Intriga Lasciva - El Instituto [43].

 


Capítulo 43.


Evento de Boxeo.


La ropa que tenían puesta quedó dañada por lo que Xamira y Erika tuvieron que “tomar prestadas” cosas que encontraron en los lockers de las otras chicas. Xami se puso un top negro sin corpiño, no se preocupó porque sus tetas son más bien diminutas, pero sí le marcaba mucho los pezones. Además se puso un short elastizado azul que se le metía dentro de las nalgas y le marcaba la raya de la concha como si estuviera pintada. Intentaba acomodársela cuando Erika le dijo:

—Mientras más lo intentes, más adentro de la concha se te va a meter. Te lo digo por experiencia, a veces lo mejor es no luchar y aceptar que se te va a marcar todo el papo.

Ella estaba teniendo el mismo problema, por culpa de un diminuto short fucsia que, además, le dejaba a la vista más de la mitad de las nalgas.

—Obviamente no es mi talle, pero es lo mejor que encontré. No sé qué ponerme arriba.

—Probá con esto…

Xami le alcanzó una blusa de un amarillo muy chillón. Cuando Erika se la puso parecía un cartel de neón que anunciaba “Prostitutas baratas, pase y elija”. Lo sacó del mismo locker que el top negro, era del mismo talle; pero en Erika, con sus enormes tetas, el efecto era muy diferente. Sí, los pezones se le marcaban un montón, parecían a punto de agujerear la tela. Y había más: la mayor parte de las tetas quedaba fuera del top, en especial la parte de abajo. Esos senos tan apretados parecían un matambre arrollado a punto de estallar.

—Te queda lindo —dijo Xamira—. Es muy erótico.

A continuación le tomó una foto a Erika y le pidió que la subiera a sus redes sociales. Resignada, Erika se encogió de hombros.

—Publiqué cosas peores. Esto como que me da igual.

Mientras subía la foto, Xami preguntó:

—¿Creés que Octavio sea Némesis?

—¿Eh? No, no… para nada.

—¿Por qué no? A mí me parece que tiene el suficiente poder y el dinero para serlo.

—Sí, claro. Pero si fuera Némesis, no se hubiera presentado con un seudónimo solo para después mostrar la cara. No tiene sentido. Si hay algo que me queda claro es que Némesis no quiere que sepamos quién es.

—Puede ser, sí… tenés razón. Además el tipo parece fascinado por vos. Cometió un error al dejarnos subir esas fotos… lo hizo por pura calentura. Oriana me escribió y me mandó esto:

Era una captura de pantalla que mostraba a Farah Abdul siendo penetrada en la concha por una verga que solo podía ser la de Octavio.

—Perfecto, en algún momento eso nos puede servir de algo. Bueno, vamos a ver qué mierda están haciendo Fermín y los descerebrados de sus amigos.

Xamira estuvo a punto de preguntarle si de verdad quería ir vestida de esa forma. Sin embargo no lo hizo. Le daba morbo verla deambular con ropa tan provocativa. Había disfrutado mucho chupando la concha de Erika mientras se duchaban y ya tenía ganas de hacerlo otra vez.

Volvieron al gimnasio, lo encontraron completamente vacío y a oscuras; sin embargo, en la puerta del área de boxeo se colaba luz por las rendijas. Se acercaron agudizando el oído, había música que sonaba apagada, los graves hacían vibrar la puerta. Erika usó la tarjeta magnética y al abrir la música sonó mucho más fuerte. No tanto como una discoteca, más bien como un pub. Se acercaron y vieron que en el ring se encontraba Joaquín, el mejor amigo de Fermín, intercambiando golpes con un muchacho al que no conocían. Joaquín parecía tener el combate dominado y desde abajo sus amigos lo alentaban.

No había mucha gente. Fermín estaba rodeado por tres de sus secuaces inseparables, en la pequeña tribuna de madera estaba Farah Abdul con ropa deportiva, sus tetas lucían imponentes. Su piel morena y su mirada dura le daban un aire de princesa árabe. Cada vez que Erika la veía, se le mojaba la concha, le recordaba un poco a Mía Khalifa, y ella se había hecho mil pajas con los videos de esa actriz porno. También la seguía en redes sociales. Era frecuente que Farah publicara fotos luciendo sus tetas al desnudo o diminutas tangas. A veces incluso mostraba la concha, sin ningún tipo de escrúpulos. Había quienes pensaban que ella se dedicaba a la venta de contenido, pero no, Erika sabía que lo hacía por puro gusto. Farah es de buena familia, como casi todos en ese instituto, no necesita dinero.

