Un Fin de Semana con mis Hermanas [06].

 


Lista de todos los Capítulos.

Un Fin de Semana con mis Hermanas.


Capítulo 06.

La Caja Negra.


Florencia y yo nos quedamos mirando la pantalla con la mandíbula desencajada. Ninguno de los dos daba crédito a lo que estábamos viendo. 

Todo el televisor estaba cubierto por una imagen en alta definición que mostraba claramente a Lucía con una gran verga en la boca… y junto a ella estaba nuestra madre. 

一Pero… ¿qué carajo? 一Preguntó Flor. 

一Eso mismo digo yo. Lucy… ¿qué es esto?

Nuestra hermana pequeña nos ignoró completamente, corrió hasta la computadora y desconectó de un tirón el cable de HDMI, como si eso fuera a borrar de nuestras memorias lo que acabábamos de ver.

El arrebato de Lucy no terminó ahí. Acto seguido agarró la computadora, la cerró y salió corriendo con ella hasta su cuarto, allí se encerró. Y cuando digo que se encerró me refiero a que también le puso llave a la puerta. 

Florencia me miró como si en mi cara estuviera escrita la respuesta a ese enigma. Me puso tan nervioso que me mirara de esa manera que después de unos segundos exploté y dije:

一Dejá de mirarme así. Yo tampoco entiendo nada.

一¿Vos no sabías nada de esto?

一No.

一¿Ni un poquito? Vos y Lucy se llevan bastante bien. ¿No te contó nada?

一Por lo que tengo entendido la relación entre Lucía y vos es mucho más cercana 一dije, aludiendo a las experiencias pseudo lésbicas que tuvieron juntas一. Si vos no sabés nada, entonces yo sé menos que vos.

一Lo de mamá me dejó confundida, pero esto… ni siquiera sé cómo procesarlo. 

一Creo que lo mejor es no pensar en el asunto y esperar a que Lucy nos quiera contar. 

一¿Qué? ¿Estás loco? ¿Viste cómo reaccionó? No nos va a contar nada. Nunca. A menos que…

一¿Que la obliguemos? ¿Eso querés?

一Obligar es una palabra muy fuerte. Podemos persuadirla diciéndole que si ella no nos cuenta, entonces le vamos a preguntar a mamá, al fin y al cabo ella también estaba en las fotos.

一Eso es chantaje. 

一Ah, no te hagas el puritano ahora, Benja. Bien que te sumaste al jueguito ese con las fotos. 

一Si vamos a empezar a echarnos en cara todo lo que hicimos…

一Está bien… está bien. No quiero pelear con vos… pero necesito saber por qué Lucy estaba con una pija en la boca, y mamá la estaba acompañando. ¿Vos qué pensás? ¿Cómo pudieron terminar juntas en una situación como esa?

一Mmm… no sé… quizás ese tipo de la foto es un noviecito de Lucy, uno del que no sabemos nada, y que mamá la sorprendió mientras le chupaba la verga.

一Mamá no parecía muy sorprendida. Hasta sonreía. 

一Bueno, quizás a mamá no le desagradó que Lucy estuviera haciendo un pete. Puede que hasta le haya enseñado algunos truquitos para hacerlo mejor.

一No sé… eso me suena a película porno.

一Ya viste todo lo que hizo mamá en sus fotos. ¿Eso no te suena a película porno?

一Es cierto… lo de mamá es muy raro. No puedo imaginar cómo ella terminaría en un trío con dos tipos…

一O con su hija…

一¿Eh? 一Flor se puso pálida一. ¿Vos creés que mamá y Lucy hicieron un trío?

一Y… no sé… es una posibilidad.

一No aguanto más 一Flor se puse de pie y caminó hacia el cuarto de Lucy一. Necesito preguntarle.

一No te va a responder.

一Ya sé, pero no puedo quedarme callada, esperando 一Dio dos fuertes golpes a la puerta del dormitorio一. Lucy… Lucy… sé que estás ahí. Abrime, por favor. Tenemos que hablar.

一¡No quiero hablar! 一Gritó nuestra hermana menor desde adentro一. ¡Déjenme en paz!

一Lucy 一continuó Flor一. No vamos a pensar mal de vos… solo queremos saber qué fue eso. ¿Por qué mamá y vos estaban…?

一Dije que me dejen en paz!

Se escuchó un fuerte ¡PUM! como si hubiera arrojado algo contra la puerta, quizás una zapatilla… o tal vez le dio una patada. Difícil saberlo con Lucía. Por lo general ella es una chica tranquila, pero sus arrebatos de ira son legendarios. Los de Flor son más frecuentes… pero los de Lucy son más potentes.

一Vamos, Flor 一tomé a mi hermana mayor del brazo一. Dejala en paz, la vas a hacer enojar y va a ser peor. 

一Pero… ¿acaso no querés saber por qué estaba en esa foto con mamá?

一Sí quiero saberlo, pero voy a esperar a que Lucy me lo quiera contar. No la voy a presionar… y vos deberías hacer lo mismo. ¡Lucy! ¿Me escuchás? Quedate tranquila. Descansá. No hace falta que hablemos hoy. Esto puede esperar hasta mañana… o hasta otro día. Cuando quieras hablar con nosotros, te vamos a escuchar.

