Image Taboo [Arizu] (03) - La Gran Influencer.


Modelo de la Foto: Lena Paul.


Capítulo 03.


La Gran Influencer.



―1―


Arizu estaba atravesando una situación complicada por culpa de las falsificaciones generadas con Image Taboo, por eso invitó a su amiga, y fotógrafa personal, Melisa Nevares. Le haría bien tener una cara familiar cerca, y alguien de confianza con quien poder conversar.

Abrió la puerta principal y allí estaba Melisa, con su abundante cabellera repleta de pequeños tirabuzones castaños, la miraba con sus grandes ojos marrones y una sonrisa que la hacía parecer una desequilibrada mental; pero esto divertía a Arizu. Le gustaba que Melisa Nevares estuviera un poquito loca, la hacía una persona más interesante. Además era una locura inofensiva, ella sería incapaz de lastimar a alguien.

―Estás muy linda ―dijo Melisa, y le dio un fuerte abrazo a la rubia. 

―Gracias, y vos estás… normal, para tus estándares.

Melisa Nevares tenía puesta una blusa de chillones colores psicodélicos y una pollera plisada turquesa, que le llegaba hasta la mitad de la pantorrilla. Arizu no podía entender en qué cabeza esa selección de indumentaria podría combinar; pero ya estaba acostumbrada a ver a Melisa vestida de forma absurdamente colorida. Al fin y al cabo ella era artista, y su ropa anunciaba a gritos que era excéntrica, como gran parte de los artistas. 

Entraron juntas a la casa y se instalaron en el living, donde Arizu tenía preparado el té con algunas facturas y masas finas. 

―Ay, cuántas cosas ricas ―dijo Melisa―. De acá voy a salir rodando.

―Tarada, si estás más flaca que yo. Para que vos salgas rodando tendrías que comerte toda la reserva alimentaria del país.

―Pero soy de buen comer…

―Sí, eso es cierto. No sé cómo una persona tan chiquita puede comer tanto. 

Arizu tenía una estatura que se podría considerar normal, para una mujer; Melisa, en cambio, era una cabeza más baja que ella. Se sentaron y la anfitriona sirvió el té en hermosas tazas de porcelana. Melisa miró detenidamente estas ornamentadas tazas y se preguntó cuánto habían costado. Ella no podía permitirse un lujo semejante, pero Arizu sí; al fin y al cabo era la influencer más exitosa del país y poseía los mejores contratos con los mejores auspiciantes.

―Che, Laura ―cuando Melisa quería hablar de un tema serio con su amiga, acostumbraba a llamarla por su verdadero nombre―. No quiero parecer una metida, pero me imagino que no la estarás pasando nada bien con todo este asunto de Image Taboo. Si querés hablar con alguien de ese tema, entonces podés contar conmigo.

―Gracias, Meli. De verdad. Sí, necesito hablar de eso con alguien de confianza. Me conoce mucha gente, pero tengo pocos amigos. Me puse muy contenta cuando dijiste que venías a visitarme.

―Quería asegurarme de que estuvieras bien ―dijo Meli, con una de sus carismáticas sonrisas. Arizu a veces pensaba que la fotógrafa también podría dedicarse a hacer videos para internet, y así aprovechar su simpatía natural.

―Estoy bien, de a poco lo voy sobrellevando. Pero es muy estresante. Cada video nuevo que sale de Aglaya, me pone en un gran problema.

―Cuando mis padres vieron el primer video que subió Aglaya, casi se mueren de un disgusto. Al igual que todos, ellos creyeron que el video era real. 

―¡Ay, qué horror! Habrán pensado muy mal de mí.

Arizu conocía bien a Liana y Leonel, los padres de Melisa. Ellos también se dedicaban a generar videos para YouTube y se habían vuelto muy populares, no tanto como Arizu; pero sí estaban entre los mayores representantes Moralistas a nivel familiar. Sus tres hijos, incluida Melisa, habían participado en varios de los videos realizados por sus padres. En general se trataba de un contenido muy simpático y puro, nunca se metían en temas controversiales y se encargaban de recomendar productos, (ya sea series, películas, música, o lo que fuera), que ayudaran a reforzar los valores que los Moralistas defendían. 

―En realidad no. Se solidarizaron con vos ―aseguró Melisa, mientras tomaba un sorbo de té―. Ellos pensaron que se trataba de algún video que habías grabado con uno de los dos novios que tuviste, lo cual no sería algo tan grave… al fin y al cabo eran tus novios.

―Sí, pero los Moralistas defendemos el sexo después del matrimonio ―le recordó Arizu. Ella misma había sufrido varios ataques cuando empezó a correrse el rumor de que ella no era virgen.

―Es cierto, pero tampoco es que se prohíba el sexo extramatrimonial. Mis padres tuvieron relaciones antes de casarse, y concretaron el matrimonio cuando mi mamá quedó embarazada de Aldana, mi hermana mayor. A lo que voy es que mis padres pensaron que uno de esos ex novios tuyos había subido ese video a internet, a modo de venganza. 

―Lo cual no tiene mucho sentido. Mis dos relaciones terminaron en buenos términos.

―Sí, lo sé; pero era la única explicación posible, al menos desde el punto de vista de ellos.