A las dos les sorprendió ver allí a Aldana Bengoechea, La Vasca. Se estaba vendando las manos, preparándose para boxear. Xamira buscó con la vista una posible contrincante, pero no había ninguna chica que pareciera a punto de subir a un ring. Contando a ellas dos solo había cuatro mujeres y seis varones.

Fermín estaba de brazos cruzados frente a ellas, dándole la espalda. Miraba atentamente la pelea; pero cuando Farah las miró, él giró la cabeza. Al verlas sonrió.

—Hey chicas, ya era hora. Las estábamos esperando.

—¿Sabían que íbamos a venir? —Preguntó Xamira.

—Por supuesto. Las vimos deambulando. Era obvio que iban a entrar tarde o temprano. Para eso el portero les dio la tarjeta magnética. ¿Cierto? El señor Zapata es medio pelotudo, pero a veces sirve para algo. Le gusta entretenerse con las chicas que deambulan desnudas por el instituto. Y a cambio de eso, nos deja entrar a cualquier hora.

Erika se sintió estúpida. Fermín estuvo un paso por delante de ellas todo el tiempo.

En el cuadrilátero uno de los chicos cayó con un golpe seco.

—¡Muy bien, Joaquín! —Exclamó Fermín—. Ya ganaste. Podés bajar de ahí. Ayuden al Jona a bajar del ring. Hay que preparar todo para la siguiente pelea. —Miró a Xamira con una sonrisa maliciosa—. Deberías empezar a vendarte las manos. Tu contrincante te espera.

Con un gesto de la cabeza señaló a La Vasca.

—¿Por qué tengo que pelear con ella?

—Porque yo lo digo. No te preocupes, la que gane se va a llevar una buena recompensa.

—No quiero dinero.

—Acá no apostamos dinero. No nos importa la plata. Nuestras apuestas son más… interesantes. ¿Qué te gustaría tener a cambio de la victoria?

Xamira miró fijamente a la Vasca.

—Tu renuncia al club de boxeo.

—Uh… interesante. Muy bien. Pero si perdés, nos vamos a divertir mucho con tu amiguita la tetona. Y la Vasca puede entrar a nuestro club.

—Si le ponen un dedo encima a Erika…

—No te preocupes, Xami. Confío en vos. Sé que podés ganarle a la Vasca. —Se acercó a la mencionada, la miró con los cachetes inflados de bronca y hablando en voz baja le dijo—. Se supone que vos estabas de nuestra parte.

—Me ofrecieron entrar a su club.

—¿Y eso es lo que querés? Te vas a convertir en una putita más de Fermín y sus amigos.

—Lo sé… y me encanta —dijo con una sonrisa desafiante—. Mirá, Erika… yo no tengo tu cuerpazo, ni tu carita preciosa. A mí los chicos me ignoran o me miran como si fuera un tipo. Ninguno me quiere invitar a salir. En cambio Fermín y sus amigos ya me dieron una muestra de lo bien que cogen. Quiero ser su puta. —El brillo en los ojos de la Vasca se iba haciendo cada vez más intenso—. Que me cojan todos los días… que me rompan el orto. Y si para eso les tengo que chupar la pija todos los días, lo voy a hacer con mucho gusto. Ayer lo hice. Con todos. Me tragué toda la leche. Hasta le comí la concha a Farah. ¿Entendés que puedo coger con Farah cada vez que ella quiera?

Erika miró a Farah, podía entender a la Vasca por sentir atracción por esa preciosa morocha. Pero le parecía demasiado someterse a los abusos de Fermín y sus amigos.

—Muy bien, hacé lo que tengas que hacer. Solo quiero que sepas que te considero una traidora. Vos viniste a buscarnos para solucionar este problema. Vos querías que Fermín renunciara al club de boxeo.

—De eso pueden olvidarse. Decile a Xamira que cambie la recompensa. Ya no me interesa que Fermín renuncie.

—Lo siento mucho, ya hicimos un trato con alguien más. Fermín se tiene que ir del club de boxeo, te guste o no.

Aldana Benogechea la miró con una ira asesina.

—Entonces tendré que romperle la cara a esa putita de Xamira.

—Vamos a ver si podés.

—¿Ya está todo arreglado? —Preguntó Fermín sin esperar respuesta—. Para hacer esta velada más interesante, van a subir al ring desnudas.

—Me gusta la idea —dijo el Joaco mientras se quitaba las vendas—. Hasta podríamos aceitarlas.

—No estaría mal —Farah sonrió y se puso de pie—. Yo me encargo de la Vasca.

