Paraíso Voyeur [15].

 


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15 - Alondra Expuesta.



ーAhora sí, Melinda, te voy a contar el resto de lo que pasó con tu tía Alondra antes de que se volviera la vieja amargada que es hoy en día. Porque sí, hubo una época en la que ella tuvo la oportunidad de divertirse a lo grande, y lo probó. Sin embargo, por alguna razón, decidió seguir una vida gris, alejada de toda diversión y, especialmente, alejada de todo acto sexual. ¿Alguna vez conociste un novio de Alondra? Porque yo no. 

>¿En dónde nos habíamos quedado? Ah, sí. Yo estaba apoyada en el escritorio, mientras Danilo me metía la pija. A mi lado, completamente desnuda, mi hermana miraba toda la escena. Se notaba que ella no sabía qué hacer, hasta que mi jefe dijo:


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ーVamos a un lugar donde estemos más cómodos. Habiendo camas tan lindas, ¿por qué tenemos que hacerlo parados? ¿No es cierto, Alondra? ーLe pasó los dedos entre los labios vaginales, ella se estremeció. Pude notar como sus pezones estaban bien duros. 

ーMientras terminemos con esto lo antes posible, vamos donde sea ーdijo Alondra.

ー¿Qué tal un pasillo? ーLe preguntéー. Se ve que eso te gusta… capaz que si tenemos suerte, nos sorprende algún inquilino. ¿Eso te gustaría?

ーNo, claro que no ーdijo, con las mejillas rojas.

ーTengo que admitir que la idea de Isadora es muy buena ーdijo Danilo, sin dejar de meterme la pijaー. A mí me parece que a Alondra le gusta que la vean garchar. ¿Y si le damos el gusto?

ーPor mí, bien ーdije, con las rodillas temblando, en parte por el morbo y también por los tremendos pijazos que estaba recibiendo.

ー¿Qué pensás, Alondra? ¿Dónde podemos ir para que esto sea más interesante? ¿Dónde te gustaría coger? 

ーCon vos, en ningún lado ーhizo silencio por unos segundos, y luego siguió hablandoー. Pero sé que no me vas a dejar en paz hasta que responda algo. No quiero hacer nada que complique mi situación aún más… pero tampoco quiero que vengas dentro de unos días y que me digas que todavía te debo algo. Esto se termina hoy. Sé que este tipo solamente busca humillarme, y quizás crea que me voy a acobardar; pero él no me conoce. ¿Querés que esto sea más interesante? Entonces vamos al balcón.

No podía creer lo que mi hermana estaba diciendo. Obviamente si salíamos desnudas al balcón, un montón de vecinos, de los edificios cercanos, podrían vernos. ¿Cómo es que estaba dispuesta a hacer esto, pero le daba tanta vergüenza que la junta de SpyCam viera su video? En ese momento no lo entendí, de hecho, tardé años en entenderlo. Pero eso te lo cuento en otro momento, Melinda. Ahora lo importante es seguir contándote lo que ocurrió a continuación. 

ーMuy bien, esa idea me gusta todavía más. Pero no vamos a salir al balcón de este departamento, estamos muy arriba, no tendría mucha gracia. Conozco el lugar perfecto. Chicas, pónganse la ropa otra vez… y no se preocupen, dentro de poco se van desnudar otra vez.

Hicimos lo que él dijo, nos vestimos y luego bajamos por el ascensor. Poco después entramos en otro de los edificios que a mí me tocaba vigilar, llegamos al piso quince, que era bastante alto, pero aún había más de diez piso encima de nosotros. 

Danilo nos hizo entrar en un departamento vacío, el cual abrió con su “llave maestra”. Lo único que había en ese lugar eran muebles, no había rastros de inquilinos. Yo misma abrí la puerta-ventana que nos dio acceso al gran balcón. El edificio de enfrente no era uno de los vigilados por SpyCam, eso me tranquilizó, porque de haber algún inconveniente, no tendríamos que responder por qué la encargada de revisar las cámaras estaba dando un numerito erótico en un balcón.

El edificio de enfrente estaba a unos veinticinco metros. Quizás eso te parezca mucho, pero creeme que no lo es, cuando se trata de un edificio. Podés ver la gente que está del otro lado, y estoy segura de que habrá más de un voyerista disfrutando espiar lo que hacen sus vecinos. Más de una mujer desprevenida se debe pasear en tetas, o completamente desnuda, en su departamento, sin sospechar que desde el edificio de enfrente la pueden ver muy bien. 

