Un Fin de Semana con mis Hermanas [10].

 


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Un Fin de Semana con mis Hermanas.


Capítulo 10.

La Amiga de Carolina.



Solo una vez tuve tanto sexo en tan poco tiempo, al igual que ahora. Fue cuando alquilé una cabaña en Entre Ríos con Carolina, mi novia. Desde el principio odié ese viaje, porque significó gastar buena parte de los ahorros que tenía destinados a la moto. Además ¿qué mierda íbamos a hacer en esa puta cabaña que no pudiéramos hacer ya? Pero todo cambió media hora antes de partir. Estábamos subiendo los bolsos al auto (que era de mi madre, me lo prestaba por ese fin de semana), cuando vi a una chica pasar por la vereda. Me quedé embobado con su gran par de tetas, tenía tremendo orto. Una carita preciosa, de nariz recta, labios carnosos. El pelo lacio, castaño, le caía por los hombros desnudos. Llevaba puesta una blusa tipo top, que apenas le cubría la parte inferior de sus voluminosas tetas. Vamos, que la mina era un camión, y debía tener más o menos la misma edad que nosotros.

Estaba seguro de que Carolina me haría algún comentario, por estar mirando tanto a la chica. Si bien ella no es celosa, le gusta molestar. Pero en lugar de eso exclamó:

一¡Viniste! 一Levantó los brazos y corrió a darle un fuerte abrazo a la chica. Esos dos pares de tetas quedaron apretados en el medio, como si entre ellas estuvieran buscando la forma más óptima de encajar la una entre las otras.

Me quedé pasmado viendo como esta diosa abrazaba a mi novia y le daba un fuerte beso en las mejillas. Esperé, con mi cara de “No estoy entendiendo nada”, hasta que Carolina se acordó de mí.

一Benja, te presento a Nadia Evanson. Ella es una amiga de la universidad.

一Ajá… 一dije, mirando como bobo a la tetona.

一Va a acompañarnos en el viaje a la cabaña 一Carolina dijo esto añadiendo un tonito particular: “Y ya sabés lo que eso significa”.

一¿Eh? ¿De verdad? 一Estaba aturdido y confundido.

一Espero no ser una molestia 一dijo la tal Nadia.

一¿Eh? No, no… para nada 一me apresuré a decir. Mi cerebro ya había comenzado a trabajar, le costó un poquito; pero arrancó. Entendí que estaba ante una oportunidad inmejorable一. Va a ser genial que vengas, mientras más seamos, mejor 一en realidad ya éramos los justos y necesarios一. ¿Viene alguien más? Por ejemplo… ¿tu novio?

一No tengo novio 一dijo la tetona, con una sonrisa picarona que me llegó directo a la pija一. Voy yo sola, con ustedes. No es por abrir el paraguas antes de tiempo, pero si te molesta que vaya… la idea fue de Carolina.

Caro me miró con una sonrisa muy parecida a la de Nadia.

一No le molesta 一dijo mi novia一. Se le nota en la cara. Bueno, vamos a terminar de preparar los bolsos, y salimos. Yo elijo la música del viaje.

一¿Qué? ¿Por qué? Si el que maneja soy yo.

一Por eso mismo, no podés manejar y distraerte eligiendo música. Vamos a escuchar a las Spice Girls todo el viaje.

Nadia soltó una risita. Si conoce algo de Carolina, sabe que a ella no le gustan las Spice Girls, pero con tal de joderme a mí, es capaz de aguantarlas todo el viaje. Y así lo hizo.

De todas formas, no me molestó tanto, llegó un punto en el que mi cerebro directamente ignoró la música. Mi distracción fue mirarle las tetas a Nadia por el espejo retrovisor, que rebotaban con cada pequeño salto que daba el auto. De milagro no tuvimos un accidente.

La cabaña era muy bonita, eso tengo que admitirlo. No se parecía en nada a la idea preconcebida que yo tenía. No se trataba de una construcción medieval, de rocas llenas de musgo y piso de tierra. Era una casa muy moderna, con aire acondicionado, dos habitaciones, un living comedor bastante grande y con acceso a un asador bajo techo.

Carolina le mostró a Nadia cuál sería su pieza y nosotros nos fuimos a la nuestra. Mientras acomodábamos las cosas que habíamos llevado aproveché para preguntarle por su amiga.

一¿Nadia sabe cuál era la intención de este viaje?

