[Micro Relato] Tan Puta como Mamá.



Tan Puta como Mamá.


La noche en que su madre le prohibió salir, Jimena supo que estaba en problemas. Conocía la causa: esas malditas fotos que se habían filtrado en internet. No pidió que las subieran, y cuando las vio les restó importancia. No sospechó que su madre llegaría a verlas, al fin y al cabo ¿cuánto sabía su madre del uso de páginas web porno?

Pero ocurrió.

Jimena imaginó que alguien había ayudado a su madre a encontrar esas fotos. No sabía quién, ni le importaba. Las fotografías eran sumamente explícitas, ahora Jimena sabía que su madre la había visto posando desnuda, con una buena pija metida en la boca o en la concha. 

Que sus fotos estuvieran en internet no suponía un problema para Jimena; al contrario, era liberador. Sintió morbo al saber que mucha gente tenía acceso a esas imágenes.

Sin embargo los problemas llegaron. Su madre no compartía la misma opinión. Tuvo que aguantarla gritándole toda la noche sobre ética y moral. No era capaz de imaginar cómo una chica de 19 años, bien educada, hubiera tenido sexo con tantos tipos.

Porque sí, no había sido solo con uno. Bastaba con analizar un puñado de esas fotos para darse cuenta que las vergas que Jimena chupaba no eran todas iguales. Incluso en algunas ocasiones se veía a la joven y bella Jimena recibiendo una pija en la boca y otra en la concha, al mismo tiempo. 

―¡No voy a permitir que mi hija se comporte como una puta! ―Le gritó su madre―. ¡De ninguna manera! ¡Basta de salir a bailar los fines de semana, se acabó! De ahora en adelante te vas a quedar en casa, haciendo buena letra.

Jimena quería reventar y gritarle a su madre que ya era lo suficientemente mayor como para hacer lo que quisiera. Pero eso solo le hubiera traído más problemas, por lo que aguantó, estoica y en silencio, todas las quejas de su madre. Mentalmente comenzó a elaborar el plan para recuperar su libertad.

Ella estaba convencida de que su madre no podía ser tan frígida como aparentaba. Nunca la había escuchado hacer un comentario soez ni la había visto insinuándose a un hombre; pero llevaba años divorciada y seguramente estaba deseosa de atención. 

Lo que Laura, la madre de Jimena, no llegó a notar fue que varias de las fotos sexuales de su hija había hombres que ella conocía, hombres a los que llamaba “amigos”. A ninguno se le veía la cara y ella nunca los había visto desnudos.

“Si se entera que me cogieron sus amigos, se va a morir de la angustia”, pensó Jimena; sin embargo la idea le causó mucho morbo. Ella la había pasado de maravilla cogiendo con los amigos de su madre, le calentaban los hombres maduros. Le fascinaba ver cómo estos tipos, cuando estaban frente a Laura, trataban a Jimena casi como si fuera una hija, o una sobrina. Siempre mostrándole mucho respeto. Pero en la cama le decían barbaridades como: “Te encanta la pija, putita” o “Vení, trolita, abrí las gambas y mostrame cómo se te moja la concha cuando te meto la verga”. 

Parte de lo que hacía interesante ese juego era que su madre desconocía todo el asunto. Ella confiaba en sus amigos. 

Pero las cosas habían cambiado. Jimena necesitaba la ayuda de los amigos de su madre y  estaba segura de que aceptarían. 

―Si quieren seguir cogiendo conmigo, tienen que encargarse de mi mamá ―le dijo a estos tipos. Los tenía donde quería―. De lo contrario ella no me va a dejar salir hasta que cumpla noventa años.

A ellos no les entusiasmaba mucho la idea de intentar algo con Laura, temían que ella fuera a rechazarlos a la primera y que ya nunca volviera a hablarles. Sin embargo Jimena estaba convencida de que eso no ocurriría. 

Los amigos de Laura se presentaron una tarde en la que Jimena había salido a pasear con un par de amigas. Le costó horrores convencer a su madre de que le permitiera esta pequeña salida.

Los amantes de Jimena estaban decididos a seguir con el plan. Comenzaron de forma sutil, preguntándole a Laura si estaba viendo a alguien con quien pasar el rato.

Como de costumbre, respondió que no, que desde su divorcio, cuatro años atrás, no había vuelto a salir con un hombre. Sus amigos le dijeron que ya era hora de que ella disfrutara un poco de su vida, no podía seguir lamentándose por un matrimonio que no funcionó.

Uno se sentó a la derecha de Laura, el otro a la izquierda, y con gracia y cortesía la abrazaron y le acariciaron la espalda o el pelo, mientras le decían que era una mujer muy hermosa, que merecía ser feliz. Esto alegró a Laura, la hicieron sonrojarse como una adolescente.

Las caricias pasaron a los brazos, luego a las piernas, y la temperatura del ambiente empezó a incrementarse. Laura no podía creer que sus amigos la estuvieran avanzando de esa manera; pero más le costaba reconocer que ésto le agradaba.

De a poco ella fue soltándose más y confesó que tenía deseos que no había podido satisfacer con su ex marido. Por supuesto, no dijo que éstos se incrementaron cuando vio las fotos porno de su propia hija. Había visto a Jimena haciendo cosas con las que ella solo había fantaseado, como recibir una pija en la concha mientras tenía otra disponible para chupar.

