Paraíso Voyeur [09].

 



Lista con todos los capítulos:



09 - Sumisión.


Bueno, Melinda. Sigo contándote sobre mi particular trabajo en SpyCam. Si no recuerdo mal, lo último que te conté fue el método que utilizó Danilo para comprobar mi lealtad hacia la empresa. Le tuve que chupar la pija, tuve que soportar que él me llenara la cara de leche… y además de conservar mi empleo, disfruté de mi castigo.

Intento ponerme en tu lugar, Melinda, y me imagino que debe ser horrible escuchar a tu propia madre reconocer que le gustó que un hombre la obligara a chuparle la pija. Pero… ¿de qué servirían estos videos que estoy grabando para vos si no soy completamente honesta? Quiero que sepas toda la verdad y que me conozcas como realmente soy, con lo bueno y lo malo. Y si alguna vez tenés la oportunidad de chupar una buena pija, hacelo… y espero que lo disfrutes mucho. No quiero ser una madre castradora. A mí me haría muy feliz saber que disfrutás de tu sexualidad, tanto como yo aprendí a disfrutar de la mía. 

Aunque en aquel entonces era joven y todavía no tenía las cosas muy claras. 

Pasé un par de días intentando ordenar mis pensamientos y buscando una explicación hacia la excitación que sentí cuando Danilo me tenía de rodillas ante él, metiéndome toda su verga en la boca. Pero no encontré ninguna que me resultara convincente.

Durante esos días no me atreví a espiar a Silvina. Aún no podía creer que una chica tan dulce disfrutara con el sexo duro. Me confundía mucho verla atada de pies y manos, recibiendo una dura cogida por un tipo muchos años más grande que ella. Seguía sin poder encajar esa imagen con la dulce Silvina que yo conocía… 

Bueno, en realidad no la conocía. No éramos amigas ni teníamos conversaciones. Pero durante los días que pasé espiándola creí llegar a conocerla un poco… y de pronto me encuentro con este turbio secreto. 

¿Qué pensarían los padres de Silvina si llegaran a enterarse de esto? Su hija vivía sola en un departamento y, supuestamente, era una estudiante ejemplar y aplicada. Una chica buena que nunca se olvidaba de llamar a su madre y decirle lo mucho que la quería. ¿Cómo reaccionaría la madre si supiera que a Silvina la habían atado y le habían metido tanto la pija que ella terminó suplicando por más? 

Probablemente los compañeros de curso de Silvina creerían que la chica era virgen, y que no tenía ningún interés por el sexo. Porque ella ni siquiera usaba ropa sugerente. Me generó un incómodo morbo pensar que ni sus compañeros ni profesores tenían idea de que esa chica tan bonita e inocente en realidad era una puta a la que le gustaba que la ataran y que se la cogieran bien fuerte. Ahora entiendo que ese morbo lo sentí porque yo era una de las pocas personas en el mundo que conocía el secreto de Silvina. Yo la había visto coger de esa manera.

Por un lado me moría de ganas de verla otra vez, atada y con un tipo que le metiera toda la verga; pero por el otro lado no podía, porque era como si estuviera destruyendo esa imagen tan pura que me había creado de Silvina.

 Danilo Bermúdez volvió a mi departamento unos días después del incidente con la policía. De inmediato entendí que el objetivo de su visita era recordarme la frágil situación en la que me encontraba. 

Se acercó a mí por detrás y sus manos fueron directamente a mis tetas. Pude sentirlas casi como si me estuviera tocando directamente ya que dentro del departamento no uso corpiño, solamente tenía puesta una remera blanca… la cual me quité. Sí, me quité la remera para que él pudiera manosearme las tetas. Lo hice porque me sentí culpable.

Cuando Danilo sacó su verga y dijo: “Arrodillate, puta… te la vas a comer toda”, yo obedecí. Me arrodillé frente a él y me tragué toda su verga como una buena puta. La tuve dentro de la boca y no me moví, quería sentirla allí, quería recorrer cada centímetro de esa pija con la lengua. Luego empecé con el vaivén de mi cabeza. Quería remediar el daño que había hecho… quería demostrar mi lealtad a SpyCam.

Había estado a punto de traicionar a la empresa. Si se hubiera iniciado una investigación policial, nos hubiéramos visto obligados a confesar que existían cámaras ocultas en todos los departamentos. Eso sería la ruina total para SpyCam… un escándalo internacional. Todos los medios de comunicación hablarían sobre eso durante meses… y yo sería vista como una cómplice más. 