一Algo le comenté 一respondió Caro, sin siquiera mirarme. Estaba muy ocupada seleccionando una diminuta tanga de su repertorio de ropa interior.

一¿No se va a poner incómoda si nosotros estamos garchando todo el día?

一¡Ja! Se nota que no conocés a Nadia.

Ahí terminó la charla. Caro se fue al cuarto de su amiga y allí estuvieron encerradas como media hora.

Destiné ese tiempo a dar vueltas por el exterior de la cabaña. El sitio era bonito, muy cerca del río y con una generosa cantidad de árboles. Sin embargo, esto me interesaba poco. Mi verdadera intención era espiar por la ventana del cuarto de Nadia, para descubrir qué hacían allí dentro. Fue inútil, la ventana estaba completamente cerrada.

一Benja, ¿podés venir? 一Me llamó mi novia, desde el interior de la cabaña.

Cuando abrí la puerta, me quedé cuadriculado. Mi mandíbula casi rompe el piso. Carolina estaba hecha una bomba sexual con un conjunto de lencería de encaje negro que convinaba de maravilla con su pelo, que es del mismo color, y hacía resaltar sus hermosos ojos grises. Sus tetas estaban completamente a la vista, solo sujetadas por un corpiño sin copa. La tanga que cubría su entrepierna era tan pequeña que lo único que no podía ver eran sus labios vaginales. Su pubis lampiño estaba completamente a la vista. Se había puesto unos tacos, los cuales le estilizaban mucho las piernas. Era para agradecer, porque esas piernas estaban cubiertas por unas medias que se abrochaba, mediante una tirita, al portaligas.

Y esto no era todo. Porque a su lado estaba Nadia… toda una diosa sexual, vestida de la misma manera. La única diferencia radicaba en el color, su conjunto era de un azul eléctrico que a ella le quedaba de maravilla. Sus enormes tetas estaban tan firmes que sus pezones parecían apuntar al techo. Eran un milagro de la naturaleza.

“Ya está 一pensé一. Nos matamos en la ruta y estos son los angelitos que esperan para llevarme al paraíso”.

一¿Todo bien? 一Me preguntó Carolina, con una sonrisa provocativa en los labios一. Parece que hubieras visto un fantasma.

一Algo me dice que vos y Nadia son amigas… bastante íntimas.

一Eso es muy cierto 一dijo Nadia一. Llegamos a intimidar bastante 一le guiñó un ojo a Caro y eso fue todo lo que necesité para que la verga se me pusiera dura.

Solo imaginar que estas dos cogieron juntas me pone a mil. Le habrán sacado chispas a las sábanas.

一Vení, Benja, no seas bobo 一me dijo Caro一. Vamos a la pieza… tenemos que aprovechar el fin de semana.

Ahí entendí por qué Carolina insistió tanto con el tema de alquilar una cabaña. Quería evitar cualquier tipo de interrupción. ¿Alguna vez dije que tengo la mejor novia del mundo? Bueno, es cierto. ¿Cuántos se pueden dar el lujo de decir que tienen una novia que está re buena, que es re abierta al sexo y que además, le gusta compartir a su novio con diosas sexuales? Yo puedo decir todo eso… y mucho más.

Entré al cuarto y me encontré con Carolina en cuatro patas, esperando por mí al borde de la cama. Había movido su tanga y ahora podía verle toda la concha.

一Ah… ¿nada de jueguito previo? 一Pregunté一. ¿Vamos directo al grano?

一Sí… estoy demasiado caliente. No sabés cuánto esperé por este momento.

一¿Y Nadia qué va a hacer mientras tanto?

一No te preocupes por mí, nene… enseguida encuentro algo con qué entretenerme.

Me agrada la actitud de esta piba. Me recuerda a Caro, sí… pero como si en ella hubiera un puntito extra en el morbo. Como si fuera aún más puta, si es que eso se puede. En ese momento no entendí muy bien de qué se trataba esa sensación que me provocaba Nadia, pero más adelante la entendí.

Saqué mi verga, sin pudor, quería que Nadia la viera. Me encantó la forma en que sus ojos se abrieron al máximo. Con una sonrisita picarona me dio a entender: “Me la voy a comer toda”. Yo estaba a mil. Tal y como Caro, no estaba para jueguitos previos, necesitaba meterla ya.

