chica. Silvina parece tan dulce e inocente que jamás hubiera adivinado que le gustaba que la trataran de esa forma. 

Él se acercó a mí, con semblante autoritario, me miró todo mi cuerpo, como si yo fuera una pieza de museo. Caminó lentamente a mi alrededor, sin dejar de analizarme de pies a cabeza, hasta que se detuvo detrás de mí. Me abrazó de la misma forma en que lo había hecho días atrás. Con una mano acarició mi vientre y la otra se fue directo a una de mis tetas. Me la apretó con dedos firmes y decididos. 

Me enojé con él por tomarse semejante atrevimiento y esta vez estaba dispuesta a no dejárselo pasar; pero él dijo algo que me hizo cambiar de opinión:

ーCometí un error al contratarte para este puesto. Mañana mismo te quiero fuera del edificio. De más está decir que si llegás a contarle a alguien sobre las cámaras ocultas, la que va a tener problemas legales sos vos. Firmaste una cláusula de confidencialidad con la empresa. 

ー¿Qué? ¿Me estás echando?

La mano que estaba en mi vientre comenzó a bajar y esos dedos fueron metiéndose dentro de mi pantalón, ya podía sentir cómo me acariciaba el pubis. Hizo todo esto sin dejar de sobarme la teta e incluso la sacó de la blusa, dejándola completamente expuesta. Él ya me había visto las tetas, pero aún así me molestó. 

ーSí. Te estoy echando. No te preocupes, te voy a pagar lo que te corresponde por todo el mes, más una pequeña indemnización. 

ー¿Me echás por haber llamado a la policía? Si no pasó nada… no hubo consecuencias negativas. Ellos se fueron, sin enterarse de nada.

ーTe echo porque hoy demostraste que no estás preparada para este trabajo. Hay cámaras ocultas en cada departamento de los tres edificios… con algunas excepciones, como éste departamento. ーLa mano dentro de mi pantalón llegó a la zona de mi vagina, pude sentir sus gruesos dedos acariciando mi clítoris por encima de la tela de mi ropa interiorー. Al haber tantas cámaras es de esperar que a veces termines siendo testigo de sucesos que no te agraden. Y vos, en lugar de buscar una forma discreta de resolverlo, corriste a llamar a la policía, poniendo a toda la empresa en riesgo. ーPellizcó mi pezón con tanta fuerza que me hizo chillarー. Usted es una bomba de tiempo, señorita Allman. Para este trabajo necesito a una persona que me garantice estabilidad emocional.   

 ーPero… de verdad creí que estaban abusando de esa chica. ¿Qué pretendías que hiciera? ¿Que me quedara mirando como si nada pasara? 

ーNo necesariamente. De haber sido ese el caso, podrías haber buscado la forma de intervenir con discreción.

ー¿Cómo?

ーAh… para eso hace falta creatividad. ¿Acaso no sos una persona creativa?

ーClaro; pero…

ーPero no sabés pensar con frialdad. 

Todo mi cuerpo se estremeció. Danilo había encontrado un punto muy sensible en mi concha y me hizo suspirar. Eso, al mismo tiempo, me llenó de odio y vergüenza. Quería darle un codazo y salir corriendo; pero… por nada del mundo quería perder el trabajo. No tenía lugar adonde ir y estaba segura de que no encontraría ningún otro empleo tan cómodo. Además ya me había encariñado con el espacioso departamento.  

ーNo me eches, por favor ーle supliqué. 

ーEs tarde para lamentos, es una decisión tomada.

ーNo, por favor. No fue para tanto. Te prometo que la próxima vez voy a pensar con más frialdad. 

ーNo te creo. Sos una chica muy apasionada, y eso a veces trae problemas.

ーLo digo de verdad. Antes de llamar a la policía voy a ver si puedo resolver el problema por mi cuenta… de forma discreta.

ーSi tanto querés este puesto de trabajo, demostrame que estás dispuesta a hacer mucho para conservarlo. 

Esas palabras me hicieron estremecer… o tal vez fueron los dedos surcando la raya de mi concha… o los pellizcos en mi pezón. 

ー¿Qué tengo que hacer? ーPregunté, asustada.

ーPonete de rodillas.

No me gustaba para nada el tinte que estaba tomando esta situación; pero no me quedó más remedio que obedecer. Danilo puso sus pesadas manos sobre mis hombros y prácticamente me obligó a arrodillarme. Se colocó delante de mí y sin dar más vueltas, sacó la verga del pantalón. Casi me muero de la impresión cuando la vi. No creía que Danilo fuera un hombre tan bien dotado. La tenía completamente dura y las venas surcaban todo el tronco. El glande, hinchado y rosado, apuntó directo hacia mi cara. Sentí toda la verga rozando mi mejilla.