―¿Y vos qué pensaste? ―Melisa tomó un gran sorbo de té y desvió la mirada―. Dale, Meli… contame. Quiero saber. Podés decir cualquier barbaridad que no me voy a ofender.

―¿Estás segura?

―Sí, ya estoy curada de espanto. Hay una enorme cantidad de teorías absurdas dando vuelta por internet, porque a pesar de que haya quedado demostrada la falsificación, algunos aseguran que los videos míos son los reales, y los falsos son los que se usaron para generarlo. Algunas de estas personas dicen que subí esos videos para ganar seguidores. Otros afirman que en realidad me estoy prostituyendo, porque el tipo del video es un millonario que me pagó muchísimo dinero por acostarse conmigo… y por grabarlo. También están los que dicen que me dejé coger por ese tipo para obtener un mejor contrato con uno de mis auspiciantes… como que eso es parte de la “negociación”. ―Arizu sintió un escalofrío al decir esto―. En fin, hay miles de teorías locas. En serio no me voy a enojar con vos. Creíste que el video era real… porque se veía real. Entonces, ¿qué pensaste?

―Em… creí que… que estabas cumpliendo alguna loca fantasía sexual. 

―¿Qué fantasía? ―Preguntó Arizu, intrigada. Sonrió y tomó un sorbo de su taza de té.

―Una fantasía exhibicionista… ―Arizu levantó una ceja―. Pensé que tal vez tuvieras algún… gustito especial… o sea… supuse que te gusta que la gente te vea desnuda… y teniendo sexo. Ahora que sé que el video era falso, pensar esto es una locura…

―¿Pero qué te llevó a sacar esa conclusión? 

―No… nada… ―volvió a tomar otro sorbo de té y sus ojos marrones esquivaron la mirada de la rubia. 

―Dale, Meli… decime. Algo te llevó a pensar de esa manera. Esa “loca idea” no se metió en tu cabeza solo porque sí.

―Em, bueno…

―Decime.

―Está bien, está bien. No te enojes. Pero desde ya te digo que esto no se lo conté a nadie… es secreto profesional. Yo soy tu fotógrafa desde hace ya dos años… en ese lapso de tiempo hicimos ¿cuántas sesiones? 

―No sé, muchas… tengo un montón de carpetas con fotos que me sacaste vos.

―Y me encanta que así sea. Me apasiona sacar fotos, y especialmente tuyas… sos una modelo excelente. La cámara te ama. ―Arizu sonrió―. Y bueno… entre tantas sesiones noté algo que me causó curiosidad. 

―¿Qué cosa?

―Por favor no te enojes…

―Me voy a enojar si no me contás de una buena vez. Estamos entre amigas, necesito tener a alguien con quien pueda hablar con libertad. Estamos solas, acá nadie puede escucharnos. Hablemos con franqueza. ¿Qué fue lo que te causó curiosidad?

―Que haya aceptado sacarte… ciertas fotos. Ya sabés a cuáles me refiero… a las fotos en ropa interior… en lencería. 

―Ya hablamos de ese tema, me dijiste que vos no lo considerabas como algo malo, si es que las fotos eran para uso privado. 

―Sí, y realmente pienso eso. Además yo soy una fiel creyente de que el cuerpo humano es algo hermoso, la desnudez… o semi-desnudez, no me resulta algo obsceno. Es simplemente… anatomía humana… y es algo muy bello. 

―Eso fue lo mismo que me dijiste la primera vez que hicimos una sesión de fotos en ropa interior.

―Y te lo repetí cuando esa ropa interior se convirtió en “lencería sugerente”. 

Arizu recordaba perfectamente haberse comprado medias, portaligas, tangas y corpiños semi-transparente, para poder usarlos en esas sesiones de fotos de Melisa. Su fotógrafa era la única persona que la había visto usar ese tipo de ropa. 

―Sí, y te dije que…

―Que lo hacías pensando en el futuro… por si algún día conocías al hombre ideal, con quien poder casarte. Pensabas regalarle esas fotos en una ocasión especial, y te digo que me parece algo hermoso. Yo nunca te juzgué ni un poquito por sacarte esas fotos, al contrario, fueron las sesiones que más disfruté. Como te dije, a mí la desnudez no me resulta obscena. Considero que una sesión de fotos con una persona desnuda, si se hace de la forma apropiada, podría tener mucho valor artístico. Pero es muy difícil encontrar personas que estén dispuestas a desnudarse, aunque sea para una situación que no tiene connotaciones directamente sexuales. 

―Me imagino… especialmente hoy en día, con el auge de las políticas Moralistas.

―Lo decís como si te molestara.

―No me molesta.

―Pero…

Arizu tomó un poco de té y reconsideró lo que podía decir y lo que no. Le había exigido a Melisa que fuera honesta, y tal vez ella debería seguir esa misma línea.

―Pero a veces me pongo a pensar que ciertas normas Moralistas pueden ser un poquito estrictas. Esto es algo que quiero hablar con mis seguidores, y sé que no va a ser fácil. Mi éxito en internet se basa, principalmente, en que siempre apoyé las normas moralistas, y las pocas críticas que hice fueron muy leves. Esta vez, con todo este asunto de Image Taboo, tal vez deba ir más lejos. 

―¿Qué es lo que te parece muy estricto? ―Quiso saber Melisa, con genuino interés.