Penetré a mi novia y empecé a darle cada vez más duro, mientras Nadia observaba la escena de pie junto a mí. La muy morbosa quería ver la parte más interesante… quería ver cómo mi pija se perdía dentro de la concha de Caro. Noté que Nadia se desprendía el portaligas y se quitaba la tanga. Eso lo vi de reojo, no pude ver su concha, pero sabía que era cuestión de tiempo. Volvió a prenderse el portaligas y caminó con paso sensual, como una gata, junto a la cama. Se acostó delante de Carolina y abrió las piernas.

¡Dios! ¡Qué pedazo de argolla tiene! ¡Qué buena está! Al igual que Caro, ella también la tenía perfectamente depilada. Sus labios carnosos invitaban a portarse mal.

Carolina me demostró que ya tenía una gran confianza en Nadia. Ni pidió permiso ni avisó, se mandó de una. Enterró la cabeza entre esas piernas y comenzó a chuparle la concha. Esto me incentivó a darle todavía más duro que antes. Ver a mi novia comiendo concha es una de mis prácticas sexuales favoritas. En especial si se trata de la concha de una mina que esté tan buena como Nadia.

Y hablando de Nadia, no noté ni un atisbo de vergüenza en ella. No tuvo problema en abrir bien la cajeta, sosteniendo sus piernas por debajo de la rodilla. Era como si me dijera: “Mirá, Benja, apenas nos conocimos hoy, y ya podés mirarme toda la concha”.

Entendí por qué ella y Caro se volvieron tan buenas amigas, eran de la misma calaña. Mujeres que están muy orgullosas de ser promiscuas.

Mientras se la metía a mi novia no pude dejar de pensar qué se sentiría al coger con una mina como Nadia. Estoy seguro de que Caro sabía exactamente lo que pasaba por mi cabeza, porque el chupar esa concha no hacía más que abrirla con los dedos, incluso apartaba su cabeza, para que yo la pudiera ver. Era como si me dijera: “Mirá, Benja, acá es donde la vas a meter”. Eso, sumado a los gemidos de la propia Nadia, hizo que mi calentura se disparase hasta lo más alto. Cuando no pude aguantar más, aparté a mi novia y me puse delante de su amiga.

Nadia me miró con una gran sonrisa y mantuvo sus piernas bien abiertas, con la mirada me lo dijo todo: “La estoy esperando, metémela toda”.

¿Y qué puedo decir? Meterla fue una maravilla. De las mejores conchas que pude disfrutar. Para colmo, después de unos minutos de penetración dura y pareja, Nadia se puso arriba mío y me demostró que no solo está buena, sino que además sabe moverse. ¡Cómo rebotaron esas tetas, mamita querida! A Caro le gustaron tanto que empezó a chuparlas una por una mientras Nadia se montaba sobre mi pija.

一¿Qué te parece la pija de mi novio? 一Preguntó Caro一. ¿Cumplió con las expectativas que tenías?

一¡Sí, totalmente! Pero, esto no es bueno…

一¿Por qué no?

一Porque a este ritmo me voy a hacer adicta a las pijas grandes.

一Pensé que ya eras adicta a las pijas grandes.

Las dos se rieron y no pude evitar preguntarme si alguna vez se habían comido una pija juntas. No es que me moleste, a mí me calienta un montón que a mi novia le den duro. Lo pensé porque me gustaría verlo, al menos un video… hasta me conformaría con algunas fotos. Por suerte algo de eso hubo.

La primera cogida que tuvimos con Nadia fue para romper el hielo. Acabé dentro de su concha y luego Caro se la chupó, tomándose toda la lechita. Yo me dediqué a grabarlo. ¡Las pajas que me habré hecho con ese video!

Pero lo mejor de Nadia vino después. Cuando empezamos a entrar en confianza, lo cual pasó apenas unas pocas horas más tarde.

Cogimos un montón durante todo el fin de semana. Era un “no parar”. No miento. Si hasta cuando hice un asado, mientras esperaba que el fuego prendiera y que la carne se cocinara, pude disfrutar de Caro y Nadia. Si yo trabajaba en la parrilla, ellas se entretenían mutuamente. Cuando lo que restaba era esperar, se me acercaban y me chupaban la pija, o me pedían que las clavara.

Descubrí, con mucho placer, que a Nadia le fascina el sexo anal. Ella misma me dijo: “No pienso irme de acá sin sentir toda esa pija bien metida en el orto”.