ーNo… esto no… cualquier cosa menos esto ーsupliqué.

ーNecesito una prueba de tu lealtad, Isadora.

Dio algunos golpes contra mi cara usando su verga como garrote, intenté apartarme pero él me agarró con fuerza de los pelos.

ーDale, nena. Cuanto antes empieces, antes vamos a terminar. Demostrame que realmente te interesa conservar el trabajo. 

Me gustaría decir que me mantuve firme y me alejé de él; pero la realidad es que estaba desesperada por conservar el trabajo. Era demasiado bueno como para dejarlo ir. Me tragué todo mi orgullo junto con buena parte de esa verga.

No empecé a chuparla así sin más, simplemente la mantuve dentro de la boca. Danilo se encargó de que yo tragara más de la mitad, me agarró de los pelos con ambas manos y comenzó a menearse de atrás hacia adelante. 

ーMirame a los ojos ーme dijoー. Quiero ver la carita que ponés mientras me la chupás.

Hice lo que me pedía, pero me mantuve prácticamente estática. Que él me mirara a los ojos, con esa sonrisa tan lasciva, me hizo sentir aún más humillada. Pero había algo en esa situación, algún poder extraño que no era capaz de comprender, que provocaba que mi concha se mojara toda. 

ーPonele un poquito más de ganas, puta… porque te quedás sin trabajo.

Hasta ese momento había dejado mis manos quietas, fuera del asunto. Le agarré la pija con ambas manos y mientras ponía a trabajar mi lengua, lo fui pajeando. Me repetí a mí misma que si no hacía eso, perdería la última oportunidad que tenía para conservar mi empleo. 

No sé cuánto tiempo me tuvo ahí, en el living, de rodillas comiéndole la pija; pero sé que fueron varios minutos. A mí se me hicieron interminables… como su verga. Por más que intenté tragarla completa, no pude.

Él me levantó, tomándome de un brazo, y me llevó a la sala de monitores. Ahí pude ver que a Silvina todavía se la estaban cogiendo. Ella tenía el cuerpo cubierto de sudor y ahora estaba atada boca arriba, con los brazos estirados por encima de su cabeza. La habían atado al respaldar de la cama. El tipo que le enterraba toda la verga en la concha, tenía a Silvina con las piernas bien abiertas y levantas. Ella no podía decir nada, porque tenía algo en la boca que le impedía hablar. Ya no se sacudía tanto como antes, quizás sus fuerzas fueron disminuyendo… o tal vez ya había comenzado a gustarle tanto la cogida que le daba el tipo que no quería luchar. 

En ese momento el sujeto de la cara cubierta desató a Silvina y le dijo: 

ー¿Te vas a portar bien?

Ella, tímidamente, asintió con la cabeza. El tipo le quitó la mordaza, la agarró de los pelos y la hizo bajar de la cama. Silvina se arrodilló delante de él.

ー¿Te vas a portar bien, putita? ーVolvió a preguntarleー. Ella respondió con un susurro casi inaudibleー. No te escucho. ¿Te vas a portar bien? ¿Vas a hacer todo lo que yo te diga?

ーSí.

ーNo te creo.

ーSí… voy a hacer todo lo que me digas. Me voy a portar bien. Voy a ser obediente.

ーAsí me gusta. Bueno, yo me voy. No le cuentes a nadie sobre todo esto.

ーNo… no te vayas ーsuplicó, aferrándose a una de las piernas del tipoー. No te vayas. ¿Querés que te la chupe? Te la chupo toda… y lo hago bien. Lo prometo. 

ーMmm…

ーPor favor. No te vayas. Quiero que me sigas cogiendo. Me gusta mucho tu pija.

Ella, sin esperar respuesta del tipo, le agarró la verga y comenzó a mamarla como si fueran viejos amantes. Silvina mostró un enorme entusiasmo al momento de tragar esa verga y de masturbarla con sus manos. 

ーDeberías aprender de ella ーdijo Daniloー. Así debería ser una empleada de SpyCam. Sumisa y obediente. 

ーYo no voy a ser tu esclava. Ni tu muñeca sexual. No conozco tanto a Silvina pero sé que ella no debería suplicar de esa manera. No debería rebajarse así. Yo no pienso rebajarme.

ーTenés un concepto muy errado de todo esto, nena. Pero bueno, si no te interesa conservar tu trabajo… mañana a las nueve tenés que estar fuera del edificio.

ー¡Hey! Hice lo que me pediste… te chupé la pija…

ーEso no fue nada. Mirá si le voy a dejar este puesto de trabajo a la primera puta que me chupe le verga. Ahora que pienso, quizás debería ofrecerle el puesto a Silvina, ella parece ser la chica ideal para SpyCam. 