―Que, por ejemplo, no se pueda dar una clase de educación sexual… porque la sola mención de la palabra “sexo” ya parece obscena. Entiendo que los Moralistas defienden el sexo como parte de la procreación… y también imagino que varios, en su intimidad, también van un poquito más allá. Pero la gente joven está creciendo prácticamente en una completa ignorancia del sexo… bueno, nosotras, con la edad que tenemos, prácticamente estamos en ese grupo de gente. El único requisito para poder crearse una cuenta en TuVip es ser mayor de dieciocho años, y hay mucha gente de esa edad que tiene un verdadero interés por aprender sobre el sexo. Lo poco que aprendieron fue por magras experiencias propias, o por haber leído algo por ahí… 

―Es cierto, a mí me pasa lo mismo. Me considero una gran ignorante en muchos aspectos sexuales. Nunca hablo de este tema con nadie… a mí me encantaría que vos salieras a educar un poco a la gente joven sobre este tema.

―Pero yo de sexo sé poco y nada… no soy virgen, eso no es secreto. Pero tampoco es que tenga mucha experiencia. Para colmo todo el asunto de Image Taboo amenaza con desvirtuar mucho el acto sexual propiamente dicho. Algunos de estos jóvenes vieron por primera vez algo relacionado al sexo en uno de estos videos falsos que se hicieron con mi imagen.

―En uno de tus videos mencionaste una sexóloga… ¿cómo se llamaba?

―Fátima Méndez. 

―Podrías pedirle ayuda a ella.

―Lo pensé. Fátima me cae muy simpática, me gustan sus videos, pero… se nota mucho que en YouTube no puede ni hablar del tema. A veces ni se entiende qué es lo que está explicando, porque tiene que hablar evitando un montón de palabras. No puede decir ni la palabra “clítoris”... imaginate. 

―No sabía que las normas de internet se habían vuelto tan estrictas. Vos sabés que yo vengo de una familia muy moralista; pero eso me parece un abuso… y alguien tiene que hacer algo al respecto. De lo contrario vamos a llegar a un punto donde todo esto va a estallar, porque la gente no puede vivir tanto tiempo con una presión social tan grande.

―Eso es exactamente lo que pienso… y estoy dispuesta a hacer algo, aunque esto me traiga problemas. Sé que me va a traer problemas.

―Sos muy valiente… yo no me atrevería a hacer eso. 

―Lo voy a hacer, pero me da mucho miedo. Pero quiero que algunas personas dejen de ver el sexo como algo prohibido. Considero que, si se lo hace dentro de ciertos límites morales, entonces no debería tener nada de malo. 

―Claro, como a mí me gustaría explicarle a la gente que una sesión de desnudo artístico no es algo obsceno. De hecho, durante mucho tiempo fue una práctica habitual en el arte erótico. Hay fotos maravillosas… 

―¿Y dónde viste esas fotos?

―Em… bueno… en TuVip… pero no me meto a mirar pornografía. De verdad, te lo juro ―Melisa comenzó a ponerse nerviosa―. Solamente miro fotos de desnudos artísticos, y no me parecen nada obscenas, al contrario, son muy hermosas. Y no solo las que se sacan en blanco y negro, los colores también quedan muy bien, si se usa la iluminación apropiada. Pero, como te dije, no es fácil convencer gente de que se puede hacer esto sin sentirse fuera de los “límites moralistas”.

―Creo que yo me animaría a hacerlo.

―¿De verdad? ―Los ojos de Melisa brillaron.

―Tal vez… no sé… tengo que pensarlo bien.

―Está bien, yo no te voy a presionar con eso… es tu cuerpo, la que decide sos vos. Solo quiero que sepas que si te animás a hacerlo, ni siquiera te voy a cobrar por la sesión. 

―Si lo hago te voy a pagar, eso no se discute. 

―Pero…

―Pero nada. Es tu trabajo, no puedo permitir que lo hagas gratis. Si no me aceptás el pago, entonces no lo hago.

―Está bien… ―Melisa agachó la cabeza como un cachorrito al que retaron por orinar en la sala. 

―De más está decir que estas fotos serías privadas… igual que las que me saqué en ropa interior.

―Sí, por supuesto. No se las muestro a nadie, ni siquiera a mi propia familia. 

―Me parece bien, lo que más aprecio de vos es tu discreción.

―Sí voy a sacarle fotos a una de las personas más famosas del país, tengo que ser discreta.

―Hey, quien te oiga decir eso va a pensar que yo soy una loca excéntrica. Lo más loco que hice frente a una cámara fue sacarme esas fotos en lencería… y no hay día en el que no me pregunte si actué apropiadamente.

―Lo que hiciste no tiene nada de malo, tampoco es que te hayas puesto a publicar las fotos…

―Pero vos pensaste que yo podría estar lo suficientemente loca como para publicar un video porno.

―Perdón, fue una tontería. Pero es que… sin ánimo de juzgar, que te animaras a sacarte esas fotos me hizo pensar que tal vez podrías tener un poquito de… exhibicionista. Ahora sé que no es así. 

―Bueno, gracias por ser sincera.

Durante el resto de la tarde hablaron de temas que se alejaban mucho de Image Taboo y se acercaban más al Moralismo puro y duro. 