Danilo nos hizo desnudarnos otra vez, ninguna de las dos se opuso. Él se quitó los pantalones y salió al balcón, con su verga ya erecta otra vez. Al muy desgraciado le importaba poco tener público. Y por lo que vi, a mi hermana tampoco pareció molestarle que la gente del otro edificio pudiera verla. Ella salió, sacando pecho, como si estuviera muy orgullosa de sus grandes tetas. Luego, sin que Danilo se lo pidiera, se arrodilló frente a él y se tragó la pija. Se la tragó con tanta seguridad que incluso me hizo pensar que esa chica no era Alondra, que había sido poseída por algún espíritu ninfómano o algo así. Yo me quedé adentro, observando toda la situación. 

Al cabo de unos minutos me di cuenta que en el edificio de enfrente había curiosos, mirando directamente al balcón. Seguramente tenían una excelente vista de una chica joven y tetona que estaba devorando una gran verga. Además los movimientos exagerados de la cabeza de Alondra hacían más fácil entender qué hacía allí, arrodillada. 

Realmente era impresionante verla tan comprometida con lo que hacía… era una actitud incluso más suelta que la que había mostrado con Rogelio, en el pasillo. 

Luego, ella solita, sin que Danilo tuviera que darle la orden, giró y apoyó sus brazos en la baranda del balcón, dejando que sus tetas colgaran del lado de afuera. Danilo se le acercó por atrás y dijo:

ーCómo se nota que te gustan las pijas grandes, pendeja. Te volvés loca por probarla.

ーCallate y metela de una vez ーdijo ella. 

Su tono me dejó confundida. No estoy segura de si lo dijo para demostrarle a Danilo que ya estaba harta de él, o porque realmente se moría de ganas de sentir esa verga dentro de la concha. La situación comenzó a calentarme cada vez más, especialmente porque el número de curiosos iba en aumento. Algunos estaban solos e intentaban disimular que miraban para este lado. Otros estaban acompañados por amigos, amigas… o incluso por sus parejas. Y Alondra los estaba viendo, ella sabía perfectamente que estaban ahí.

Danilo pudo haber clavado a mi hermana hasta el fondo de la garganta; pero el tipo era astuto. Usó su pija erecta para acariciar la concha de Alondra, que por cierto, tiene unos labios hermosos, que sobresalen un poco de la vulva. Estos labios parecían envolver el glande, que se iba humedeciendo cada vez más, demostrando que mi hermana estaba muy mojada.

ー¡Dale… metemela! ーExclamó ella. Esta vez sí sonó un poco más como una súplica.

ーAntes te hacías la santita, y ahora estás rogando por pija. ーDijo Daniloー. ¿Viste? Yo no me equivoco, vos sos tan puta como tu hermana. 

Antes de que Alondra pudiera responder, la penetró. La verga entró casi completa de un solo envión y mi hermana soltó un fuerte gemido, que se escuchó claramente en el edificio de enfrente. Algunos de los curiosos aplaudieron y festejaron, otros se mostraron horrorizados ante semejante espectáculo, aunque yo creo que estos también lo disfrutaron. 

Con las fuertes embestidas de Danilo, las grandes tetas de Alondra comenzaron a rebotar por encima de la baranda. Este sí que era un show pornográfico digno de ver. Yo era una privilegiada, porque podía ver esa concha, con la verga entrando y saliendo. Aunque también me hubiera gustado ver la cara de Alondra, junto con sus grandes tetas rebotando. 

Danilo estuvo dándole durante unos minutos y luego me dijo:

ーIsadora, traeme una silla, me quiero poner cómodo para que esta puta me coma la pija.

Hice lo que él me pidió, procurando no asomarme mucho. Me gusta espiar a la gente, pero me genera un poquito de incomodidad que me vean… aunque sabía que igual me podían ver, completamente desnuda. Especialmente aquellos que estaban justo frente a la ventana.

Danilo se sentó y la reacción de Alondra fue inmediata, se puso de rodillas, agarró la verga y empezó a darle una chupada descomunal. Empecé a tener cada vez más claro que a mi hermana le estaba gustando todo este asunto, lo estaba disfrutando, a pesar de que los curiosos seguían haciéndose notar con sus vítores y aplausos. 

ー¿Qué estás esperando, Isadora? ーPreguntó mi jefeー. Vos también me la vas a chupar.

No me molestaba chuparle la pija, para nada. Lo hubiera hecho encantada, pero… ¿frente a tantos desconocidos? Eso ya era otra cosa. 

ーPero… el castigo es para ella. 

ーCon todas las veces que me chupaste la pija, ¿ahora me venís con que te da vergüenza?

ーNo quiero que la gente me vea. Yo hice mi parte… ¿por qué tengo que pagar por ella?

ーPorque es tu hermana… ¿y acaso no hacen eso las hermanas? ¿no se cuidan la una a la otra?

ーNo, no voy a salir. Porque sé que no le vas a mostrar el video de Alondra a nadie.

ー¿De verdad pensás eso? Pendeja, mañana mismo el video de la puta de tu hermana puede estar en internet.