Por eso merecía el castigo que Danilo quisiera imponer sobre mí. Si él quería que yo le chupara la pija, entonces se la chuparía. Estaba enojada conmigo misma, por ser tan imprudente. Por haber actuado sin pensar. Me prometí que de ahora en adelante pensaría con frialdad antes de actuar, para proteger los intereses de SpyCam. Había descubierto un mundo nuevo y no quería quedar fuera de él. 

ー¿Sabés cómo empezó Silvina a ser tan puta? ーMe preguntó Danilo, mientras le chupaba la verga. Era una pregunta capciosa, no necesitaba que yo respondieraー. Vení, te voy a mostrar.

Nos dirigimos a la sala de monitores y él activó su propio código, ahí fue cuando descubrí que Danilo tenía acceso a todo el material grabado por Reynaldo, sin siquiera formar parte del juego. Dicho de otra manera: Danilo podía hacer trampa. 

Se sentó en la cómoda silla que yo usaba para trabajar y buscó unos cuantos videos. Puso en reproducción el primero. Había sido grabado dentro de la casa de Silvina. Ella estaba sentada frente a la computadora, con las piernas abiertas y el pantalón por los tobillos. Se estaba haciendo una frenética paja mientras miraba la pantalla. La cámara también pudo captar lo que ella estaba viendo. Se trataba de un video en el que a una mujer la ataban y la forzaban a tener sexo con dos hombres.

ーA la muy putita le encanta mirar esta clase de videos ーdijo Daniloー. Cuando Reynaldo lo descubrió, se obsesionó con ella. Quería ver cómo se la cogían. El problema era que Silvina nunca se veía con nadie. Solamente se hacía la paja mirando estos videos. No tenía novio, no tenía amantes… ni siquiera un compañero de la universidad que se la cogiera de vez en cuando. No era virgen, al menos no en un sentido físico, porque como verás en este otro video…

La gran pantalla me mostró a Silvina una vez más frente a su computadora, mirando un video de una mujer atada recibiendo una gruesa verga por la concha. La dulce chiquilla, que en ese entonces tendría unos dieciocho años, se estaba metiendo un buen consolador por la concha. Esto me sorprendió mucho, porque nunca la vi usando un juguete sexual; pero allí estaba la prueba irrefutable.

ーTe podrás imaginar la desesperación de Reynaldo… ーcontinuó Daniloー. Siendo tan fan del voyeurismo… con una pendeja tan linda que se calentaba mirando videos porno de bondage y masoquismo, se moría de ganas por verla involucrada en una situación como esa. Pero… no podía encarar a la chica diciéndole: “Sé lo que hacés cuando estás sola en tu departamento”. Eso iría contra las reglas del juego… y ya sabés que Reynaldo se tomaba los juegos muy en serio.

ー¿Y qué hizo? ーPregunté, verdaderamente intrigadaー. ¿Cómo consiguió que Silvina se animara a coger con tipos?

ーBuscó una alternativa. Usó su ingenio. Y acá es donde viene la verdadera lección, y espero que te quede bien clara, porque de lo contrario no vas a poder ocupar el lugar de Reynaldo. Mucha gente cree que usar el ingenio para alcanzar un objetivo requiere tácticas enrevesadas, como salidas de una disparatada película de robos y estafas. Pero la realidad es que las ideas simples suelen dar mejores resultados… y más rápido.

ーYa veo… y lo más simple era…

ーHacerlo él mismo. A Reynaldo no le gustaba mucho eso de involucrarse de forma directa con los inquilinos; pero esta vez era diferente. No hace falta que lo cuente, podés verlo vos misma.

Comenzó la reproducción de un nuevo video. Éste comenzaba en el pasillo que daba al departamento de Silvina. Allí pude ver a Reynaldo, parecía muy nervioso, caminaba de una punta a la otra como un tigre enjaulado. Finalmente tomó coraje y se puso un pasamontañas en la cabeza. Incluso su espesa barba entrecana quedó totalmente cubierta. 

Abrió la puerta del departamento de Silvina usando una llave maestra, la que yo misma tengo en mi poder, en caso de emergencias. Cerró la puerta detrás de él y al resto de lo que ocurrió lo vi desde el punto de vista de las cámaras del interior. 

Silvina estaba masturbándose frente a la computadora… no me extrañaba que Reynaldo hubiera escogido ese preciso momento para hacerle una visita. Él se acercó por detrás… esto parecía una película de terror. La chica vio el reflejo del hombre en la pantalla de su computadora y al darse vuelta quedó pálida. Estaba tan asustada que ni siquiera gritó, más bien emitió un agudo quejido, como el de un globo al desinflarse. 

ーAh… pero miren qué tenemos acá ーdijo Reynaldo, con su voz profundaー. No me esperaba encontrarme con una putita tan linda. ¿Necesitás una mano con eso, nena? ーPreguntó, señalando la vagina de Silvina.