Erika y Xamira no protestaron porque sabían que sería inútil. Después de haber subido fotos explícitas a internet ya no les importaba demasiado que las vieran desnudas. Erika se encargó de aceitar todo el fibroso cuerpo de Xamira. Los abdominales de la morocha se marcaron más que nunca. Erika se fijó en la Vasca, ella se tira muy abajo, quizás su cara no es la más agraciada del mundo; pero su cuerpo no es tan diferente al de Xamira. Incluso le parece muy sexy la forma en que se dibuja una “V” entre las caderas y el pubis. Con Xamira ese efecto era aún más potente.

—¿Vamos a usar protector bucal? —Preguntó Xamira.

—No, nada de protectores bucales —respondió Fermín.

Xamira no protestó. Estaba decidida a ganar, con protecciones o no, sabía que podía vencer a la Vasca.

Las contrincantes se subieron al ring y se saludaron golpeando los guantes.

Erika estaba embelesada mirando esos cuerpos tan atléticos completamente aceitados cuando se le acercó Fermín por atrás y le agarró una teta.

—Hey… sin tocar. La pelea todavía no empezó. No me pueden hacer nada si Xamira no pierde.

—Esto es para pagar el derecho a pelear. Aldana ya pagó el suyo… pero Xamira ¿acaso creían que era gratis subirse a ese ring?

Le metió la mano dentro del shortcito y empezó a acariciarle la concha.

—¡Hey, no la toques!

Por desviar la atención, Xamira recibió un duro puñetazo en el lado derecho de su cara. Se tambaleó y tuvo que apoyarse contra las cuerdas para no caer.

—Uf… no te preocupes por mí, amiga. Voy a estar bien… —dijo Erika mientras sentía cómo los dedos de Fermín entraban en su vagina—. Vos concentrate en ganar.

Xamira sabía que no podía hacer nada para evitar que Fermín se sobrepasara con Erika. Debía concentrarse en la Vasca. Le devolvió varios golpes rápidos hasta que pudo conectar un jab de derecha en su ojo. Esto hizo que Aldana se alejara, temerosa de perder la pelea cuando apenas estaba comenzando.

El Joaco se acercó a Erika por delante, la sujetó con fuerza de los pelos y la obligó a tragar buena parte de su verga, que ya estaba completamente erecta y lista para ella. Erika tosió cuando el glande se le metió en la garganta, pero no pudo sacarlo. Ni siquiera pudo quejarse. No tuvo más remedio que chupar. Esto distrajo otra vez a Xamira, que recibió un potente golpe en las costillas. Esta vez respondió rápido, golpeando a la Vasca a la altura de los riñones.

Fermín pellizcó los pezones de Erika que parecían a punto de romper ese pequeño top que no le cubría casi nada. Le fascinaba que esta putita se vistiera de forma tan provocativa. Como le gustaba mucho ese shortcito, decidió no quitárselo. En cambio lo rompió, generando un agujero que dejó expuesta la concha de Erika. Ella protestó, pero no se entendió nada por tener la pija de el Joaco en la boca.

El miembro de Fermín se abrió paso en la concha de Erika. Fue entrando de a poco y Xamira pudo verlo todo desde el ring.

—¡Hijo de puta, eso no era parte del trato!

Fue un gran error desconcentrarse otra vez. La Vasca la golpeó tan duro en la cara que esta vez quedó arrodillada en la lona. Aldana aprovechó este momento para empujar la cabeza de Xamira contra su concha y le dijo:

—Chupá, puta… chupá…

Xamira no quería hacerlo, pero era difícil apartarse. Los labios vaginales de la Vasca se frotaban contra su boca. Joaquín sacó la verga de la boca de Erika para que ella pudiera ver lo que le estaban haciendo a su amiga.

—¡Hey, eso es trampa! —Erika forcejeó pero Fermín la castigó con duras embestidas—. ¡Ay, la puta madre! Eso me dolió.

—No es trampa —dijo Joaco—. Es parte del combate. La que cae de rodillas le tiene que chupar la concha a la otra antes de poder levantarse.

—Ey, nunca explicaron eso —las nalgas de Erika rebotaban dentro del short con cada embestida de Fermín—. Juegan sucio.

—Estas peleas no son comunes —dijo Fermín—. ¿Por qué te creés que las organizamos sin que nadie se entere? Dale, flaca… chupale la concha a la Vasca, de lo contrario quedás descalificada. No te preocupes, si vos la ponés de rodillas a ella, también te la tiene que chupar.