Laura decidió tantear el terreno. ¿Hasta dónde estarían dispuestos a llegar sus amigos? Acarició la pierna del que estaba a su derecha y lentamente subió hasta el bulto. Cuando llegó quedó boquiabierta al comprobar que él tenía una erección. 

Ella había provocado una erección… en su amigo. El corazón se le aceleró y lo hizo aún más cuando el que estaba a su izquierda le tocó la entrepierna. Ella buscó a tientas el bulto de este segundo amigo y se preguntó si su hija se había sentido así de bien al estar con dos hombres.

La situación escaló a toda velocidad, los dos amigos llevaron a Laura hasta su cuarto, ya no tenían necesidad de hablar, los tres sabían qué ocurriría. Desnudaron a la mujer, mientras ella le acariciaba los bultos.

Lo primero que hizo Laura fue replicar una de las fotos de su hija, se puso de rodillas y empezó a chupar una pija, y luego la otra. Aún le daba vueltas por la mente la cara de puta que tenía Jimena en esa foto en la que se comía dos vergas.

Después se acostó bocarriba, en el borde de la cama, y permitió que uno de sus amigos le metiera la verga en la concha. Suspiró de gusto y alivio, llevaba meses fantaseando con la idea de ser penetrada de esa manera.

Nunca antes había experimentado el sexo con dos hombres a la vez, creyó que jamás se animaría; sin embargo todo su cuerpo retumbaba de morbo y le pedía más. Agarró la verga de su segundo amigo y empezó a chuparla.

Laura permitió que sus amigos hicieran de todo con ella. La pusieron en cuatro en la cama y entre los dos se fueron turnando para cogerla. Ella siempre mantuvo una pija en en la boca y otra en la concha. Toda su inhibición pareció esfumarse.

Cuando la primer verga amenazó con clavarse en su culo, Laura no emitió queja alguna. Al contrario, separó sus nalgas con ambas manos y se preparó para la penetración. Había visto cómo le hicieron el culo a Jimena y tenía dudas…

¿Realmente se sentiría tan bien como algunas de sus amigas le habían dicho? Jimena parecía disfrutarlo mucho en esas imágenes que se habían filtrado. Si su hija había probado eso, en más de una ocasión ¿por qué ella no podía hacer lo mismo?

Así fue como Laura, además de tener su primer experiencia en un trío, además le hicieron el culo por primera vez… y fue maravilloso. Ella disfrutó en cuanto el pene entró y dejó que sus amigos se turnaran, una vez más.

Le dieron por la cola durante largos minutos, ellos de a poco fueron perdiendo los nervios. Laura era su amiga, pero estaba completamente entregada. La cogieron con más fuerza y uno de ellos se animó a descargar todo su semen en la cara de la mujer.

Jimena había dejado órdenes precisas: en cuanto fuera posible, debían fotografiar a Laura, en pleno acto sexual. El que eyaculó aprovechó que su amiga tenía los ojos cerrados para sacarle una foto con su celular.

El fin de semana siguiente Laura se encontró con que el cuarto de su hija estaba vació. Jimena había salido, a pesar de que ella no le había dado permiso. Sobre la cama había un sobre que decía: “Mamá”.

Intrigada, Laura abrió el sobre y se encontró con una foto que al principio le pareció irreal: ella estaba en cuatro, completamente desnuda, con la cara llena de semen y un hombre detrás, cogiéndola. 

Junto a la foto había una nota de su hija: “Te aviso que voy a coger con un par de amigos, no me esperes despierta, vuelvo tarde. Me van a garchar toda la noche. Si querés podés llamar a tus amigos, para que te cojan otra vez”. 

Al pie de la nota había una postdata: “Sé que en el momento de la foto te la estaban metiendo por el orto. A mí también me encanta que me den por el culo. Se ve que tenemos mucho en común”. 

Laura se sentó en la cama, aturdida, y de pronto comenzó a reír. Su hija le estaba diciendo que ambas eran unas putas y que les gustaba coger con más de un hombre a la vez, y que no había nada de malo con ello.

Tal vez había sido demasiado severa… ahora Laura conocía, de primera mano, toda la mezcla de agradables sensaciones que disfrutaba Jimena al tener sexo con dos hombres a la vez.  

Dejaría a su hija disfrutar tranquila de su alocada vida sexual, y tal vez ella haría lo mismo. Sí, ¿por qué no? Estaba divorciada, no muerta. ¿Qué tenía de malo dejarse coger por un par de amigos de vez en cuando? Ellos la pasaban bien, ella la pasaba bien… y su hija estaba totalmente de acuerdo con esa situación. No tenía motivos para esconder sus deseos sexuales. 

“Sí ―pensó―, quiero que me vuelvan a coger entre los dos… que me rompan el culo y me llenen la cara de leche, como hicieron con Jimena”.

Laura, sintiendo que tenía veinte años menos, buscó el teléfono y llamó a sus amigos. Estaba preparada para una larga noche de sexo. 


FIN


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Comentarios

alejo66 ha dicho que…
lindo darse cuenta a tiempo siempre se puede ser unal milf , puta y disfrutar de unas buenas encamadas

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