Ella se puso de pie e intentó alejarse de él. Reynaldo la sujetó de un brazo  y haciendo uso de su enorme talla y su fuerza, logró sujetarla. Silvina luchó por su libertad, esta vez sí chilló y gritó; pero sé que nadie pudo oírla. Las paredes del edificio están diseñadas para que los sonidos no se escuchen… a menos que sean muy fuertes… como música a todo volumen, o un disparo. 

Reynaldo utilizó una soga que tenía colgada del cinto. Ató a la chica y la amordazó. La obligó a ponerse de rodillas y la empujó suavemente hacia adelante. La cara de Silvina quedó contra la alfombra y su culo, completamente desnudo, quedó en pompa y expuesto. 

Mientras ella luchaba inútilmente por liberarse, Reynaldo le decía cosas como: “No tengas miedo, no te voy a lastimar… solo quiero divertirme con vos”. Le acarició las nalgas y poco a poco fue llevando sus dedos hasta la concha de Silvina. 

ーMe gusta que ya estés bien mojadita, esto hace las cosas mucho más fáciles.

Él sacó la verga del pantalón y la colocó entre los labios vaginales de Silvina. Ella empezó a suplicar, pidió que no le hiciera nada. Aunque a mí me dio la impresión de que ya no estaba tan asustada como antes. Quizás estaba nerviosa y ansiosa porque su fantasía erótica se estaba volviendo realidad. 

Mientras miraba el video sentí la mano de Danilo entre mis nalgas y no me quejé cuando empezó a acariciarme la concha por arriba de la ropa… tampoco dije nada cuando me bajó el short, dejándome completamente desnuda.

ーNo tengas miedo, chiquita ーle dijo Reynaldo a Silvinaー. Esto te va a gustar mucho… tengo una buena pija para vos.

ーNo… no… no me la metas, por favor. Soy virgen.

ーSí, claro… y yo soy el presidente de la nación. 

Reynaldo no la penetró, pero sí frotó la cabeza de su verga entre los labios vaginales de la indefensa muchacha. Luego de unos segundos, ignorando las súplicas de Silvina, comenzó a enterrarle la verga lentamente. Me di cuenta de que la chica, a pesar de seguir quejándose, levantó un poco la cola, como si estuviera acomodándose para que la verga entrara mejor… y así fue. Reynaldo era un tipo muy bien dotado, al igual que Danilo poseía un mástil bien ancho. 

Y hablando de Danilo… él no se quedó indiferente mientras mirábamos esta grabación. Me sujetó de la cintura y me obligó a sentarme sobre él. Apuntó su verga a mi concha y pude sentir cómo me abría toda. ¡Dios, fue increíble! Seguramente Silvina sintió algo muy parecido cuando Reynaldo la penetró. 

ーTe portaste muy mal ーdijo Danilo, mientras se ponía de pie. Al levantarse su verga se enterró casi completa dentro de mi concha. Me aferré al borde del escritorio y apreté los dientes. Me dolió un poco, pero no me quejéー. Casi arruinás todo el negocio… ¿qué hubiera pasado si la policía te pedía más explicaciones? ¿Eh?

ーSí… lo sé… perdón.

ーPedir perdón no es suficiente. ¿Qué tengo que hacer con vos?

Me agarró de los hombros, llevó su cadera hacia atrás, permitiendo que su verga saliera casi completa, y luego me la clavó toda de una. Solté un grito de dolor. Entendí perfectamente el mensaje… y el morbo se me subió a la cabeza, especialmente porque en el video Silvina ya estaba gimiendo como una puta mientras Reynaldo le daba tremenda cogida.

ーTenés que castigarme ーdije, con los dientes apretadosー. Me merezco un castigo… uno bien duro. ーSí, tan duro como su pija. Eso fue lo que pensé en ese momento. Y Danilo empezó a taladrarme la concha con su duro instrumento de castigoー. Sí… fuerte… me lo merezco ーdije, jadeandoー. Castigame bien fuerte.

Nunca había hecho algo así. El corazón me latía tan rápido que parecía a punto de salir de mi pecho. Jamás imaginé que yo pudiera estar pidiendo esta clase de castigo de un tipo que casi triplicaba mi edad y que, para colmo, era mi jefe. Pero fue una de las situaciones más excitantes que me tocó vivir. 

Seguramente a Silvina le pasó lo mismo mientras Reynaldo la cogía, habrá sentido vergüenza de sí misma, por estar disfrutando en una situación así… pero esa vergüenza hacía que todo fuera más morboso. Siempre me creí una mujer fuerte, incapaz de tolerar la humillación; pero ahí estaba, con las tetas contra el escritorio, suplicándole a Danilo que me castigara duro con su pija, que me la metiera toda, que me dejara la concha abierta y llena de leche… y lo mismo pedía Silvina. Sí… Reynaldo ya la había quebrado. La pequeña muchacha ya estaba gozando como una puta. Ya no se quejaba, solo pedía más… y cuando Reynaldo le puso la verga en la boca, ella la chupó con ganas. 