A ver, si yo no tuviera novia, me gustaría que Nadia lo fuera. Esta mina me pone como loco.

Para que sepan, Nadia, además de ser muy puta, vivió situaciones de lo más interesantes, las cuales me recuerdan mucho a lo que está pasando conmigo y mis hermanas.

Mi gustito por el incesto no es algo que haya estado siempre. Hubo una época en la que no pensaba demasiado en eso, lo veía como algo imposible, una completa locura. Sin embargo, todo cambió cuando conocí a Nadia.

Esa misma noche, mientras nos toqueteamos entre los tres en la cama, Nadia dijo que quería compartir con nosotros un gran secreto. Necesitaba hablar sobre eso con alguien e imaginó que su amiga Carolina era perfecta para contárselo. Después entendí por qué. Ahora pienso que la verdadera intención de Nadia no era otra que “contagiarnos” con su morbo. Porque Caro ya sabía parte de esta historia.

En un momento Nadia dijo algo que me dejó impactado:

一Tu verga me recuerda a la de mi hermano.

一¿Le viste la pija a tu hermano?

一Ay, Benja 一dijo mi novia一. ¿Me vas a decir que tus hermanas nunca te vieron andar en bolas por la casa?

一No que yo sepa.

一Bueno, si algún día tus hermanas ven lo que tenés acá 一dijo Nadia, agarrándome la verga一, se van a llevar una agradable sorpresa.

一¿Por qué agradable? Soy el hermano… no es que vayan a ponerse a jugar con mi verga.

Claro, para aquel entonces esa posibilidad me parecía absurda. De haber sabido que se podía concretar, hubiera intentado acelerar las cosas.

一Em… a mí me produce cierto orgullo saber que mi hermano tiene esa pija. Y es igual de grande que esta.

一Pero… ¿se la viste dura?

一Sí. Lo que pasa es que mi hermano es un pajero. No es raro que ande con la pija dura.

一¿Y en tu familia no se quejan de esto?

Se encogió de hombros.

一Ya nos acostumbramos. A mí también me vieron desnuda un montón de veces 一de pronto mi interés por Nadia se multiplicó por diez一. Nos tenemos mucha confianza.

一A Benja le encantaría poder andar en pelotas delante de las hermanas 一comentó Caro.

一¡Hey! ¿Por qué decís eso? 一Protesté.

一Es que… se nota por cómo les mirás el orto. Capaz que ellas no se den cuenta, pero yo sí. No te culpo, tus hermanas tienen culos muy lindos, las dos. Hasta yo los miro con ganas.

Sí, esto despertó en mí más de una fantasía erótica que incluía a mis hermanas, a Carolina y a mí.

一Mayra, mi hermanita, también tiene un orto tremendo. A veces me da un poco de envidia. Yo soy culona, pero es que ella tiene unas nalgas perfectas. Si anda en tanga por la casa, nadie puede aguantar las ganas de mirarle el orto. Y como ya lo tenemos asumido, ni siquiera nos molestamos en disimular.

La familia de Nadia también se estaba volviendo cada vez más interesante. Además, después de todo lo que chupó la concha de Caro, no me quedan dudas de que a Nadia le calientan las mujeres. Quizás no tanto como los hombres, pero definitivamente le calientan.

一¿Y vos le viste algo más que el culo en tanga? 一Pregunté, con genuino interés.

Nadia soltó una risita y en sus ojos pude notar la chispa de la picardía.

一Mayra y yo compartimos dormitorio. Nos vimos desnudas un millón de veces. ¿Sabés lo difícil que es hacerte la paja si compartís la pieza con otra persona? Por eso con Mayra llegamos a un acuerdo: nos pajeamos cuando nos dé la gana y a la otra no tiene por qué molestarle.

一¿Así que vos y tu hermana se hacen la paja juntas?

一Bueno, sí… aunque no siempre. De todas formas, ocurre muy seguido. Porque si yo veo que ella se está colando los dedos, a mí me dan ganas de hacer lo mismo. Y viceversa. Últimamente estamos muy pajeras.

Ya no puedo describir la calentura que tenía en ese momento. A esto hay que sumarle que Carolina empezó a darme jugosas lamidas en la punta de la pija, mientras Nadia me masturbaba.

一¿Y cómo es tu hermana? 一Pregunté, con las bolas en la garganta.