―2―



Al día siguiente Arizu se llevó una nueva gran sorpresa al descubrir que Aglaya había subido a TuVip otra de sus falsificaciones; pero su “modus operandi” había cambiado. Las falsificaciones anteriores habían sido fáciles de demostrar porque Algaya usó imágenes porno reales, y solo se limitó a agregar la cara de Arizu. Pero esta vez había ido mucho más lejos con su talento para usar Image Taboo, tanto que la propia Arizu se quedó sorprendida. Aglaya había usado un video real de la influencer, uno que ella misma había subido a YouTube unos meses atrás y lo hizo con la intención de defenderse de las injustas acusaciones que recibió por usar escotes. De hecho grabó ese mismo video usando uno, para demostrar que no era un asunto por el que se tuviera que armar un escándalo. Aglaya había tomado fragmentos del video original y lo había modificado añadiendo pequeños fragmentos generados por Image Taboo. Arizu se sentó frente a la pantalla y se dispuso a ver el video por segunda vez, prestando más atención a los detalles. 

―Estoy en todo mi derecho a usar un escote ―comenzó diciendo la Arizu del video original―, eso no significa que sea una “cualquiera” ni que esté dispuesta a que todo el mundo venga a manosearme los pechos. —Aquí entró el primer añadido de Aglaya—. Sé que tengo buenas tetas, y que muchos se mueren por tocármelas —la Arizu del video se apretó los pechos—. Pero no se las puedo ofrecer a todo el mundo, por más que quiera. —Luego siguió un fragmento del original—. Los pechos son parte de mi anatomía, yo no elegí que crecieran tanto. Pero tampoco tengo por qué avergonzarme de ellos; pasé mucho tiempo haciéndolo, pero ya me cansé. ―Un nuevo agregado de Aglaya―. Tengo escotes más grandes que este, tal vez algún día me verán usarlos ―dijo la Arizu falsa, mientras usaba ambas manos para agrandar el escote que llevaba puesto, sus pechos se vieron mucho más, llegando a notarse el borde de las areolas de los pezones. A la Arizu real, la que estaba viendo ocurrir todo esto en pantalla, se le subió el corazón a la garganta. Más de una vez pensó en aparecer frente a la cámara usando escotes que llegaran hasta el borde de sus pezones. No pretendía hacerlo para provocar a nadie, sino para mostrarse orgullosa de las hermosas tetas que la madre naturaleza le dio y que no había ninguna vergüenza en ser tetona y en dejar que los pechos se vieran un poco. Pero nunca se animó a llegar tan lejos. Pero Aglaya le mostró cómo se vería en caso de que se animara a hacerlo. El fragmento falso terminó, para empalmarse perfectamente con el video original―. Me molesta mucho que la gente piense que las mujeres “pechugonas” somos unas “cualquiera”, solo por tener mucho busto o por usar un escote. Es como tachar de degenerado a un hombre solo por sonreírle a una mujer en una discoteca. Me gustan mis pechos, me siento cómodos con ellos. ―Aquí se empalmó otro segmento creado por Aglaya―. Ya fue, voy a mostrar las tetas, porque no hay nada de malo en eso. Si los hombres pueden andar sin nada en el pecho, ¿por qué las mujeres no podemos? —La falsa Arizu se quitó la blusa, mostrando sus prominentes tetas y sacudiéndolas un poco para la audiencia. Luego volvió a cubrirlas, y el video regresó a la normalidad—. No es un defecto físico del que tenga que huír. Para decirlo con otras palabras: tener pechos grandes no es ningún acto de vulgaridad, es parte de mi biología. Además los escotes que uso no son tan exagerados, como algunos dicen, solamente lo parecen, por el tamaño de mis pechos. Se puede ser una mujer respetable y usar, ocasionalmente, algo de ropa un poquito más sensual, y eso no significa que vaya a exhibirme, como lo hacen en TuViP y en otras webs similares. —Acá volvió a aparecer la mano de Aglaya—. Me encantaría exponerme así, les juro que me calienta mucho saber que se pajean mirándome. ¿Quieren que también les muestre un poco el culo? ―La Arizu generada por Image Taboo se puso de pie, dando la espalda a la cámara, y se quitó el pantalón. No llevaba ropa interior, por lo que además de su culo pudo verse una rechoncha vagina completamente depilada―. ¿Les gusto? ¿Quién me quiere meter la pija? Si tiene la verga grande, yo me dejo coger. Tengo debilidad por las pijas grandes. No me importa que los Moralistas vayan en contra de eso, yo veo una buena pija y abro la concha… para que me den una buena cogida.

Todas estas palabras hicieron vibrar, en cuerpo y mente, a la Arizu que observaba toda la escena desde su cómoda silla ergonómica. Lo que más le atemorizó de esas declaraciones es que removieron ecos de su pasado. Ahora sí que estaba asustada de verdad, el tal Aglaya parecía capaz de meterse en su mente… o tal vez fuera solo casualidad. El asunto estaba tomando tonalidades esotéricas y eso provocó que sus manos comenzaran a temblar.

La Arizu de la pantalla volvió a ponerse la ropa y el video retomó su estado original, tal y como había sido grabado. 