Miré la pantalla y pude verla comiendo la verga de ese tipo con una amplia sonrisa. La pendeja lo estaba disfrutando. 

ーNo me eches, por favor.

ーSuplicame de rodillas… de la misma forma en que lo está haciendo Silvina.

Lo dudé durante unos segundos. Podía conservar lo que quedaba de mi orgullo y salir de allí inmediatamente… o podía rebajarme tal y como lo había hecho Silvina con ese tipo enmascarado que se metió en su casa. 

Como ya te imaginarás, Melinda, no perdí el trabajo. Aún sigo siendo parte de SpyCam. Hice lo que debía hacer para conservar mi empleo. Volví a arrodillarme delante de Danilo y esta vez busqué complacerlo de verdad. Intenté poner mi mente en blanco e imaginar que él era un tipo joven y lindo, que era alguien que había conocido en alguna discoteca o en un bar; quería verlo como uno de esos amores fugaces de una sola noche. Quería disfrutar el proceso… y mientras me atragantaba con esa pija tan ancha y lo masturbaba, descubrí que estaba muy excitada. No lo hubiera admitido ni bajo tortura, pero tenía la concha totalmente húmeda y mi lengua buscaba cada punto sensible de esa ancha verga. Moví la cabeza de atrás hacia adelante de forma frenética, de reojo pude ver que Silvina estaba haciendo lo mismo. A las dos no estaban dando de comer buenas pijas.

La parte más humillante llegó cuando Danilo acabó, no tuvo ningún miramiento. Se agarró la verga con una mano y apuntó, como su fuera una manguera de bombero, directamente a mi cara. Espesos chorros de leche empezaron a cubrirme las mejillas, la nariz, la boca, la frente… todo. El muy hijo de puta me dejó llena de leche. Luego sacó su celular y comenzó a tomar fotos. Me pidió que me metiera la verga en la boca, y así lo hice, como si fuera una modelo porno posando para un nuevo set de fotografía. 

ーEstas fotos me las guardo para… entretenimiento personal. Pero no te olviden de que existen, si te portás mal, podrían terminar en internet… y tengo contactos que se encargarían de viralizarlas. ¿Te vas a portar bien?

ーSí…

ーMás fuerte, que no te escucho.

ーSí, me voy a portar bien.

ーAsí me gusta. Bueno, de momento podés conservar tu empleo, pero estás bajo revisión. Vamos a ver qué tal te portás en las próximas semanas. 

Después de decir eso, salió del departamento. Yo me quedé allí, de rodillas, con la cara aún cubierta de semen, mirando cómo Silvina se ponía en cuatro sobre la cama y suplicaba que le metieran toda la pija. El tipo no se hizo esperar. La clavó ahí nomás. Me sorprendió ver que esa pequeña concha fuera capaz de soportar tanto castigo, pero lo hacía. La verga, a pesar de ser tan ancha como la de Danilo, entró perfectamente. Ella gimió, chilló y suplicó para que se la metieran más fuerte. 

ー¿Sos mi puta? ーLe preguntó el tipo, sin dejar de dar duras embestidas.

ーSí, soy tu putita… llename de pija. Cogeme todas las veces que quieras. 

No pude seguir viendo, además ya me imaginaba cómo iba a terminar la cosa. Apagué los monitores y fui a darme una ducha. Me sentía más sucia que nunca, y no me refiero solo al semen que estaba en mi cara. Me sentía sucia por dentro. Había hecho algo que jamás pensé que haría. Siempre creí que yo poseía un carácter fuerte y decidido, que nunca me rebajaría ante otra persona en una situación así; pero lo había hecho. Le había chupado la pija a Danilo, hasta hacerlo acabar. Y lo que más me molestaba era que todo esto apenas había comenzado. 

Sí, Melinda. Sé que todo esto debe ser muy duro de escuchar para vos; pero te recuerdo que, a pesar de que en ese momento me sentí muy humillada, con el tiempo comprendí que en realidad lo disfruté. En la ducha me hice una tremenda paja, pensando en la verga de Danilo, y hasta me tragué parte del semen que tenía en la cara. Me llevé los dedos a la boca y los lamí con sensualidad, mientras con la otra mano me frotaba el clítoris tan rápido como podía. Llegué a tener un fuerte orgasmo, solo comparable a lo que sentí cuando empecé a espiar gente a través de las cámaras ocultas. 

Tengo más cosas para contarte sobre este asunto; pero eso lo dejamos para la próxima ocasión. Te mando un beso grande y no te olvides de que te quiero mucho. 




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