Nadia buscó su celular en la mesita de luz y sin decir nada, me enseñó una foto que no voy a poder sacar nunca de mi memoria. Una chica delgada, de grandes ojos marrones, cabello negro cortado antes de llegar a sus hombros, una sonrisa tímida y… completamente desnuda. Nadia es brutal. Me acaba de presentar a su hermana justo como me gustaría conocerla: desnuda.

La tal Mayra tenía pechos pequeños, nada que ver a los de su hermana, pero eso no le quitaba atractivo, en absoluto. Al contrario, le daba cierto aire de ninfa sexual. En especial por su pubis completamente depilado. La segunda foto que vi de ella la mostraba de espalda, con sus perfectas nalgas en pompa y los gajos de la concha asomando por debajo. Me dieron ganas de metérsela ahí mismo.

Nadia pasó a la siguiente foto y me quedé pasmado al verla besando en la boca a Mayra, las dos completamente desnudas y tendidas en la cama. Pude notar que sus manos estaban en la entrepierna de la otra. A pesar de que no se podía ver exactamente lo que hacían, era fácil adivinarlo.

一Ups, se supone que no tendrías que ver eso 一dijo Nadia, soltando una risita.

一Ay, yo sí quiero ver 一dijo Caro, que ya estaba metiendo su cabezota delante de la pantalla, intentando acapararlo todo. La empujé hacia abajo y la volví a llevar hacia mi verga. Ella empezó a chuparla al instante.

一No, lo siento… no puedo mostrarles esto 一continuó Nadia一. Es parte de un jueguito, no piensen mal.

一Nadie está pensando mal 一aclaré一. Ya nos dijiste que entre vos y tu hermana hay mucha confianza. ¿De qué se trata ese jueguito?

一Es… um… bueno… ¿alguna vez escucharon hablar del strip póker?

一Sí, claro. Lo jugué una vez con Caro y unos amigos. Fue bastante divertido. A Caro le rompieron el orto esa noche, porque perdió una apuesta.

一¿Y a vos no te molestó ver cómo le rompían el orto a tu novia?

一Es que el que le rompió el orto fui yo. En esa época todavía no éramos novios… pero a la putita le gustó tanto mi pija por el orto, que quiso más.

一Eso es cierto 一dijo Caro, y siguió lamiendo.

一¿Vos jugaste al strip póker con tu hermana? 一Le pregunté.

一Sí… y no solo con mi hermana. Toda mi familia participó… es que llovía y estábamos aburridos. La pasamos tan bien que esto de jugar al strip póker se convirtió en una tradición familiar y empezamos a hacerlo más seguido.

一Oh… qué envidia 一dije一. A mí me gustaría poder jugar al strip póker con mis hermanas… y con mi mamá.

Sí, me mandé un poco al frente; pero si yo no me exponía un poco, no conseguiría que Nadia se abriera más.

一Yo también jugaría al strip póker con mi mamá 一dijo Caro.

一¿Con tu mamá? 一Pregunté一. ¿Con lo cerrada que es?

一Sí, quizás con ese jueguito se abra un poco… además vos ya sabés cómo es mi mamá. Se hace la frígida, pero bien que se deja arrimar el paquete.

一Eso es muy cierto 一dije一. Lo sé por experiencia.

一¿Le arrimaste la verga a tu suegra? 一Preguntó Nadia, con una gran sonrisa.

一Sí, más de una vez… Caro dice que su mamá está caliente conmigo.

一Si él quiere, se la puede garchar 一dijo Caro一. A mí me gustaría que lo hiciera, a ver si con eso le quita un poco lo frígida. Quiero que entienda de una puta vez por qué me gusta garchar con Benja…

一¿Y cómo no te va a gustar? 一Preguntó Nadia一. Mirá la pija que tiene.

一Así es… y mi mamá ya sabe que Benja es pijudo. Ya lo vio meando y me dijo: “qué aparato tiene tu noviecito”. Ahí me di cuenta que le gustó la pija de Benja, y le dije: “Andá a arrimarla un poquito, a ver qué pasa”.

一Uy ¿y cómo se dio eso? 一Quiso saber Nadia.

Sus manos bajaron hasta su propia entrepierna y comenzaron a acariciarla. Sus grandes pechos se inflaban con el ritmo de su respiración. Si en ese momento me hubiera pedido que dejara a Carolina y me fuera con ella… lo hubiera hecho sin dudarlo. Sé que suena mal, sé que eso demuestra que no soy un buen novio; pero cualquier hombre heterosexual que hubiera estado en esa posición hubiera pensado lo mismo, sin importar lo buena que estuviera su novia. Es que no exagero al decir que Nadia es como una diosa sexual, irradia morbo por cada uno de sus poros.