―No confundan la sensualidad con vulgaridad. Está bien que se haga una lucha para que hombres y mujeres no sean vistos como mero objetos sexuales, pero eso no significa que debamos eliminar la sensualidad de la mujer, y la virilidad del hombre; porque son rasgos naturales que nos hacen ser quienes somos. ―Un último fragmento falso agregado por Image Taboo―. Hablando de virilidad, ¡qué ganas tengo de comerme una buena pija! Pero una grande, eh… de esas que me gustan a mí. ―Luego de ésto Arizu se despedía y el video terminaba.

La Arizu real se quedó mirando la pantalla que aún mostraba el último frame del video, congelado. Permaneció así hasta que dejó de temblar. No tenía idea de cómo haría para demostrar que este video también se trataba de una falsificación. Esta vez Aglaya no había usado imágenes de tercero, se había dedicado a alterar imágenes que ella realmente había grabado. Pero algo tenía que hacer, no podía quedarse de brazos cruzados y esperar que sus seguidores simplemente asumieran que todo era falso, solo porque había sido subido por Aglaya. Además el propio Aglaya había dejado un comentario: “¿Qué pasa si les digo que este video es real?” Eso equivalía a tirar una bomba en el living de la casa de Arizu. 

Desesperada la influencer hizo lo que mejor sabía hacer: grabó un video. Se defendió a sí misma y destacó las habilidades que tenía Aglaya para usar Image Taboo. No se extendió demasiado, fue algo breve, para salir del paso hasta que se le ocurriera algo mejor. 


―3―


Anastasia Bernal había sido criada, como buena moralista, para obedecer y respetar a sus padres, por eso no empezó a reproducir el video en cuanto lo encontró. En lugar de eso se levantó y fue en busca de su madre, Vilma Bernal.

―Mamá… hay algo que tenemos que ver ―sabía que incluirse a sí misma en esa sentencia era un movimiento arriesgado, porque cuando su madre supiera a qué tipo de contenido se refería, podría prohibirselo. Pero, al parecer, Vilma estaba tan preocupada como ella.

―¿Es otra cosa sobre Arizu? ―Ya habían atravesado ese duro momento de ver un video sexual que incluía la imagen de Arizu y se alegraron mucho cuando la influencer demostró que era falso. Vilma no quería que su hija volviera a atravesar un momento como ese; pero sabía que no todo terminaría tan rápido―. Seguramente es falso… ya viste que se demostraron que se subieron unos cuantos videos falsos.

―Sí, pero este es diferente.

―¿Y cómo sabés que es diferente? ¿Lo viste? ―Vilma gruñó como una loba que pretende atemorizar a su cría, para educarla. Aunque su cría ya hubiera cumplido los dieciocho años, ella seguía sintiéndose responsable de su formación como persona.

―No, mamá… no lo vi. Lo sé por los comentarios del video. Solamente leí eso… y mucha gente anda diciendo que el video es real, porque es obvio que no se usaron otras imágenes para armarlo. Acá sale Arizu, todo el tiempo. Al video lo subieron hace unos días… yo lo encontré recién. Quiero verlo pero primero quería pedirte permiso a vos.

Vilma miró a su hija con detenimiento y pensó muy bien sus palabras antes de decirlas. Sabía que su hija adoraba a Arizu y que este nivel de cariño incluso podía llevarla a desobedecer una orden directa. Sabía que no podría prohibirle a Anastasia que mirase ese video porque, tarde o temprano, su hija lo miraría. La vez pasada habían visto juntas uno de esos videos falsos, y ésto fue una buena idea, ya que Vilma pudo detener el video justo cuando empezaba a ponerse demasiado pornográfico. Tal vez en esta ocasión podría hacer lo mismo.

―Está bien, vamos a verlo juntas. A ver qué tiene de especial este susodicho video. Pero te advierto que si se pone demasiado… explícito…

―Sí, mamá… ya sé.

Ambas se sentaron frente a la pantalla. Anastasia comenzó a reproducir el video, no quería que su madre tuviera tiempo para pensárselo bien. Reconocieron el primer fragmento del video, ya lo habían visto antes. Anastasia lo había visto varias veces, ya que le encantó la forma en que Arizu explicó que no tenía por qué sentirse avergonzada por tener pechos grandes. Sin embargo rápidamente el video se desviaba hacia un rumbo muy diferente. Vilma y Anastasia vieron boquiabiertas como Arizu enseñaba sus tetas y, unos segundos antes de que el video terminase, iba mucho más lejos, enseñando su concha a la cámara.

A Vilma le pareció que esto era demasiado para los ojos de su hija, estuvo a punto de detener el video cuando la Arizu de la pantalla volvió a vestirse. “Bueno, dentro de todo no fue algo tan grave ―pensó Vilma―. Después de todo Anastasia es mujer y vio muchas veces genitales femeninos. No es para tanto”. 

Lo que sí le preocupaba de verdad era que el video se veía increíblemente genuino. 

―Lo subió Aglaya ―dijo Anastasia, cuando la reproducción finalizó.

―Eso quiere decir que es falso… si el mismo Aglaya fue el que falsificó los videos anteriores.

―Sí, pero esta vez dejó como comentario: “¿Qué pasa si les digo que este video es real?”. Podría estar mintiendo… no sé qué tan lejos se puede llegar con Image Taboo. Algunos dicen que es muy difícil usarlo superponiendo imágenes, como ya lo hizo en videos anteriores. También dice que hacerlo sin estas imágenes reales es técnicamente imposible. Aseguran que Image Taboo no tiene tanto poder de edición.

