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El Vicio de Escribir.
05 - Tiempo de Producción.
Una de las cosas que más noté en todo estos años que llevo publicando, es que mucha gente no tiene ni la más pálida idea de cuánto tiempo lleva escribir un relato erótico medianamente decente. Tal vez se deba a que nunca intentaron escribir nada, o puede que sea porque creen que basta con unir un montón de oraciones y nada más.
Tal vez después de leer estas palabras puedan comprender mejor cuánto tiempo lleva completar un solo capítulo para una serie de relatos, como las que yo escribo.
Hay escritores, amateurs y profesionales, que son muy estructurados a la hora de embarcarse en un nuevo proyecto. Incluso algunos llegan a comentar en qué tipo de lugares es más conveniente sentarse a escribir, qué tipo de luz debe haber, cuántas horas deben dedicar a este proceso, etc. Lo tienen todo perfectamente planeado para sentarse cada día a escribir. Pero como ya expliqué, éste no es mi caso. A eso hay que sumarle la falta de tiempo.
¿Cuántas veces dijeron algo como: “No leo porque no tengo tiempo”, o “No miro esa serie, porque no tengo tiempo”? Ahora imaginen que, además de buscar tiempo para las tareas de entretenimiento tradicionales, también deben sacar tiempo para escribir relatos. Y esto, además de tiempo, requiere mucha concentración.
Una vez un tarado (no hay mejor forma de describirlo) me dijo que me demoro mucho para “escribir porno”. Casualmente fue la misma persona que intentó “continuar” uno de mis relatos, teniendo como resultado algo patético, de pésima calidad. Recibió tantas malas críticas por partes de los que se animaron a leerlo que ya no volvió a intentar apropiarse de uno de mis relatos. Incluso hasta llegó a pedirme que hiciéramos un relato juntos, como si a mí me interesara escribir con un imbécil sin talento que solo pretende ganar notoriedad prendiéndose de la popularidad, el trabajo y el esfuerzo de otra persona. Algunos pretenden conseguir esto sin esfuerzo, por la vía rápida y métodos poco éticos, y al final el tiro les sale por la culata.
No puedo considerar que yo escriba solamente “porno”, porque, tal y como está visto hoy en día el porno carece de argumento. Quizás antaño haya sido diferente. En las películas porno más viejas se veía una intención de contar una historia con personajes medianamente bien construidos. Eso se perdió. Hoy en día el porno es sexo explícito y nada más.
La industria del porno actual trabaja para generar escenas simples (y mal actuadas) en las que, lo más rápido posible, los involucrados empiecen a tener sexo. A partir de ese punto, todo lo demás es repetición y cambio de posiciones. Si yo narrara algo así, sería super aburrido, ya que el relato escrito no cuenta con el impacto visual del porno. Al escribir hay que compenetrar al lector con la escena y con los personajes, para que así pueda disfrutarla. Pero de momento no quiero centrarme tanto en este punto, lo dejaré para otra reflexión, que les traeré más adelante. Ahora lo importante es el tiempo de producción.
Antes, cuando la escritura de relatos eróticos no era más que un hobbie al que solo podía dedicarle parte de mi tiempo libre, escribía solo cuando tenía ganas. A veces podía producir mucho material en pocos días; pero en otras ocasiones podía pasar semanas o meses sin escribir nada. Sin embargo desde la creación de mi página de Patreon la cosa cambió bastante. Gracias a la colaboración monetaria que me brindan mis mecenas, puedo dedicar más tiempo al proceso de escritura.
Pero… ¿qué pasa cuando no tengo ganas de escribir?
Bueno, aprendí que las “musas de la inspiración” no siempre llegan solas, a veces hay que salir a buscarlas. Para esto es necesario ponerse a trabajar.