No hubo respuesta, tampoco la esperé. Arrastré a Florencia lejos de allí.

一¡Soltame! 一Gritó ella.

一Solo si prometés que no vas a molestar a Lucy. 

一Está bien, no la molesto más 一la solté, ella se frotó el brazo, como si yo la hubiera lastimado, a pesar de que prácticamente no usé nada de fuerza一. Estaba pensando… ¿habrá algo más escondido en la pieza de mamá?

一¿Algo como qué? 

一Como otro pen-drive, con más fotos… o lo que sea. Algo que nos ayude a entender mejor todo este asunto. 

一¿Ahora querés revisar la pieza? ¿Después de todo lo que nos puteaste por hacerlo?

一Es diferente… ahora sabemos que mamá tiene muchos secretos… y aparentemente Lucy también. 

一Mmm… está bien. 

Accedí porque a mí también me carcomía la curiosidad. Además no tenía otra cosa para hacer, mi verga ya estaba perdiendo su rigidez y como Flor andaba desnuda sabía que se me iba a parar de nuevo. No quería que ella se quejara de ese pequeño accidente. Quizás si estaba distraída lo dejaría pasar. 

Entramos al cuarto de nuestros padres, todo estaba impecable, nadie podría decir que allí hubo tres personas revisando cajones.

一Lo importante es no desordenar mucho 一dijo Flor一. Hay que ir de a poco y con cuidado. Mamá es muy detallista y si le cambiamos de lugar un calzón, se va a dar cuenta de que estuvimos acá.

一Muy bien 一respondí, sin prestarle mucha atención a sus palabras. 

Florencia ya me daba la espalda y mis ojos estaban fijos en sus redondas nalgas, cuando se agachó delante de la cómoda, pude ver su concha, como si me la estuviera ofreciendo. Y así pasó… la verga se me puso bien dura otra vez. Mi hermana miró de reojo y notó la rigidez de mi miembro, luego volvió a mirar el cajón. Noté que sus mejillas se ponían rojas. ¿Después de todo lo que pasó, aún le daba vergüenza mirarme la pija? Bueno, no la puedo culpar, ver su concha me sigue afectando, como si fuera la primera vez… o como si fuera la primera concha que veo en mi vida. 

Para mantenerme distraído me puse a revisar debajo de la cama. Allí estaba la cajita que originalmente guardaba el pen-drive de mi mamá. Solo que ahora no había nada interesante. Puras boludeces, como tarjetas de crédito viejas (no sé por qué las guarda, si ya no sirven) o comprobantes de retiro de dinero en cajeros automáticos. 

Flor y yo estuvimos revisando cajones durante largos minutos, sin poder encontrar nada de interés. Lo más extraño que vimos fue un paquete de preservativos texturados.

一Qué loco 一dije一. Nunca usé uno de estos.

一No son la gran cosa 一dijo Flor, automáticamente.

一¿Los probaste?

一Em… sí… alguna vez, con mi novio. Pensé que con eso le pondríamos un poquito más de chispa a la relación; pero no sirvió de mucho. Capaz que mamá opina igual que yo. 

一Eso parece, solo se usaron dos del paquete. 

一¿Qué es eso que está allá? 一Preguntó Flor. Se había parado sobre la cama y miraba al fondo de las puertas superiores del placard一. Parece una caja.

一Yo no veo nada.

一No, desde abajo no la vas a ver. Pero ahí está. Vení, ayudame.

Me indicó que me parase junto al placard y que usara mis manos para brindarle apoyo. Ella se trepó y en cuestión de segundos todo su culo quedó contra mi cara. Su concha estaba tan cerca que podía sentir ese aroma a mujer en celo que tanto me gusta. No aguanté la tentación, le pasé la lengua a sus húmedos gajos vaginales.

一¡Ay, tarado! ¿Qué hacés? 一Lo que más me sorprendió fue que ella empezó a reírse. No parecía molesta一. ¡Ay, no.. no… pará! 一Me dijo entre risas一. Me  vas a hacer caer.

一Entonces apurate 一dije, justo antes de darle otra lamida. Esta vez me quedé allí, disfrutando del sabor de su concha. 

一¡Sos un tarado! 一Otra vez la risa. Hacía tiempo que no escuchaba a Flor reírse tanto一. Ya casi la tengo… Ay… pará… no… me voy a caer.

Pero no se cayó. No seré muy fuerte, pero ella es livianita, para mí no significaba un gran esfuerzo sostenerla de esa manera. Cuando empezó a bajar apoyó todo su culo contra mi cara y yo aproveché para darle un fuerte chupón en la concha. Luego Flor dio un salto y cayó de pie, como una gata, con la caja en la mano. 

一¡Ya la tengo! 一Dijo, con alegría一. Estoy segura de que acá debe haber algo interesante.

Yo también sonreí, me alegró que, por fin, ella estuviera tomándose las cosas con más calma. Por un momento temí que mi pequeña broma desatara otro de sus ya conocidos arrebatos de ira.  