―Tal vez se equivoquen… no puedo creer que Arizu se haya mostrado de esa manera… justamente cuando hablaba de no avergonzarse de sus pechos.

―¿Y si mostró las tetas justamente como un acto de afirmación? Tal vez después se arrepintió y lo quitó del video…

―Eso no sería tan difícil de creer sin todo lo que viene después. No me imagino a Arizu mostrando la vagina en pantalla… y mucho menos diciendo semejantes cosas.

Vilma sabía que no solo buscaba convencer a su hija, sino que también quería convencerse a sí misma. El video se veía demasiado irreal y esto la tenía sumamente intranquila.

―Hay otro video ―dijo Anastasia―. Aglaya lo subió hoy mismo. En un comentario dijo: “Este video lo saqué de la computadora de Arizu”.

―¿La hackeó? 

―No sé… él dice que sí. Al menos eso es lo que entiendo.

―Poné el video.

―Pero no sé qué podría haber.

―No importa, vamos a verlo. 

Necesitaba verlo, y si realmente Arizu estaba subiendo esa clase de contenido, entonces Anastasia también tenía que verlo. Prefería que su hija se llevara una fuerte desilusión lo más rápido posible, y así dejar de seguir a Arizu. Por el contrario, si era falso, también debía verlo, para que aprendiera a confiar más en su amada influencer. 

El video en cuestión comenzaba igual que el anterior, con Arizu sentada en su amplio sillón blanco, vistiendo una blusa escotada, pero discreta. Esta nueva falsificación había sido realizada a partir del video que Arizu subió a TuVip para responder a la falsificación anterior. 

―Una vez más estoy sorprendida por el talento que tiene este tal Aglaya para generar contenido con Image Taboo ―hasta este momento todo se veía normal, sin alteraciones; pero era a partir de este punto cuando el talento de Aglaya entró en acción, aunque Anastasia y Vilma no lo supieran―. Tengo que confesar que estoy un poquito enamorada de él, o de ella… ―la edición era tan buena que hasta la voz de Arizu sonaba idéntica, y empleaba los mismos tonos. Incluso sus expresiones faciales parecían reales. Aquí se empalmó un fragmento real―. Pero no puedo dejar de decir que me molesta que use mi imagen para generar escenas tan… asquerosas. Para colmo parece que tiene alguna extraña fijación con el sexo oral y el semen ―aquí entraba un nuevo trozo de edición, magistralmente añadido―. Confieso que a mí me gusta chupar vergas, especialmente si son grandes y venosas; más de una vez hice un pete, y terminé con la cara cubierta de semen. ―Anastasia sintió algo raro entre las piernas al escuchar esas palabran tan sexualmente explícitas proviniendo de la boca de la propia Arizu. Se preguntó si a su madre le habría ocurrido lo mismo―. Pero no sé si me animaría a mostrarles eso. Lo que sí me gustaría mostrarles son las tetas. ―En ese momento la imagen de Arizu generada digitalmente se levantó la blusa exponiendo dos grandes pechos con areolas rosadas―. Sé que muchos se mueren de ganas de verme las tetas. Y yo me muero de ganas de mostrárselas, para que se hagan un montón de pajas pensando en ellas. ―Los pechos se sacudieron y comenzaron a saltar―. ¿Les gustan? Sé que más de uno me las quiere llenar de leche… y que más de una chica me las quiere chupar. No pierdan las esperanzas, puede que un día los deje hacerlo. Y háganse muchas pajas… son muy saludables. No hagan caso a esas estupideces Moralistas. Hacerse una paja es algo hermoso y muy relajante. Yo me pajeo casi todos los días. ¿Y ustedes? ―el video finalizó. 

La preocupación de Vilma se incrementó. No sabía de qué forma reaccionaría su hija al escuchar esas palabras provenientes de Arizu, sean falsas o no. También se preguntó si su hija solía recurrir a la autosatisfacción. A Vilma no le gustaba hablar de estos temas con su hija, pero la situación la obligaba a hacerlo. Giró la silla y le pidió a Anastasia que hiciera lo mismo, así quedaron una sentada frente a la otra. 

―Espero que entiendas que eso que dijo Arizu no es cierto ―dijo, tomando la mano de su hija―. No importa si el video es real o no. No es cierto que sea sano estar… tocándose. Al contrario, el exceso de masturbación es lo que produce el degeneramiento sexual. 

―Sí, mamá. Lo entiendo, quedate tranquila ―para ella era sumamente incómodo que su madre le estuviera dando esta charla, especialmente porque después de ver el video aún sentía un extraño cosquilleo en su entrepierna. 

―Está bien, me alegra saber que lo entendés. No le des demasiada importancia al video de Arizu, sé que se ve muy real, pero no podemos sacar conclusiones apresuradas. Tal vez en unos días ella misma sale a desmentir todo e incluso consigue demostrarlo. 

―Sí, tenés razón. De momento no puedo considerar que sea real… bueno, me voy a la pieza, necesito estar sola un rato.