Esto le dio una motivación a Xamira. Estaba de rodillas, humillada; pero podía devolverle la gentileza a la Vasca. Sacó la lengua y la pasó por esa concha, la lamió como lo había hecho en las duchas con Erika. Quería hacerlo bien, para que después Aldana estuviera obligada a responder de la misma manera. Después de lamer durante unos segundos, se le permitió ponerse de pie.

Dio saltitos por todo el ring, esquivando los golpes que tiraba su contrincante. Aprovechó solo un instante para fijarse en Erika. Uno de los amigos de Fermín le metió la verga en la boca y otro tomó el lugar del lider y la penetró por la concha. Esos hijos de puta ya se estaban aprovechando de ella, a pesar de que el combate no había terminado. Supo que la única forma de detenerlos era ganando. Le tiró una rápida seguidilla de golpes a la Vasca y logró conectar varios, obligándola a irse contra las cuerdas.

—¡Efo… amiffffgaa… efoooo!! —Celebró Erika mientras le daban de comer pija—. ¡Fffompele la cafraa a esa puffftaa! ¡Diooff! Metefffllaa deffpafiiiooo hijjffooo de pufftaaa…

Fermí y sus amigos se reían con la actitud cómica y desafiante de Erika. Mientras disfrutaban de la pelea se fueron turnando para abusar de ella. Cada vez que Erika intentó zafarse, la agarraron entre varios y le clavaron una verga por la concha o por el culo. De a poco fue perdiendo su escasa ropa. Primero le quitaron las zapatillas, después perdió el top. Sus tetas quedaron rebotando a la vista de todos. Al shorchito lo rompieron a tirones. Cuando quedó completamente desnuda comenzaron a aceirarla, pero sin dejar de meterle pija. Su voluptuoso cuerpo brillaba bajo las luces del gimnasio.

De reojo Erika vio como Farah Abdul se desnudaba. Ella también cubrió su hermoso cuerpo con aceite, sin que nadie se lo pidiera. A Erika le pareció una de las mujeres más hermosas que vio en su vida. Farah se acercó a ella y le dijo:

—Me vas a comer toda la concha, boludita.

—Siii… te la chupo toda hermosa…

—¡Erika!

—Perdón, Xami… es que esta morocha me vuelve loca.

—Chupala.

—Sii señora… lo que usted mande… ¡que diosa, por favorr!

Le metió la lengua dentro de la concha y comenzó a chupar con devoción. Xamira no podía culparla, Farah era realmente preciosa, ella también se moría de ganas de acostarse con ella. Aunque no se hubiera rebajado tanto como Erika. Ver esa escena de sexo lésbico la desconcentro y la Vasca aprovechó para darle de lleno en la boca del estómago. Una vez más Xamira cayó de rodillas. Ella, que se jactaba de tener más orgullo que Erika, también tuvo que lamer la concha que le pusieron en la cara. Lo hizo durante más tiempo que antes porque el golpe la dejó sin aire. Lo mejor era tomárselo con calma y recuperar el aliento antes de seguir.

La pelea se reanudó cuando Fermín volvió a penetrar a Erika, ella ya estaba en cuatro en el suelo, aferrada a las piernas de Farah.

—Chupame el culo…

—Ay, si… te chupo todo el orto… dioss… me lo como todo…

Farah se dio vuelta y Erika, obediente, le metió la lengua por el agujero del culo. El Joaco aprovechó para penetrar por la concha a Farah, como tantas veces había hecho antes. Si alguien había disfrutado mil veces de todas esas pijas era Farah… y todo el mundo lo sabía. Ella no tenía ningún problema en mostrar en redes sociales su afición a la verga. Erika se había matado a pajas viendo los videos donde Farah cogía con tres o cuatro tipos a la vez y se sentía privilegiada de poder lamer ese hermoso culo por el que pasaron tantas vergas.

Xamira conectó una seguidilla de jabs y cerró el remate con un gancho a la mandíbula. La Vasca cayó a la lona con todo el peso de su cuerpo. Fue tan estrepitoso que todos se detuvieron y miraron el ring. Todo parecía haber terminado. Aldana Bengoechea tenía la cara pegada a la lona. Pero aún no estaba vencida… con dificultad logró ponerse de rodillas. Xamira se acercó a ella con aire triunfante.

—Ahora te toca chupar a vos, hija de puta.

Le puso la concha contra la cara y disfrutó al máximo de las lamidas entre sus labios y su clítoris, sabían a gloria. Meneó la cadera para frotarle la concha en toda la cara. La humillaría tanto como pudiera. A Erika la estaban destrozando, pero todo se terminaría pronto. Un golpe más como ese y la Vasca ya no se levantaría.