ー¡No! ーExclamó Alondraー. Por favor, Isadora. Nunca te pido favores, hacé esto por mí. 

Me quedé quieta, mordiéndome el labio inferior. Quizás las palabras de Danilo no eran más que eso, palabras que se lleva el viento; pero… ¿y si cumplía con su amenaza? ¿Si mi hermana terminaba expuesta en internet? Yo sé que Alondra no hubiera podido vivir con esa humillación. 

ーEstá bien ーdijeー. Pero me debés una… y bien grande.

ーDespués pedime lo que quieras ーdijo Alondra.

Por cierto, hasta el día de hoy, nunca le pedí a mi hermana que me devolviera ese favor. 

Melinda, vos podrás pensar que el favor me lo devolvió al cuidarte durante tantos años; pero no es tan así. Ella te cuidó porque quería mantenerte lejos de mí. No quería que yo fuera una “mala influencia” para vos. Pero ya sos grande y puedo contarte toda mi vida, y espero que seas capaz de comprender por qué hice todo lo que hice.

En fin, volviendo al relato… salí al balcón, sintiéndome observada por un millón de ojos. Por supuesto, no eran tantos; pero eran los suficientes como para que me sintiera cohibida. No sé cómo Alondra se lo tomó tan bien. 

Una vez que me arrodillé junto a mi hermana, los miedo se esfumaron, al menos por unos minutos, porque tenía esa pija para mí… y la compartiría con ella. Esta situación me pareció super morbosa. Comerme una verga junto con mi hermana está entre las cosas más intensas que hice en mi vida… y por suerte lo hicimos más de una vez. 

Chupamos la pija como putas expertas y nuestras lenguas se entrelazaron. Me gustó que Alondra quisiera provocar ese contacto, ella lo buscaba.

ーPárense un ratito ーdijo Daniloー. Quiero que todos vean cómo se comen la boca.

ーPero… somos hermanas ーdijo Alondra.

ーSí, pero los de enfrente no lo saben. Para ellos ustedes dos son putitas anónimas.

En eso tenía mucha razón, ninguno de los curiosos nos conocía.

Nos pusimos de pie y fue la propia Alondra la que lideró la marcha. Me tomó por la cintura, nuestras tetas quedaron pegadas, y aplastadas, no había suficiente espacio entre nosotras para dos pares de ubres. La boca de Alondra se pegó a la mía y la tibieza de sus labios me derritió. La besé con toda la pasión que una mujer puede besar a otra. Tenés que hacer esto, Melinda. Tenés que vivir la experiencia de besar a una mujer, es algo hermoso, te lo puedo asegurar. 

Mientras nos besábamos, Danilo nos acarició las nalgas. Luego, sin que nadie lo pidiera, Alondra se apartó un poquito y comenzó a chupar una de mis tetas. Esto provocó más aplausos en el público. 

ーApa… así que también sos tortillera ーle dijo Danilo.

Alondra ni siquiera se molestó en responder, pero a mí también me quedó la duda de que a mi hermana le gustan las mujeres… o quizás solo lo hizo por la calentura del momento. Por el motivo que sea, me encantó que me chupara la teta. Fue una situación muy extraña para mí, mientras veía su boca succionando mi pezón, no pude dejar de pensar en por qué Alondra se estaba comportando de esa manera. Su forma de actuar no parecía encajar con la hermana que yo conocía. Pero con los años de voyeurismo aprendí que siempre hay una explicación detrás de las acciones de las personas, solo que a veces no tenemos toda la información necesaria para entenderlas. Como dije antes, aún no entiendo del todo a mi hermana. Es como si fuera dos personas diferentes, y yo ni siquiera creo en esas sandeces de la “doble personalidad”. Solo sé que la gente puede comportarse de forma muy diferente cuando creen que nadie los está mirando… o cuando saben que hay una multitud observando. 

 ーVení, putita, sentate en esta ーdijo Danilo, agarrándose la pija.

Mi hermana obedeció sin objeción alguna. Se sentó sobre la verga y además separó mucho sus piernas, como si quisiera que todos los vecinos del edificio de enfrente le vieran toda la concha… y sí que se la vieron… y bien llena de pija. Danilo se la clavó hasta el fondo y ella dio saltos que me parecieron sumamente pornográficos.

Quise devolverle la gentileza que tuvo conmigo, porque supe que ésta sería mi única oportunidad para disfrutar de esas preciosas tetas. Me acerqué a ella por un costado, para no taparle la vista a los curiosos, agarré una de sus tetas y le di un fuerte chupón, justo al lado del pezón.

No sé por qué me generó tanto morbo. Bueno, sí… sé que todo el asunto incestuoso entre Susana y su hijo tuvo un poco que ver con esto; pero también había otros motivos que no me puse analizar en profundidad. Ahora, viéndolo en retrospectiva, creo que quería comprobar si Alondra disfrutaría de tenerme chupando sus tetas mientras un tipo se la cogía. Y sí que lo disfrutó. La muy puta se puso a gemir como loca... y los aplausos del otro edificio se  hicieron notar. 