一¿Pensás que habrá algo interesante? 一Pregunté一. Porque podrían ser papeles, como viejos recibos de sueldo, o facturas de la luz. 

一Eso lo guardan en los armarios de la oficina. Acá tiene que haber otra cosa. Estoy segura. 

一Bueno, dale… abrí la caja de una puta vez. 

Florencia quitó la tapa y los dos nos quedamos mirando el contenido boquiabiertos. Dentro había varios objetos, todos relacionados con el mismo tema: el sexo. 

Había un consolador con una realista forma de pene, incluso hasta tenía los testículos. ¿Por qué alguien se molestaría en hacer los testículos de un pene falso? Junto a esto había tres conos negros, de distintos tamaños. Los identifiqué al instante, se trataba de estacas anales. Además había un juguete medio raro que estaba formado por varias bolitas unidas la una a la otra. Estas bolitas se iban haciendo cada vez más grandes en un extremo. El último objeto de la caja era un pomo de gel lubricante. 

一¡Lo sabía! 一Exclamó Flor.

一¿Sabías que ibas a encontrar consoladores?

一No, tarado. Sabía que había algo interesante. Al parecer a mamá le gusta divertirse de lo lindo. 

一¿Papá sabrá de esto?

一Supongo que sí.

一¿Estás segura? Ya sabemos que mamá tiene muchos secretos.

一Pero no es lo mismo. Probablemente papá no sepa nada de los tipos con los que anduvo cogiendo mamá; pero esto está en su propio cuarto. Dudo mucho que él no haya visto nunca esta caja.

一Eso es cierto. Bueno… ¿y ahora?

一Y ahora comienza lo más divertido… al menos para mí. 

La miré con gran interés. Ella agarró el dildo y el lubricante. Accionó el pomo y el gel recubrió la piel de goma de ese pene de plástico, luego se tendió en la cama, separó las piernas y apuntó la verga falsa justo hacia el agujero de su concha. Me quedé boquiabierto.

一¿Te vas a pajear con eso?

一Sí, ¿por qué no? 

一¿No era que vos no te hacías la paja?

一Pero esto es diferente… lo hago porque quiero probar el juguetito. Me da curiosidad saber cómo se siente. 

Acto seguido empujó hacia adentro. Todo el glande del dildo se perdió dentro de su concha. Mi verga dio un salto, como un gato que ve un ratón corriendo por la casa. No sé por qué Florencia de pronto está tan relajada como para meterse un consolador delante mío. Aunque sospecho que es por el mismo motivo que yo: los jueguitos previos nos dejaron re calientes. Yo lo admito, quizás a ella le cueste más admitirlo, pero es obvio que está tan excitada como yo… y no sabe cómo hacer para bajar la calentura. Voy a ver si le puedo dar una mano con eso… aunque tendré que ser cauteloso. No puedo mandarme de cabeza. Por más feliz y cachonda que esté Flor, sigue teniendo un carácter de mierda. Ante la más mínima provocación podría morderme, como un bulldog rabioso. 

Me senté en la cama en un punto en el que podía ver su concha con total claridad, pero guardando las distancias, para que ella no se sintiera amenazada. El dildo salió y volvió a hundirse más adentro que antes. 

一Uf… es bastante ancho. Me va a costar meterlo todo.

“Si querés te ayudo”, pensé en decirle. Eso hubiera sido tener poco tacto. Decidí probar con una táctica más indirecta. 

一¿Le pusiste suficiente lubricante? 一Pregunté, agarrando el pomo.

一Tal vez no… ni siquiera sé cuánto es suficiente.

一Probá con un poquito más.

Acerqué el pomo a su concha, como quien acerca un pedazo de carne a la boca de un león. Todo el tiempo miré a Flor a los ojos, intentando adivinar sus pensamientos. No pude descifrar nada, su cara era totalmente neutral. Accioné el pomo y el gel cayó sobre la parte del dildo que todavía no había entrado. Para mi sorpresa, Flor no dijo nada. Se limitó a mover el pene plástico de adentro hacia afuera, una y otra vez, permitiendo que el lubricante se introdujera en su concha.

一¿Mejor? 一Pregunté.

一Sí, mucho mejor.

一¿Y cómo se siente?

一¿Por qué andás tan preguntón, hermano?

一No sé… curiosidad 一pensé rápido一. Quizás a Carolina le gustaría tener un juguetito como este. Pero si la sensación es muy falsa, no le va a gustar.

一Mmm… bueno, dejame probar un ratito y te digo si se siente falso o no. De momento… se siente raro. 

一¿Raro en qué sentido?

一Es que… no me sorprende. A ver… cuando estoy cogiendo con alguien…

一Con tu ex novio, dirás… porque nunca te cogiste a nadie más.

一Eso es lo que vos pensás 一dijo, con una sonrisa maquiavélica. Aparentemente Flor no había sido del todo sincera… o tal vez estaba mintiendo ahora, para no quedar como una puritana一. En fin, cuando estoy cogiendo con alguien lo que más me gusta es no saber cuándo me la van a meter. Que entre por sorpresa.

一Ah, sí… eso lo entiendo. A Caro también le gusta. Por eso ella cierra los ojos cuando cogemos.