El Joaco se tendió en el piso y obligaron a Erika a sentarse sobre su verga. Se le metió hasta el fondo de la concha. Intentó luchar, pero fue inútil. La tenían sujetada por ambos brazos y las vergas de todos los amigotes de Fermín pasaban por su boca, una tras otra. A pesar de la bronca, Xamira no pudo negar que era realmente excitante ver a Erika cogiendo con tantos tipos. ¿Estaría mal estirar un poco más la pelea solo para ver cómo la llenaban de pija? ¿Sería una traición?

—¡No, por la cola no! Porfiss… por la cola no. —Protestó Erika, sin embargo no dejó de saltar sobre la pija de el Joaco.

—¿Por qué no? —Preguntó Fermín con una risita socarrona—. Ya sabemos que tu culo no es virgen.

—No, no… lo que pasa es que ¡auuuu! —La verga entró en su culo y se fue directo hasta el fondo. Los ojos de Erika se pusieron en blanco y la baba se le cayó por la comisura de los labios—. Si me la meten por el culo me pongo muy puta… dioss, ¡qué rico!

Xamira vio cómo le hacían una tremenda doble penetración a su amiga y entendió que Erika tiene una debilidad por el sexo anal. Con razón le pidió a Octavio y a sus secuaces que siguieran dándole por el culo.

—¿Te gusta, putita? —Preguntó Fermín mientras le daba duro.

—Siiii… ufff… me encanta… me pone puta… por favor, sacala… sacala… Xamira, ganá la pelea, por favor. O me van a quebrar… esto me gusta mucho… dioss, qué rico… dioss —cada embestida era aún más deliciosa, en su fuero interno quería luchar contra esas potentes oleadas de placer, pero le resultaba imposible—. Amiga, me van a domar… por favor, ganá… o me van a dejar suplicando por pija.

—¿Querés que te la meta yo también por el orto? —Preguntó uno de los amigos de Fermín.

—Siii… ay, quiero decir no… o sí… no, no… no me la metas, es que… me gusta mucho cuando sale una verga y entra otra. Se siente demasiado rico cuando me la meten con el culo bien dilatado. No lo hagas… porfisss…

—¡Erika! No les digas lo que te gusta —le gritó Xamira desde el ring.

—Perdón, no puedo evitarlo es que… —Fermín se apartó y dejó que su compañero penetrara el culo dilatado y aceitado de Erika—. Siiiiii diossss… que delicia… —su lengua colgaba fuera de la boca y chorreaba baba, sus ojos se bizquearon como los de las chicas hentai—. Siii, dame duro… me gusta mucho cuando me clavan fuerte por el orto. Me van a romper, amiga… me van a romper. Ay… mi cola quiere pija. —Uno de los amigos de Fermín eyaculó en su boca—. Uy, sí… dame de tomar lechita. ¡Qué rica! Mmmm… —Tragó hasta la última gota de semen—. Apurate amiga, me van a romper.

Xamira entendió que Erika no se refería a que la iban a romper físicamente. Lo que pendía de un hilo era su estabilidad mental. La estaban llevando al límite del morbo. No podía culparla, ella sintió algo parecido cuando Alexis se la cogió, aunque él no logró “romperla”.

Nunca vio venir el puñetazo de la Vasca. Se le sacudió el mundo y antes de que se diera cuenta ya estaba de rodillas con una jugosa concha frotándose en su cara. La empezó a chupar instintivamente. Su maltrecho cerebro le recordó que eso era parte de las reglas del combate y debía hacerlo.

—Dale, puta… meteme la lengua… meteme la lengua.

Xamira chupó un rato más y cuando intentó ponerse de pie, Aldana volvió a golpearla, dejándola de rodillas otra vez.

—No, ni hablar. Esta pelea ya se terminó. Me vas a comer la concha, puta…

Allí fue cuando Aldana comenzó a mear directamente en la boca de Xamira. Ella estaba aturdida y derrotada. Se quedó con la boca abierta recibiendo todo ese abundante líquido y no pudo hacer nada.

—Me parece que tu amiguita perdió…

—Mejor… mejorr… dame verga… quiero pija… Ya me rompieron, Xami… ya me rompieron. No te preocupes por perder. Ya me rompieron.

—¿Querés más lechita? —Ofreció Fermín, triunfante, mientras la agarraba de los pelos.

—Sii… y subí un video a Twitter mostrando cómo me la das de tomar… subilo… haceme tomar la leche y que todos lo vean.