Tuve un orgasmo muy potente mientras Danilo me cogía. Uno de los orgasmos más deliciosos que experimenté. Y él cumplió con su parte del castigo: me dejó la concha abierta y llena de leche, tal y como yo se lo pedí. 

ーBueno, puta ーdijo Danilo, cuando sacó la pija de mi conchaー. Ya tenés tu merecido castigo… y te aclaro que no va a ser el último.

ーEstá bien… ーdije, jadeandoー. Merezco ser castigada otra vez.

ーAsí me gusta. Te quiero bien puta y obediente. ¿Queda claro?

ーSí, señor. Muy claro. ーEl corazón casi me estalla por lo rápido que latía. Ese fue el momento preciso en el que me sometí completamente a élー. Voy a ser muy puta y obediente. Lo prometo. 

ーQuiero que me lo demuestres… dejame la verga bien limpita.

ーSí, señor.

Me puse de rodillas, frente a él, agarré su verga y la empecé a chupar como si fuera lo más delicioso del mundo. Y bueno… en ese momento para mí lo era. 

Se la mamé durante un largo rato, hasta que no quedó ni el más mínimo rastro de semen. 

ーBien, así me gusta. Estás aprendiendo muy rápido. Podés conservar tu trabajo… siempre y cuando sigas siendo obediente.

ーGracias. Voy a ser obediente.

Jamás pensé que someterme de esa manera pudiera ser tan morbosamente excitante; pero era… y comprendía perfectamente a Silvina.

ー¿Puedo preguntar algo? ーDije.

ー¿Qué querés saber?

ーEntiendo que Reynaldo se la haya cogido… pero ahora ella se acuesta con otros hombres. ¿Cómo llegó a pasar eso?

ーDespués de cogérsela tres o cuatro veces, de la misma forma que viste, Reynaldo le dijo a Silvina que mandaría a otros tipos para que la ataran y le dieran para que tenga. Ella, como buena puta obediente, lo aceptó. Idearon un sistema por el cual ciertos inquilinos de confianza pueden hacerle alguna visita a Silvina. Siempre y cuando ellos respeten las reglas del juego. Como no lastimarla o no revelar sus identidades.

ーEntonces… ¿ella no sabe quiénes son estos tipos?

ーNo. No lo sabe. Tal vez sospecha de algunos, pero aunque estuviera segura, no diría nada. Ella no quiere romper la ilusión de ser cogida por un desconocido. 

ー¿Y cómo es el sistema que emplean? Porque me imagino que ella no siempre estará dispuesta a hacer algo así…

ーExacto. El sistema es muy sencillo, y si observás atentamente las cámaras de vigilancia, vas a darte cuenta cuándo Silvina está dispuesta a dejarse coger. Lo único que tiene que hacer es pegar un sticker de una carita sonriente dentro del ascensor. Es chiquito y lo pega en la parte en una de las esquinas superiores, casi llegando al techo. Casi nadie mira para arriba… y si vieran el sticker no les llamaría la atención. Es solo una carita sonriente. Pero los tipos del edificio que tienen permiso para coger con ella, sí que saben lo que esa carita significa. De esa forma Silvina se puede comunicar con ellos, sin conocerles la cara. Cuando pone un sticker de esos, es muy probable que esa misma noche entre alguien a cogérsela.

ーEl sistema es muy bueno. Pero… ¿y si más de uno de esos tipos se la quiere coger la misma noche? ¿Cómo se organizan entre ellos?

ーAh… eso vas a tener que descubrirlo vos misma. Ya te conté demasiado. Si Reynaldo pudiera hablarme, se enojaría conmigo por haberte mostrado ese video ーseñaló la pantallaー. Se supone que vos solita deberías haberlo desbloqueado. Si querés averiguar más sobre Silvina, o sobre cualquiera de los inquilinos, hacelo por tus propios medios.

ーEstá bien, me queda claro.

Cuando Danilo se fue, volví a mi trabajo. Estaba más entusiasmada que nunca. Quería seguir espiando a la gente. Para colmo, esa misma noche, Silvina tuvo otra visita de uno de sus amigos. ¡Por Dios, la cogida que le metieron! Me pajeé toda la noche viendo cómo la llenaban de pija.



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Comentarios

LyN_Exhibit ha dicho que…
Excelente continuación de está trama como todas las demás historias.

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