Mientras le lamía un pezón se me ocurrió ser un poquito más atrevida. Bajé una mano y comencé a acariciarle el clítoris. Sí, Melinda, como te lo cuento… le hice una paja a mi propia  hermana, mientras a ella le clavaban una pija bien grande y venosa. Alondra me besó cuando hice esto, y nos quedamos allí durante unos segundos, entrelazando nuestras lenguas, mientras Danilo seguía dándole para que tenga. 

ーMe encanta que los vecinos disfruten el espectáculo ーdijo mi jefeー, pero ahora quiero que entremos… para estar más cómodos. No se preocupen, putitas, vamos a dejar la ventana abierta para que los del edificio de enfrente puedan seguir viendo cómo ustedes se dejan garchar.

Ninguna de las dos se quejó, al contrario, intercambiamos una sonrisa, como si nos dijéramos en silencio: “Esto me gusta, quiero que nos cojan a las dos juntas”. 

Danilo nos hizo acostarnos en la cama, que estaba en esa misma habitación. Yo fui primera, quedé mirando el techo, y luego Alondra se me tiró encima, por pedido de mi jefe. Volvimos a besarnos apasionadamente, esto lo hicimos sin que nos dieran la orden. Danilo aprovechó, que nos tenía a las dos bien desnudas y abiertas. Se subió a la cama y se colocó entre nosotras. Primero me clavó la pija a mí… 

ー¡Ay, sí! ¡Cogeme toda! ーLe grité. Y fui totalmente sincera. Estaba super caliente. Necesitaba esa pija.

El tipo empezó a bombear con fuerza mientras yo le comía la boca a mi hermana y le apretaba las nalgas con ambas manos. Alondra se movía mucho, a pesar de que a ella no se la estaban cogiendo, y nuestras conchas no hacían más que frotarse. Pude sentir que nuestros clítoris se tocaron más de una vez. Fue hermoso, Melinda. Tenés que probarlo. Y no, no me refiero a que lo hagas con tu tía…. bueno, si querés, sí… aunque te va a costar convencerla. En fin, me refiero a que tenés que probar eso, de frotar concha con concha. Es divino, y super excitante. 

Luego Danilo la clavó a ella y los gemidos de Alondra fueron tan potentes que, estoy segura, se escucharon hasta el edificio de enfrente. Ella me chupó las tetas mientras se la metían, y después de un rato me ofreció una de ellas. Me encantó que lo hiciera, fue como decirme: “Me gusta que mi hermana me chupe las tetas”. Y se las volví a chupar…

No sé qué tan lejos hubiera llegado esta situación si Danilo hubiera podido seguirnos el ritmo. El tipo cogía bien, pero ya tenía sus años, y nosotras éramos dos pendejas con las hormonas super alteradas. Lo hicimos llegar a su límite… y cuando él supo que ya no podía más, se acercó a nuestras bocas y tal y como había hecho unos días antes, nos dio todo su semen.

Fue hermoso compartirlo con Alondra, ella no tuvo ningún inconveniente en chupar esa pija mientras los chorros de leche saltaban, y también me permito a mí hacer lo mismo. Las dos quedamos llenas de ese espeso líquido blanco, y fuimos limpiándolo de a poco, entre besos y lamidas. 

Ese día la pasé tan bien que estuve a punto de confesarle a Alondra todo sobre SpyCam, incluyendo las cámaras ocultas. Por suerte no me dejé llevar por la euforia del momento. Podrás pensar que después de semejante experiencia, Alondra y yo nos volvimos las hermanas más unidas del mundo; pero no fue así. Al contrario, después de ese día nuestra relación se deterioró mucho. Volvimos a vernos y pasaron cosas que prefiero no adelantar, te las contaré en otro momento. Sin embargo nunca llegamos a ser esas hermanas que se aman la una a la otra y que no pueden pasar ni una semana alejadas. 

Sinceramente no sé por qué Alondra se distanció tanto de mí. Quizás algún día se lo puedas preguntar, Melinda. Me encantaría saberlo, aunque la respuesta me duela. Prefiero eso antes que seguir viviendo con incertidumbre.

Y hablando de incertidumbre, no doy más, hija. Necesito saber qué pensás de todo lo que te conté. Quiero que hablemos, por eso no voy a seguir grabando estos videos hasta que tengamos una charla de madre e hija. Y si no podemos hablar como madre e hija, al menos hablemos de mujer a mujer. 

Espero tu respuesta pronto. Y sobre todo, espero que hayas disfrutado tanto como yo de estas historias. Te amo, Melinda. Sos lo más importante en el mundo para mí. 



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