Anastacia se encerró en su cuarto y se quitó el pantalón, quedó vistiendo una bombacha blanca común y corriente. Sin embargo cualquiera que la hubiera visto habría pensado que ella era una chica muy sexy. Sus piernas, blancas como la leche, estaban perfectamente torneadas y la naturaleza la había dotado con un culo bien redondo y en pompa. Vilma sabía esto de su hija, por lo que le compraba pantalones holgados, así Anastasia no andaría por la calle excitando a cuanto hombre se cruzara. 

La chica se acostó en la cama e instintivamente comenzó a acariciar su entrepierna. No acostumbraba a hacerlo, pero ver a Arizu desnuda diciendo semejantes cosas, activó en ella un instinto sexual que creía no poseer. No llegó a masturbarse, porque le había prometido a su madre que no lo haría, y ella quería ser una buena chica. Pero sí se frotó un poco el clítoris por encima de la tela de la bombacha, y esto la hizo sentir muy culpable. Para colmo tenía que lidiar con la duda de si el video de Arizu era real o no. 


―4―


La mañana en la que Arizu se encontró con el último video subido por Aglaya estuvo a punto de dejar caer su taza de café. La edición era tan buena que de no conocerse a ella misma hubiera pensado que era real. Una vez superada la impresión, no se enojó, sino que comenzó a reírse enérgicamente, y lo siguió haciendo durante todo el video.

Con renovado entusiasmo se preparó para responderle a sus seguidores, y por qué no, al mismo Aglaya.

―Hola a todos ―dijo a la cámara―. Una vez más Aglaya hizo de las suyas. Esta vez tengo que reconocer que mostró gran creatividad y mucho sentido del humor. No se imaginan cuánto me reí al ver ese video. De verdad estoy muy sorprendida. Es decir, ustedes vieron el video original, y saben que lo de Aglaya es una falsificación; pero hay que admitir que está realmente bien hecha. En ningún momento se nota cuándo se pasa del video real al falso. Yo jamás diría semejantes cosas en cámara; pero al menos esta vez fue un video mucho más sutil que sus primeras falsificaciones. Mostrar los pechos no me parece algo tan serio. Aunque lo de mostrar… la entrepierna, eso ya es otra cosa. 

>En fin. Como estoy de buen humor hasta puedo decir que los pechos que usó Aglaya en el video se parecen mucho a los míos. De hecho, no les encuentro diferencia. No sé si tendrá visión de Rayos X o si lo que tiene es una muy certera imaginación; pero acertó bastante ―Arizu sintió un fuerte calor en su entrepierna al pensar cómo reaccionarían algunos de sus sus seguidores al saber que las tetas del video falso eran idénticas a las originales. “Qué importa, que se hagan la paja con una imagen más cercana a la realidad; de todas formas no soy yo”―. Las otras cosas que dice mi “supuesta yo” en el video son totalmente falsas. Ya saben que no me agrada hacer algo así; pero entiendo el sentido de Aglaya, le quiso poner un poquito de morbo a la cosa. Y sí, no soy tan tonta, sé a que a muchos les habrá causado morbo verme en pleno acto sexual, como en los videos anteriores, o escucharme decir semejantes cosas; aunque supieran que se trata de una falsificación. Esto me molesta un poco, pero no puedo culparlos si les pasa eso. Cada quien es libre de tener las fantasías sexuales que quiera… aunque eso no significa que yo esté aquí para cumplírselas. Mientras no me molesten, pueden pensar e imaginar lo que se les dé la gana. Este es un video improvisado y por eso no me extenderé mucho, pero ya estaré preparando material nuevo para tratar este tema con más lujo de detalle. 

Hizo una pausa para evaluar si le quedaba algo por decir o si debía dar el video por concluido; la cámara siguió grabando.

En su fuero interno se debatió entre el “Me molesta” y el “Me siento halagada”. Por un lado se sentía expuesta y ridiculizada, pero por el otro la invadía cierto calor corporal al pensar cuánta gente estaría fantaseando con su cuerpo. Incluso ella misma comenzó a hacerlo, y tuvo unas repentinas ganas de tocarse la concha. Primero luchó contra la tentación, pero como el video podía ser editado, dio rienda suelta a su mano. Ésta se perdió dentro de su pantalón, separó las piernas y comenzó a jugar con su clítoris, que rebosaba de humedad vaginal. Cerró los ojos y ladeó la cabeza, concentrándose en rememorar las escenas que Aglaya había plasmado en sus videos. Se entretuvo con esto durante unos segundos, pero sin llegar al orgasmo. Miró hacia la cámara, que aún estaba encendida, se acomodó la ropa lo mejor que pudo, y aún excitada, siguió hablando.