一Los cierra por que sos feo, Benja. No te quiere ver la cara.

Sé que no soy feo, Flor también lo sabe. Lo tomé como el típico comentario que haría un amigo bromista. 

一Caro nunca se quejó de mi apariencia… y mucho menos de mi verga. 一Ella se encogió de hombros, dando a entender que ese tema ya había pasado. Decidí aprovechar para avanzar一. Cerrá los ojos.

一¿Qué? ¿Por qué?

一Si querés que se sienta más real, podés cerrar los ojos. 一Agarré suavemente la base del dildo, sin hacer presión一. Pero si no querés… no me quejo. Depende de vos.

Ella me miró fijamente, como si intentara adivinar lo que yo estaba pensando. Puse mi mejor cara de nada. No sé si soy tan bueno en esto como ella, pero funcionó.

一Está bien. 

一Pero no tenés que espiar, sino pierde la gracia. 一Metí la mano debajo de la almohada y saqué el antifaz para dormir de mi papá一. Ponete esto. Es muy bueno, una vez lo probé y no se ve nada. 

Florencia lo miró con recelo.

一¿No vas a intentar nada raro?

一No, nada. Te lo prometo. 一Levanté mi mano derecha, como si estuviera jurando frente a la biblia.

一Bueno, pero cuando yo diga basta… es basta.

一Sí, la que quiere probarlo sos vos, no yo. 

Mi hermana se colocó el antifaz, yo me posicioné frente a ella, con la verga apuntando hacia adelante. Agarré el dildo con una mano y con la otra le di un golpecito en la frente a Flor.

一¡Auch! ¿Qué hacés? Tarado…

一Estoy comprobando que si podés ver.

一No veo nada. 

一Mejor así. ¿Estás lista?

一Supongo…

一Separá un poco más las piernas.

No necesitaba que ella se abriera más, solo se lo dije para comprobar que ella estaba dispuesta a colaborar, y así fue. No sólo separó más las piernas, sino que las levantó y las sujeto con sus manos, por debajo de las rodillas. Estaba totalmente entregada. Mi verga comenzó a palpitar. 

Puse el pulgar derecho junto a su concha y ejercí un poco de presión para abrirla, a Flor no pareció molestarle. Coloqué cuidadosamente el glande de plástico en la entrada de su concha y comencé a empujar lentamente. Definitivamente éste es el mejor fin de semana que pasé en mi vida. 

El consolador entró hasta la mitad y allí fue cuando empecé el bombeo, lento pero a ritmo constante. 

一¿Mejor? 一Pregunté.

一Mmm… sí… bastante mejor. Aunque sería más lindo si no lo hicieras siempre a la misma velocidad. Sorprendeme un poquito.

一Muy bien.

Empujé con fuerza el dildo hacia adentro, se clavó casi completo y Flor soltó un agudo gemido. Lo saqué lentamente y, antes de que saliera todo, lo volví a meter. 

一¡Ay, sí… ahora sí! 一Dijo Flor, entre gemidos一. Ahora sí me gusta.

一¿Y se siente como si fuera uno real?

一Creo que sí… probemos un ratito más y te digo. 

Esa respuesta me gustó mucho porque me invitaba a seguir metiendo el dildo en su concha. Intenté mantener las sorpresas. A veces lo metía lento y otras lo empujaba hasta el fondo de su solo empujón. La concha de Flor estaba muy bien dilatada y pude notar que le estaba gustando mucho, no solo por sus gemidos, sino también por la forma en la que movía todo su cuerpo. A veces ella misma provocaba las penetraciones, al balancearse de atrás hacia adelante. 

Quise aprovechar un poquito mejor la gran oportunidad que tenía. Acerqué más mi pulgar derecho hasta la concha y cuando logré posarlo sobre el clítoris, comencé a moverlo formando pequeños círculos. Los gemidos de Flor se incrementaron y en ningún momento me dijo: “Sacá la mano de ahí, degenerado”, cosa que seguramente habría hecho una semana antes. Este fin de semana había provocado cambios drásticos en la relación con mis hermanas. 

El dildo entró. El dildo salió. Se hundió hasta el fondo una vez más y ya manteníamos un buen ritmo. No era constante, justamente para que Flor no viera venir el momento de la penetración, pero sí era bastante rápido. 

Mientras esta pija plástica le brindaba placer a mi hermana, me di cuenta de un detalle sumamente importante: el dildo era tan ancho como mi verga. El largo no era igual, mi verga en realidad era un poquito más larga; pero el ancho era prácticamente idéntico. 

Una loca idea se instaló en mi cabeza. Era arriesgada y podía llevar a que Florencia se enojara conmigo de por vida. La calentura es traicionera. 

Decidí intentarlo, pero con cautela. Saqué todo el dildo, lo dejé afuera unos segundos, y lo volví a meter. Hice lo mismo dos veces más, hasta que Florencia preguntó:

一¿Qué estás haciendo?

一Nada, ¿por qué?

一¿Por qué lo sacás y tardás tanto en meterlo?

一¿No dijiste que querías que te sorprendiera?

一Mmm… bueno, sí… aunque no me esperaba eso.