Xamira se sintió fatal al escuchar eso. Sabía que no era parte de una estrategia de Erika. Realmente lograron doblegarla. Quería que la humillaran públicamente, en redes sociales. Y por supuesto que Fermín lo hizo. La llenó de semen y ella lo tomó todo, con los ojos bizcos de placer. El video fue publicado y todos en el instituto se enteraron de que Fermín había hecho suya a Erika, la putita kawaii… la hermana de Kamilexia.

A Xamira no le quedó más remedio que aceptar su derrota, ya no tenía fuerzas para enfrentar a la Vasca. Había perdido y sus planes de que Fermín renunciara al club se habían ido a la mierda. Para autoflagelarse se obligó a chupar la concha de Aldana con fervor, incluso agradeció que ella volviera a mearla.

«Me lo merezco, por fallarle a Erika».

Siguieron largos minutos de desenfreno sexual contra Erika. Xamira se limitó a chupar la concha de la Vasca mientras ella se burlaba y se proclamaba victoriosa. La muy desgraciada de Aldana hasta se dio el gusto de acabar en su boca.

Cuando por fin pudo bajar del ring, lo hizo tambaleándose. Erika estaba cubierta de aceite, sudor y semen. Se acercó a ella, solo quería irse de allí.

—Vamos, Erika —Xamira tiró con fuerza del brazo de su amiga.

—No, no… quiero pija… quiero pija…

—Yo te voy a dar pija, por el orto —dijo uno de los amigos de Fermín.

—Siii… siii metemela, metemela…

Su lengua quedó colgando fuera de la boca y los ojos se le fueron para atrás cuando ese miembro erecto se hundió en su culo.

—¡Erika!

—Perdón, Xami… ¡ay, qué rico! ¡qué rico!

—Me parece que tu amiguita quiere quedarse un rato más —dijo Fermín—. Y yo voy a aprovechar, para jugar con tu hermoso culo.

Le agarró una nalga pero Xamira se apartó rápidamente.

—No me vas a poner una mano encima, si me tocás, te cago a trompadas.

—Si tenés ganas de pelear… ¿por qué no subimos al ring?

Lo miró de arriba a abajo. Sentía que tenía una deuda pendiente con ese hijo de puta por hacerle trampa durante la pelea.

—Dale, vamos a ver si te la bancás.

Subieron al ring mientras Erika deliraba en un éxtasis de placer recibiendo vergas por todos sus agujeros.

Cuando recibió el primer golpe, Xamira supo que había cometido un gran error. Fue con la mano abierta, pero estaba débil por su reciente derrota y toda su cabeza se sacudió. Logró conectarle un par de puñetazos en la cara. Fermín se tambaleó y cuando notó que la comisura de sus labios sangraba, mostró una sonrisa demoníaca.

—Ok, flaquita, vos te lo buscaste… ahora vas a ver lo que es bueno…

La golpeó dos veces más, con la mano abierta, una vez en cada mejilla. Fueron golpes rápidos y muy potentes. Xamira retrocedió contra un rincón. Fermín la sujetó por el cuello y le metió la verga por la concha.

—¡¡Auch!!

—Eso, amiga… que te la metan a vos también —dijo Erika, se sacudía rodeada de pijas—. Así vas a saber lo que es bueno… —el que le daba por el culo le cedió su lugar a otro, que la penetró sin clemencia—. Dioss, qué delicia. Siii… demne con todo… y a esa putita también… rómpanle el culo…

—¡Erika!

—Perdón, amiga… es que ya me rompieron. Me hicieron su puta… ahora les pertenezco.

—¿Querés ser mi mascota? —Le pregunto Farah Abdul mientras la sujetaba por el pelo.

—Sí, si quiero… quiero ser tu mascota. Quiero ser tu putita.

Y empezó a chuparle la concha.

Xamira luchó contra Fermín. Hizo todo lo que pudo; pero la diferencia de fuerza era abismal. Ese tipo estaba muy bien entrenado y a pesar de no ser corpulento, los músculos de sus brazos eran pura fibra. Se las ingenió para darle la vuelta y separó sus piernas usando los pies.

—Ahora te voy a hacer gozar como una puta, flaquita…

Xamira sintió un fuerte dolor agudo cuando la verga de Fermín empezó a entrar en su culo. Se aferró a las cuerdas e intentó usar sus brazos como un gato hidráulico, para alejarse del rincón. Fue contraproducente, al retroceder solo logró que la verga entrara más.

—Epa… ¿qué es esto? ¿Un culito virgen? Me sorprendiste, flaca… pensé que a este culo hermoso ya te lo habían hecho varias veces.