―Vi que en algunos de los comentarios que la gente dejó en TuVip me preguntaban, como si la dueña del video fuera yo, si alguna vez había, y perdón por la expresión, “chupado una verga”. La respuesta es: no se los voy a decir, porque sin importar lo que responda, no me creerían. Además considero que el sexo es algo íntimo, que no debe ser expuesto de esa manera. ―Una vocecita en su interior repetía: “Decí la verdad Arizu, sí chupaste verga, y hasta te gustó”. Pero no podía decirle eso a sus seguidores, era demasiado. Por más que el largo tiempo de abstinencia sexual le estuviera pesando cada día más, no podía decir semejante cosa en uno de sus videos. Eso no sólo le haría perder prestigio, sino que también perdería a muchos de sus auspiciantes… tal vez. Tenía que consultarlo con ese abogado que conoció en el Templo Moralista. Pero aún así no quiso arriesgarse―. Desde que salieron a la luz estas falsificaciones, mucha gente (en YouTube y TuVip) comenzaron a hacerme preguntas sobre el sexo, pero buenas preguntas, no me refiero a las barbaridades que decían algunos. Muchas de esas buenas preguntas merecen respuesta, y a mí me gustaría darlas de forma apropiada; sin embargo ya recibí una alerta por parte de YouTube, y algo me dice que tal vez me de una segunda. En fin, lamentablemente acá no se puede hablar de temas sexuales, ni siquiera aunque se lo haga de forma apropiada, con respeto y decencia. Porque lo malo no es el sexo, sino la forma en la que algunos lo practican, y en cómo se exponen al hacerlo. Pretendo traer algunos videos de educación sexual básica, ya que ese es uno de los principales motivos por el cual creé este canal.

Arizu dio por concluido su video y se embarcó en la tarea de editarlo. Al hacerlo se encontró a ella misma masturbándose frente a la cámara. Ésto le generó un fuerte impulso eléctrico. Nunca había hecho tal cosa frente a una cámara y se preguntó qué pensarían sus seguidores si descubrieran que en medio de la edición de ese video, originalmente había un fragmento en el que ella se hacía una paja. Este pensamiento no hizo más que excitarla. Tuvo que quitarse el pantalón y reanudar la masturbación inconclusa, esta vez con más énfasis. No se limitó sólo a frotarse el clítoris, sino que se penetró usando dos dedos, mientras con el pulgar acariciaba ese botoncito que le brindaba tanto placer. Se vio a ella misma tocándose en el video e imaginó que eso aparecía publicado en internet. Le daba mucho miedo, pero… ¿pero qué pasaría si la gente creía que era otra de las falsificaciones de Aglaya? 

«No ―se dijo―, sería inmoral. Poco ético».

Tal vez estuviera descargando su energía sexual acumulada al masturbarse, pero publicar material de ese estilo ya sería una línea muy peligrosa de cruzar; por más morbosamente tentadora que pudiera resultarle la idea.

«¿Por qué carajo me causa tanto morbo? No soy una depravada sexual.» ―se recriminó. 

Sin dejar de meterse los dedos en la concha, agarró el celular y llamó a Melisa Nevares, su amiga y fotógrafa personal.

―Hola, Meli… 

―¡Hey, Arizu! ¿Cómo estás? 

―Bien… estuve pensando ―hablaba mientras sus dedos seguían entrando y saliendo del agujero de su sexo―. Lo de hacer una sesión de fotos desnuda… mmm… ya no me parece tan mala idea.

―Arizu, ¿estás bien? Te noto un poco agitada.

―Es que… estuve haciendo ejercicio… por eso… ―un extraño morbo la invadió, nunca había hablado por teléfono con Melisa mientras se estuviera haciendo una paja, y aunque le resultara inmoral, esto la excitaba aún más.

―Ah, está bien… entonces, ¿qué me decías de las fotos?

―Decía que ―sus dedos frotaron rápidamente su clítoris antes de volver a meterse por el agujero―, estaría bueno sacarme esas fotos… no tiene nada de obsceno… vos bien lo dijiste.

―Claro, por supuesto. Así lo creo. El cuerpo humano es hermoso…

―¿Pero no tendrías problemas de verme las tetas… y la concha? Porque mirá que si hacemos esas fotos, me voy a quedar desnuda de verdad. ―La sola idea le aumentó la temperatura corporal.

―Voy a estar bien, te lo aseguro. Soy fotógrafa profesional… además, las fotos que te sacaste en ropa interior ayudaron mucho a… entrar en confianza.

―Eso sí… confío mucho en vos. No haría esto con nadie más.

―Me siento halagada. 

―Entonces tenemos un acuerdo… cuando quieras traé todo el equipo necesario.

―¿Querés que pongamos una fecha?

―No hace falta. Vení lo antes posible, antes de que yo me arrepienta. Lo mejor va a ser no pensar mucho en el asunto.

―Tenés razón. Mañana mismo puedo estar allá… a la mañana.

―Perfecto… tengo… que… dejarte… te espero mañana…

Arizu cortó la llamada súbitamente y comenzó a gemir. No pudo contener más su calentura y de haber pasado un segundo más al teléfono, Melisa hubiera sabido que ella se estaba masturbando frenéticamente. Llegó al orgasmo y lo celebró arqueando todo su cuerpo mientras se frotaba rápido la concha con una mano. Gimió sin medirse, porque su casa era grande y el vecino más cercano vivía lejos, podía gritar todo lo que se le diera la gana.

Cuando terminó con el acto de autosatisfacción la invadió la duda y el remordimiento. Lo que más le preocupaba era el efecto tan excitante que había causado en ella el tocarse la concha mientras hablaba con su amiga… y haber estado tan cerca de ser descubierta. Una vez más los ecos del pasado la señalaron con un dedo acusador. Ella creía que se había librado de esas emociones inmorales, pero allí estaban otra vez, para recordarle que aún no había conseguido dominarlas. 




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Comentarios

saoo ha dicho que…
muy bueno, esta serie esta genial. Felicitaciones

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