一¿Te molesta?

一No, no… solo se me hizo raro. Podés seguir.

一Bien…

一Por cierto, sí que se siente como si fuera real, al menos con los ojos cerrados, casi no hay diferencia. Menos ahora, que el dildo ya está calentito.

一Con razón mamá se lo compró.

一Sí, imagino que lo debe usar mucho cuando papá está en algún viaje de negocios.

一Es probable.

Si el dildo se sentía tan real, entonces había más chances de que mi plan funcionara. Mantuve el consolador entrando y saliendo, mientras yo me preparaba. Me las ingenié para poner lubricante sobre mi verga, me masturbé unos segundos, para que toda quedara bien cubierta de gel, y cuando saqué el dildo una vez más, me mandé de una.

Le metí la pija hasta la mitad, de la misma forma en que lo hubiera hecho con el dildo, y Florencia ni siquiera reaccionó. Su respiración seguía agitada, pero más allá de eso no dio señales de detectar algo diferente. La verga me palpitaba, pidiéndome que fuera por más, y eso hice. Si me quedaba quieto demasiado tiempo, Flor comenzaría a sospechar. Comencé el meneo de adelante hacia atrás, intentando emular los movimientos que hice con el dildo. 

Sujeté una de las piernas de Flor, para tener un mejor punto de apoyo y justo cuando estuve a punto de agarrar la otra me detuve. Eso hubiera sido un gran error. Supuestamente yo estaba usando una de mis manos para mover el dildo, si Flor sentía las dos sobre sus piernas y las penetraciones seguían, sabría que algo raro pasaba. Para evitar cometer ese error, puse la mano izquierda sobre mi verga, como si estuviera agarrando el dildo, incluso era mejor si Flor sentía que mis dedos estaban allí cada vez que se la metía.

一¡Ay, me encanta! 一Dijo con un profundo suspiro一. Se siente muy bien. 

一¿Querés sacarte la venda? 一Fue una estrategia arriesgada, pero funcionó.

一No, así estoy bien. Si no lo veo, la ilusión de que es real se siente mejor.

一Perfecto. 

一Podés seguir, si no te molesta.

一No, para nada, podría estar todo el día así. Es divertido.

一¿Qué te divierte tanto? ¿Verme en concha? 

一Y sí, ya te dije antes, una concha es una concha. A mí me da igual si es de mi hermana… me calienta ver conchas. Si te molesta, puedo parar ahora mismo, pero…

一No me molesta 一me interrumpió. Yo seguía con el meneo de la verga一. Me genera un poquito de orgullo. Nunca tuve mucha autoestima…

一No entiendo por qué, si sos hermosa. Deberías salir más, Flor. Tengo amigos… o amigas, para presentarte.

一¿Y qué te hace pensar que quiero conocer tus “amigas”?

一No sé… solo es una corazonada.

一¿Pensás que soy lesbiana?

一No, pienso que sos curiosa. Y esto lo demuestra. Te gusta experimentar, no me lo podés negar. No te imagino de novia con una chica, pero ahora sé que sí te cogerías a una… al menos para probar.

一Mmm… bueno, si es para probar una o dos veces… puede ser. No me molesta que una chica me chupe la concha.

Esta charla me estaba calentando cada vez más, empecé a moverme más rápido y permití que mi verga fuera más profundo. Cogí muchas veces con Carolina, mi novia, y siempre disfruto al meterle la verga; pero esta vez era distinto, cada penetración venía acompañada del inmenso morbo de estar cogiéndome a una de mis hermanas. 

一¿Y tenés algún amigo que sea bien pijudo, como vos? 一Preguntó.

一No lo sé, no ando mirándole la pija a mis amigos. 

一Qué lástima. Si llegás a saber de uno, me gustaría conocerlo.

一¿Tenés ganas de probar una pija grande?

一Y… sí. No voy a negar, pasé algunos buenos momentos al coger; pero nunca me metieron una pija tan grande como la tuya…

一Bueno, ahora tenés el dildo, que es más o menos igual.

一Más o menos… pero no es lo mismo, yo quiero pija. 

Esto me puso aún más cachondo, empecé a darle con ganas, procurando no tocar sus piernas con ambas manos. Como mi verga estaba entrando prácticamente completa, tuve que sacar mi mano izquierda de ahí. Para no tocar a Flor con ella, la puse detrás de mi espalda. No era la pose más cómoda del mundo, pero sí lo suficientemente eficaz como para disfrutar.  

No sé dónde me voy a esconder si Florencia se quita el antifaz y me ve. Tengo solo dos alternativas para zafar de esta situación: dejarlo ahora mismo y volver a meter el dildo, o hacerlo tan bien que ella termine disfrutando. Ahora mismo me resulta imposible seguir la primera opción, estoy en uno de esos momentos en que mi pija está a cargo de la situación. La segunda opción no me da ninguna garantía, por más que pueda brindarle mucho placer a Florencia, ella igual podría enojarse mucho. 

Mientras me debatía entre estas dos opciones, noté que algo se movía a mi derecha. Me quedé paralizado al ver a Lucía parada junto a la puerta, en su cara había una sonrisa maquiavélica.