Xamira se sintió aún más desdichada. No solo había sido humillada por la Vasca sino que además Fermín la tenía bajo su poder. Él le arrebataría la virginidad de su culo y ella no podría hacer nada. La verga fue entrando más y más mientras Aldana le ofrecía su concha a Erika, ella chupaba con devoción y seguía montando cuanta pija le pusieran debajo.

Su desfloración anal dolorosa y humillante, pero sintió alivio cuando el dolor por fin desapareció. La verga logró entrar toda y cuando creía que lo peor ya había pasado, sintió auténtico miedo. Esa pija se movía dentro y fuera de su culo, bombeando constantemente y… se estaba sintiendo bien. Realmente bien. Ese hijo de puta de Fermín sabía cómo usar su falo. La estaba haciendo gemir de placer. Ella resopló con los dientes apretados y ya no intentó zafarse. Sabía que era inútil. Sin embargo, se preguntó si dejó de luchar por sentirse vencida o porque la pija en el culo se sentía de maravilla.

«Este hijo de puta me va a romper el orto… ¿qué va a pensar mi mamá cuando se entere? A su querida hija… la humillaron y le hicieron el culo, como a una puta barata».

Los gemidos de Erika resonaban en todo el gimnasio y pronto los de Xamira se le unieron.


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Fueron liberadas en el transcurso de la madrugada. Se divirtieron con ellas durante horas. La que se llevó la peor parte fue Erika, que no la dejaron en paz ni por un minuto. Xamira en cambio solo fue penetrada por Fermín. Sin embargo él le dio principalmente por el culo. Lo que más le dolió (en el orgullo) fue tener que quedarse en cuatro sobre la lona mientras él le bombeaba el culo.

Cuando por fin las liberaron, volvieron al vestuario. Mientras se duchaban, Farah miraba a Xamira y a Erika con una sonrisa triunfal. Las habían derrotado plenamente y ya no podrían hacer nada al respecto… o al menos eso es lo que creía Farah.

Cuando se acercó a los lockers para vestirse, descubrió que a esas dos les quedaba un truco bajo la manga. Erika le puso la pantalla del celular en la cara. Farah se vio a sí misma penetrada por una gruesa verga.

—¿Y qué tiene? —dijo, encogiéndose de hombros—. ¿Me van a amenazar con publicarla? —Se rió con socarronería—. Tengo un montón de fotos más zarpadas que esa publicadas en Twitter. Hasta tengo videos donde me están dando por el culo.

—Sí, pero no con esta pija —Erika sonrió y Farah se puso repentinamente seria—. Sí, sabemos quién es este tipo. Octavio Lanzani.

—Si hacen pública esa foto, pueden darse por muertas.

—No queremos publicarla. Solo se la vamos a mostrar a Fermín. Queremos saber qué opinará él cuando se entere que comparte amante con su odioso padre.

Farah perdió toda su seguridad, quedó pálida y con la boca abierta.

—Hijas de puta.

—Sabemos que Fermín odia a su padre —dijo Xamira—. Si se entera que él se coge a su “noviecita” no solo se va a armar un quilombo bárbaro, sino que también te va a echar de su selecto grupito de amigos. Te vas a perder toda la diversión y ya nadie te va a proteger. Mucha gente te odia en este instituto, si no te hacen nada es porque Fermín te protege. Sin él, vas a quedar a merced de los lobos.

—¿Qué es lo que quieren?

—Que denuncies a Fermín —dijo Erika—. Por robarle las cosas a las chicas y hacer que deambulen desnudas por el instituto. Eso es más que suficiente para que lo expulsen del club de boxeo. Y lo mejor es que su padre no va a poner ninguna queja. Para el instituto esto va a ser algo muy bueno, será una forma de demostrarle a todos que nadie, ni siquiera el hijo de Octavio Lanzani, puede violar las normas.

Farah se quedó en silencio analizando la situación. Sabía que estaría perdida si Fermín se enteraba de sus aventuras con Octavio. Ese chico realmente odia a su padre, ni siquiera tolera que él mire el escote de Farah. Desde que empezaron su extraña relación Fermín fue muy claro: «Podés hacer lo que quieras, acostate con quien quieras… menos con el hijo de puta de mi papá». Al principio ella cumplió con este acuerdo, hasta que un día Octavio la encontró sola deambulando desnuda en su casa y se la llevó a la cama solo con mostrarle la pija erecta. Ella no pudo contenerse, Octavio siempre le resultó atractivo. Además la hacía sentir importante eso de ser la joven amante de un capo mafioso. Si Fermín supiera, podría iniciar una guerra con su padre, no por amor a ella, sino por rencor a su padre.