Si no tengo tantas ganas de escribir alguna escena nueva para un relato, lo que hago es trabajar en la corrección y edición, hasta que vuelvo a entrar en sintonía con la historia y ésta empieza a fluir sola. Este método me está sirviendo de mucho y ahora estoy más activa que nunca. Pero esto no quiere decir que escribir relatos lleve menos tiempo, no. Significa que puedo aprovechar mejor ese tiempo. Siempre va a ser necesario dedicarle muchas horas a un capítulo, que tal vez ustedes leerán en pocos minutos. Por eso me duele mucho cuando una persona dice que un capítulo “le pareció poco”.
Aclaro: cuando me dicen que el capítulo se les hizo corto, porque la historia los entusiasmó y les gustó, entonces me pongo contenta. Lo que me jode es cuando no valoran el tiempo y el esfuerzo dedicado, cuando les parece “poca cosa”. Y me pregunto: ¿cuánto tiempo hubieran tardado ellos en escribir esa “poca cosa”? Y la pregunta más certera: ¿Serían capaces de hacerlo aunque tuvieran todo el tiempo del mundo? Porque escribir una historia coherente, con personajes bien trabajados y no caer en un ciclo permanente de repetición sexual, no es tarea fácil. Además de tiempo, se necesita pensar mucho. Cada capítulo me deja con un desgaste mental importante, porque durante unas horas (las que sean que dedique a escribir) tengo que estar totalmente concentrada en ese relato específico.
Cada vez que voy a empezar con un relato o un capítulo nuevo, tengo que prestar mucha atención al momento en el que se encuentran los personajes y hacia dónde irán. Qué tipo de interacción habrá entre ellos y qué aventuras vivirán. A veces es necesario diagramar todo el capítulo previamente, para contar todo lo necesario. Y si no necesito hacer un diagrama, entonces tengo que prestar el doble de atención al ritmo narrativo y a las cosas que se están contando. Después de todo esto, tengo que empezar a pulir y depurar el capítulo. Para eso a veces tengo que leer muchas veces el mismo párrafo, y aún así se me pueden pasar detalles. Es que, entre tantas letras, no es tan difícil perder el rumbo.
Siempre intento que mis relatos queden lo mejor posible. Soy muy perfeccionista y me preocupo mucho por los detalles; pero llega un momento en que tengo que dejar ir ese trabajo y publicarlo. A veces, en el afán de encontrar la perfección, se pueden perder interminables horas corrigiendo algo que ya está bien.
Puedo concentrarme en una historia en particular con relativa facilidad, pero mi problema es que a veces me meto tanto en esa historia que necesito descansar un poco de ella. Este es el principal motivo de por qué escribo muchos relatos a la vez. Como ya dije antes, el poder ir saltando de una historia a la otra me sirve para respirar un poco. Pero bueno, inevitablemente esto alarga más los períodos de producción. Sin embargo, haciendo cálculos, me di cuenta de que hoy en día mi ritmo de producción es muy alto, incluso escritores profesionales lo encontrarían como un ritmo muy alto. Pero de esto voy a hablar más en profundidad cuando toque el tema de la longitud de los relatos.
Mientras tanto pueden ir haciendo ustedes algunos cálculos, ya que desde hace un tiempo vengo publicando 6 capítulos al mes, y cada capítulo tiene una longitud aproximada de 6.000 palabras. Lo que nos da al menos unas 36.000 palabras mensuales. Si tomamos en cuenta que una novela puede tener entre 60.000 y 80.000 palabras (más o menos), yo estaría escribiendo (en promedio), el equivalente a una novela cada 2 meses.
Sí, a ese ritmo escribo y ustedes mismos lo pueden comprobar, basta con que miren las fechas de publicación en mi blog o el cronograma que dejo en el mismo, o directamente lo notarán si es que son colaboradores en mi Patreon. Verán que desde que empecé con este ritmo, hace ya varios meses, nunca dejé de publicar esos 6 capítulos nuevos por mes.
Y eso lleva mucho tiempo, esfuerzo y dedicación...
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