一¿Qué están haciendo? 一Preguntó.

一¡Ay! 一Exclamó Flor一. Nada… nada… es que… encontramos un dildo en la caja negra de mamá y Benja me está ayudando a probarlo.

一¿Un dildo? 

一Sí 一agregué, le hice señas, como si estuviera rezándole一. Le dije a Flor que si lo probaba con los ojos vendados lo iba a sentir más real. 

一Ajá… ¿y funciona? 一Lucy cubrió su boca para ahogar su risa.

一Funciona muy bien 一dijo Flor一. Parece real en serio. Si querés después lo podés probar vos.

一Parece interesante. 一Lucy se acercó a la cama y se acostó junto a su hermana一. Es un dildo bastante grande.

一Eso es lo más lindo 一dijo Flor一. Yo quería probar algo grande… ¿y por qué saliste de la pieza? ¿Ahora sí vas a contarnos sobre esa foto?

一Mmm… 一Lucy parecía haber recuperado toda su confianza, y no era para menos, luego de sorprendernos en esta peculiar escena一. No quiero hablar de eso.

一No seas así 一insistió Florencia, que seguía disfrutando de mis embestidas一. Queremos saber cómo terminaste en esa situación con mamá. Te prometemos que no le decimos nada a ella. Nunca se va a enterar que nos contaste. ¿No es cierto, Benja?

一No voy a decir nada, y no tengo apuro porque Lucy me cuente. Puedo esperar a que ella esté lista.

Esta fue una forma de colaborar con Lucía, ahora ella me tiene en su poder, si dice algo sobre lo que está entrando en la concha de Flor, soy hombre muerto.

一Yo sí tengo apuro 一dijo Flor一. Necesito saber por qué Lucy estaba chupando pija con mamá. 

一Está bien 一dijo Lucy一. Hagamos un trato. Yo te cuento todo, pero con una condición.

一¿Cuál? 一Florencia parecía estar bastante tranquila recibiendo mi verga, me dio la impresión de que su concha ya se había acostumbrado a estas penetraciones profundas. 

一Que me chupes la concha… y no me vengas con excusas. Lo digo en serio. Esa es mi condición. No se negocia. ¿La aceptás o no? Así de sencillo.

Debo admitir que Lucy sabe cómo sacar ventaja de cualquier situación. Florencia meditó durante unos segundos, mientras tanto yo seguí enterrándole la verga. Lucía miró este vaivén y volvió a taparse la boca para no soltar una risotada. Al parecer la situación le divertía mucho. 

一Está bien, acepto. Al fin y al cabo ya te la estuve chupando un rato durante el jueguito con las fotos de mamá. ¿Qué me va a hacer chuparla un rato más, si con eso me contás lo que pasó?

一Eso mismo pienso yo 一dije.

一Solo necesito que Lucy prometa que de verdad nos va a contar todo si yo se la chupo.

一Por eso quedate tranquila 一dije一. Yo me voy a encargar de que cumpla su promesa. 

Terminé de hablar y me di cuenta de que me fui de boca. Fui un idiota. Quise hacer valer mi autoridad, cuando Lucy me tiene en sus manos. Soy un infeliz.

一¿Ah si? 一dijo mi  hermana pequeña一. ¿Vos me vas a obligar? ¿Y qué pasa si yo cuento algo que sé? 一Me puse pálido.

一¿Qué sabés? 一Preguntó Flor, llena de curiosidad.

一Algo… sobre Benja… y una chica…

一Ay, ahora me generó intriga. Quiero saber.

一Y quizás te lo cuente… a menos que Benja se porte bien conmigo. ¿Te vas a portar bien conmigo?

“Sucia manipuladora”, pensé. Pero la culpa es mía, por despistado… y por no tomar en cuenta que estoy lidiando con una mente maligna. A pesar de lo dulce que parece Lucy, ya me quedó bien claro que su corazoncito es frío como un témpano. 

一Me voy a portar bien 一dije, casi en un susurro.

一¿Cómo? No te escuché.   

一Dije que me voy a portar bien con vos. 

一¿Y vas a hacer todo lo que yo te diga durante todo el fin de semana largo?

一Em… sí, está bien.

Me sentí un imbécil. Le estaba vendiendo mi alma al diablo… por no pensar antes de hablar. 

一Ok, si ya está todo decidido… nena, empezá a chupar, mientras Benja te mete… el consolador.

Lucy se puso encima de Flor, dándome la espalda. Estaba completamente desnuda. Sus redondas y blancas nalgas quedaron apuntando hacia mí. Sentí la tentación de tocarlas, pero no lo hice. Le había prometido portarme bien y pretendía mantener esa promesa… al menos hasta que estuviera seguro de que Flor no me mataría por mi pequeña broma.

Lucía comenzó a frotar su concha, pude ver claramente como sus dedos recorrían el canal que se formaba entre sus gajos vaginales. Esto me incentivó a darle más duro a Flor, pero aún no me atrevía a hacerlo al ritmo que realmente quería, por miedo a que ella notara la farsa.

一Dale, empezá. No tengo toda la noche. Quiero acabar y después me voy a dormir.

一No, después me tenés que contar todo.