—¿Vas a denunciar a Fermín o tenemos que mostrarle cómo su odioso padre se la pasa bien con vos? —Preguntó Xamira.

—¿Me garantizan que él no se va a enterar que fui yo?

—No te preocupes por eso —le dijo Erika—. Va a ser una denuncia anónima. En primer lugar va a sospechar de mí o de Xamira, quizás hasta de la Vasca. Hasta puede que sospeche de uno de los pelotudos de sus amigos; pero nunca va a sospechar de vos.

—¿Por qué no lo denuncian ustedes?

—Lo vamos a hacer —aseguró Xamira—. Pero con nosotras no va a ser suficiente. Necesitamos un testigo, alguien cercano a Fermín.

—Está bien, lo voy a denunciar. Si les soy sincera, a mí también me tiene harta el club de boxeo. A veces me la paso bien; pero la mayoría de las peleas son aburridas.

—Y otra cosita… —agregó Erika—. Rogelio Zapata, el conserje. Sabemos que colabora con Fermín. Eso se terminó.

—¿También lo tengo que denunciar?

—No. Queremos que de ahora en adelante trabaje para nosotras. Solo tenés que convencerlo de que lo vas a denunciar… a menos que haga siempre lo que nosotras le pedimos.

Farah mostró una sonrisa picarona.

—Eso no va a pasar. Rogelio solo colabora si cree que puede ganar algo. No lo van a doblegar con amenazas. ¿Saben qué va a pasar si lo denuncian? Nada. Absolutamente nada. Podrá parecer un imbécil, pero quizás sea uno de los tipos con más poder en el instituto.

—¿El portero? —Preguntó Xamira, incrédula.

—Sí, aunque su poder no reside en darle órdenes a los directivos. Piensen un poquito, ¿por qué el portero de este instituto podría tener tanto poder?

Erika analizó rápidamente todo el panorama y llegó a una conclusión:

—Sabe demasiado.

—Exacto. Es portero desde hace muchos años, quién sabe cuántos. Sabe todo lo que pasa en el instituto. Tiene fotos, videos y demás evidencias que podrían hundir a prácticamente cualquiera dentro de este edificio. Fermín quiso unirlo a nuestro “grupo de trabajo”; pero Zapata no se asocia con nadie. Solo colaboró con nosotros porque se cogía a todas las putitas que deambulaban desnudas por los pasillos. Si quieren obtener algo de él, le tienen que dar algo a cambio. Algo bueno. Por cierto, si eso se le termina, va a estar muy enojado con ustedes, así que anden con cuidado. No es un tipo brillante; pero puede joderles la vida si se lo propone. Cuenten conmigo para denunciar a Fermín. Con el conserje no me voy a meter. No soy estúpida.

—Está bien, tendremos que conformarnos con que Fermín abandone el club —dijo Erika.

—Y que quede claro que vos seguís siendo mi mascota.

—Sí, señora —la actitud seria de Erika se borró en un instante—. Lo que usted diga. Cuando usted mande.

—Arrodillate y chupame la concha.

—Claro que sí… con mucho gusto.

Se agachó y empezó a comerle la vagina con una devoción enfermiza. Farah comenzó a grabarla con su celular.

—¿Lo publico en internet? —Fue una pregunta capciosa.

—Sí, mostrale a todo el mundo como ahora soy tu putita. Que todo el mundo sepa que Erika Arias-Ballester es la perrita de Farah Abdul. Quiero que mees, ama. Meame para marcarme como tu puta.

Farah comenzó a orinarla y ella abrió la boca. Mientras el líquido salía a chorros, no dejó de lamerle la concha. Sus ojos eran los de una fanática adicta al sexo.

—Erika…

—Me rompieron, amiga… me rompieron.

Xamira sintió cómo el pecho se le comprimía. Su amiga había sido doblegada. «Me hicieron su puta… ahora les pertenezco». Había dicho. Ahora entendía el verdadero significado de esas palabras.

Tal y como habían previsto, expulsaron a Fermín del club de boxeo y su padre no emitió ni una sola queja. Esta noticia se regó como pólvora en todo el instituto. Aquellos de actitud más rebelde comenzaron a comportarse de mejor manera, porque el mensaje fue claro: ni el hijo de Octavio Lanzani se puede salvar de la ira de la Junta Directiva. Esas arpías ahora caminaban empoderadas por los pasillos, rebajando con la mirada a todo el que se cruzara en su camino. Querían recordarle a todos que ellas mandaban y que harían todo lo posible para averiguar quién hizo las filtraciones. Al responsable de ese vil acto le esperaba la expulsión directa… y todos eran sospechosos.


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