一Es muy largo. Se los cuento mañana, con más tiempo… y con más energía.

一Ufa… está bien.  

A pesar de la queja, Flor se aferró a las nalgas de su hermana menor y acercó su boca rápidamente, como si pretendiera darle un mordisco en la concha. Por supuesto, no hizo eso. Pero sí que la succionó y la lamió con ganas. Ahí no tuve dudas de que a Flor, como mínimo, le generan mucha curiosidad las conchas. Porque nadie le pidió que lo hiciera de esa manera. Ella lo decidió solita.

一Ay, sí… así me gusta. Con ganas. A ver si la chupás mejor que Silvina.

一¿Me estás desafiando? 一Preguntó Flor.

一Quizás… ¿sirve de algo?

一Te voy a demostrar que yo puedo hacerlo mejor que esa chiruza.

Volvió a lanzarse contra la concha, pude ver cómo los labios de su boca se fundían con los de la concha de Lucy. La lengua entró por el agujero y cuando salió, comenzó a lamer el clítoris. Por la pose de Lucy no pude ver esto, solo lo asumí. Si la lengua se movía mucho en esa zona, no había otra alternativa, le estaba comiendo el clítoris. 

Y hablando de clítoris, a Flor se le ocurrió acariciar el suyo. Esto me hizo detenerme abruptamente, por un momento tuve miedo de que ella tocara mi pija y descubriera la verdad. Por suerte no bajó más, al parecer solo quería frotarse el botoncito. 

Volví a mi ritmo anterior, y disfruté de cada segundo. Mi verga estaba de fiesta dentro de esa concha tan húmeda. 

一¿La estás pasando bien, hermanita? 一Preguntó Lucy.

一Mejor de lo que te imaginás 一las palabras de Flor apenas se entendieron, ya que habló casi sin despegar la boca de la concha. 

一Me alegra mucho que te diviertas así con mi concha.

一¿Y vos? 一Preguntó Flor一. ¿Por qué no te divertís un poco chupándole la pija a Benja? El pobre esta ahí, sin disfrutar de nada.

一Ay, Flor… ahora mismo no puedo chuparle la pija a Benja.

一¿Por qué no? ¿Ahora me vas a venir con la excusa de que es tu hermano?

一No… no, a esta altura del partido no tendría problemas en darle una chupadita de pija. Al menos una. Pero no puedo… porque la verga de Benja está dentro de tu concha.

一¿Qué? 一Flor se quedó muy quieta, ni siquiera se sacó el antifaz一. ¿Me estás jodiendo?

一No. ¿No te diste cuenta, nena? Es decir… hay mucha diferencia entre un dildo y una verga real. 

Mi corazón se detuvo… lo que no frenó fue mi verga. Ésta siguió entrando y saliendo de la concha de Flor, como si tuviera voluntad propia.

一No… no me di cuenta.

一Y no parece molestarte mucho, se nota que lo estás disfrutando 一le dijo Lucy一. Así como estás disfrutando al chupar mi concha. ¿O me equivoco? 一Florencia no respondió一. Queda en vos, nena. Podés hacer el escándalo de tu vida o…

一Seguí, Benja 一dijo Florencia一. Seguí… metemela bien duro. Hasta el fondo.

一Así me gusta 一dijo Lucy一. Que seas bien putita. 

No lo podía creer, Flor de verdad estaba aceptando que yo la cogiera. No perdí ni un segundo, agarré sus piernas con ambas manos, me pegué más a ella, y empecé a darle matraca con toda mi energía.

一¡Ay, sí… así…! Nunca me garcharon así… me vas a romper la concha a pijazos.

一Tu concha ya está muy abierta, nena 一dijo Lucy一. Después de esa pija no vas a querer probar una más chica. 

一¿Lo decís por experiencia? 一Preguntó Flor.

一Sí.

一¿Qué? ¿Probaste la verga de Benja?

一No, la de Benja no. Pero sí probé pijas grandes… y más de una.

一¡Contame! No seas así…

一Te cuento mañana… ahora, a chupar, carajo. No te hagás la boluda. Me prometiste que me la ibas a chupar.

一Está bien… está bien…

Se lanzó una vez más contra la concha de su hermana y puso un énfasis casi lésbico. Yo le metí la pija como si estuviera cogiendo con mi novia… aunque el morbo que me cruzaba por el cuerpo era todavía más grande. Quise devolverle el favor a Lucy, ya que gracias a ella descubrí que Flor se vuelve loca por mi verga.

Estiré una mano y agarré una de las estacas anales de mi mamá, la más pequeña. La llené de lubricante y apunté al culo de Lucy.

一¡Apa! ¿Qué es eso? 一Preguntó ella.

一Un juguetito… 一le respondí一. Me imaginé que te iba a gustar.

一¿Y qué te hizo pensar eso? ¿Cuándo dije yo que me gusta que me metan cosas por el culo?

一No sé… simplemente fue una corazonada. ¿Sigo o lo saco?

一Sacalo… 一me lamenté, realmente tenía ganas de ver esa estaca en el culo de Lucy一. Si me van a meter algo por el orto, quiero que lo haga Flor.

一Yo encantada 一dijo ella.

一¿Querés sacarte la venda?

一No, me gusta tener los ojos vendados… además me hace todo más fácil. Prefiero no verles la cara. 

一Bueno, agarrá el conito ese y metémelo por el orto… a ver qué tal se siente.

一No me gusta esto del sexo anal 一aseguró Flor一. Pero es tu culo, no el mío.

Le alcancé la estaca y ella misma apuntó hacia el culo de Lucy. Mientras yo la cogía, ella fue metiendo de a poco la estaca. Era más bien pequeña, por lo que no me sorprendió que, con un poco de presión, consiguiera meterla hasta la mitad. Eso no quería decir que el culo de Lucy no fuera virgen, quizás a la pequeña le dolía, pero por orgullosa no decía nada. 

Las lamidas de Flor se coordinaron muy bien con la estaca anal. A medida que lamía, la estaca se iba hundiendo cada vez más, al igual que mi verga en la concha de Flor. Llegué a meterla completa y eso demostraba que realmente la había dilatado muy bien, de lo contrario no podría recibirla toda adentro sin quejarse. A veces hasta Caro se queja de que se la meto hasta el fondo muy rápido, y eso que ella ya tiene la concha acostumbrada a mi verga.

Fue una noche larga, no por el tiempo que transcurrió, que bien pudieron ser unos pocos minutos, sino por la intensidad. Flor no dejó de chupar la concha y cuando consiguió dilatar bien el culo de Lucy, metió y sacó la estaca bastante rápido, me maravillé al ver cómo ese agujero se abría y se cerraba. Además no chistó en ningún momento por los pijazos que yo le di. 

Cuando llegó el momento del clímax, dije: 

一¿Quién va a ser la puta que se tome toda la leche?

Las dos se rieron al unísono.

一Que sea Florencia, ella se lo ganó 一dijo Lucy一. Además sé que a esta putita le encanta la leche.

一Sí, la quiero toda. Me la voy a tomar toda.

一Pero te la vas a tomar de una forma muy especial 一aseguró Lucy一. Benja, acabame dentro de la concha.

一¿Estás segura? 一Pregunté.

一Sí, muy segura. Sé lo que hago. Dale. Quiero que esta putita se tome toda la leche que salga de mi concha.

Me encantó esa idea, me resultó sumamente fascinante. Sé que con Lucy me voy a llevar muy bien, y si ella maneja a Flor tan bien como lo viene haciendo, los tres la podemos pasar de maravilla.

Cuando la eyaculación fue inminente, acerqué la pija a Lucy, la clavé en su concha y dejé el chorro salir. No la metí mucho, ya que de vez en cuando la saqué para tirar algún chorro de leche directamente contra la boca de Flor, mientras ella me lamía el glande. Luego lo volvía a meter en la concha de Lucy.

Hice eso hasta que ya no salió más leche. Cuando estuve seco, saqué la verga y Flor se prendió al glande. Me lo succionó con tanta fuerza que me provocó una especie de segunda ola. Saltó un chorro de leche tardío, éste terminó directamente dentro de su boca.

Luego me aparté y dejé que mis hermanas finalizaran el ritual. Tal y como prometió, Flor se tomó todo el semen que salió de la concha de Lucy. Chupó con ganas hasta que ya no salió más líquido blanco de ella. Yo observé la escena acostado junto a Flor. Los ojos se me fueron cerrando de a poco. Ya era tarde, estaba cansado, y acabar me produce mucho sueño. Carolina siempre se queja cuando me quedo dormido después de coger… si supiera que a veces simplemente no lo puedo evitar.

Antes de caer presa del sueño, escuché a Lucy decir: “Mañana te cuento de las pijas que nos comimos con mamá”. 




----------------------------------------

Si les gustan mis relatos eróticos, y quieren leer más, pueden apoyarme donando en mi página de Patreon. Esto me ayudaría mucho a dedicar más tiempo a la escritura. Quienes colaboren podrán leer mis relatos nuevos varias semanas antes de que los haga públicos. 




También pueden seguirme en Twitter, donde anuncio cuando publico un nuevo relato.


-----------------------------------------

Comentarios

Arnold Mauricio ha dicho que…
Cómo me encantan éstos hermanos nokomi!!!
Solo falta ver qué ocurrirá cuando Benjamin despierte y lucy cuente cómo diablos acabo en esa situación con su madre!!😱😆
A ver con qué nos sale lucy, se me hace que los detalles qué dirá serán impactantes para Benjamin y Florencia...!!
Saludos y hasta la próxima publicación
chinitus ha dicho que…
exelente relato como me encanta tus historias, no puedo esperar para enterarme que paso con lucy y la madre. y me gusta que flor le este agarrando el gustito al incesto

La Mansión de la Lujuria

Aislado Entre Mujeres

Mi Vecino Superdotado

Intriga Lasciva - El Instituto

La MILF más Deseada

Strip Póker en Familia

El Fruto del Incesto (Malditas Uvas)

Terapia Sexual Intensiva

Transferencia Erótica

Libres en la Oscuridad

Venus a la Deriva [Lucrecia]

Ayudando a Mamá