一Bueno 一dije, sin poder apartar la mirada de sus tetas一. Al principio fueron arrimones sutiles. Como si fueran sin querer. Ahí me di cuenta de que Gladis, la madre de Caro, no se alejaba de mí asustada, ni tampoco se enojaba conmigo… y eso que Gladis tiene el carácter de un bulldog. 一Caro se ahogó con la verga por intentar reírse, cuando se recompuso siguió chupando一. Así empecé con arrimadas que duraban cada vez más tiempo, aunque seguían siendo cosas de unos pocos segundos. Como me resultó evidente que Gladis no se enojaba conmigo, un día decidí jugármela. Me acerqué a ella por detrás, cuando estaba preparando el desayuno en la barra americana. Ella tenía puesto un camisón y cuando se agachó un poquito pude ver que tenía puesta una tanga que se le metía entre las nalgas. “Esta me está buscando”, me dije. Saqué la verga y haciéndome el boludo me ofrecí a ayudarla. Ahí nomás le puse la cabeza de la pija entre los gajos de la concha. Primero ella dio un saltito, por la sorpresa; pero enseguida entendió de qué iba la cosa. Soltó una risita nerviosa y me agradeció por la ayuda. Esta vez me quedé un rato largo, no sé cuánto fue… quizás diez minutos. Aproveché para darle unos cuantos cabezazos contra la concha.

一¿Vos sabías de esto, Caro?

一¡Obvio! Si yo estaba sentada del otro lado de la barra. Pude ver como a mi mamá se le ponía roja la cara y se le endurecían los pezones.

一¿Te acordás del día que me echó de tu casa porque estábamos cogiendo en tu pieza? 一Pregunté.

一See, cómo olvidarme de eso… qué papelón.

一Bueno, también te acordarás que ese día cogimos de lo lindo… y Gladis no me echó.

Caro soltó una pequeña risita.

一Estoy segura de que se quedó del otro lado de la puerta, escuchando como cogíamos. Capaz que hasta se hizo una paja. Ese día me preguntó: “¿Te dolió hacerlo con tu novio?” Yo le dije: “No me dolió nada, mamá… al contrario, me encantó. Algún día tendrías que probar una pija así de grande”.

一¿De verdad le dijiste eso? 一Pregunté incrédulo.

一Sí… y ella se limitó a ponerse colorada y se fue a la pieza… a pajearse seguramente. Al menos eso es lo que quiero creer.

一Todo esto me recuerda a mi hermano y a mi mamá. Erik también tiene la costumbre de dar buenos arrimones… y con mi mamá tuvo varios encuentros muy intensos en la cocina.

一¿A ella le molestó? 一Preguntó Carolina.

一Al principio le incomodó un poco, pero después se acostumbró. Hasta empezó a disfrutarlo. No la culpo, cuando empecé a comerme yo también esos arrimones, no pude rechazarlos. Es que… es muy difícil decirle que no a una pija como esta 一señaló mi verga一, aunque sea la de tu propio hermano. Si no me creés, algún día podés hacer la prueba con tus hermanas.

一Ni loco, me matarían. Florencia es super enojona, nunca aceptaría que yo la toque. Y Lucía… bueno, ni siquiera creo que Luci tenga algún interés sexual.

Evidentemente estaba muy equivocado con mis hermanas. Especialmente con Lucía, que demostró ser la más puta de todas.

一No lo descartes 一insistió Nadia一, te podrías llevar una gran sorpresa. A mí también me parecía una locura al principio, pero un día… bueno… esos arrimones llegaron demasiado lejos, en particular por culpa de ese maldito juego de póker. Y ya no pude detenerlo… mejor dicho, no quise.

一Entonces tu hermano…

一Sí, me la metió.

Me mostró una foto de una pija oscura y bien grande enterrada dentro de una concha que no podía ser otra que la de Nadia. El corazón empezó a palpitarme con violencia. Ya vi muchas conchas siendo penetradas, no es algo que me genere especial interés, a menos que esté muy aburrido y no tenga con quién coger. Sin embargo, esta era la pija de su propio hermano. La cabeza empezó a darme vueltas. ¿Cómo habían llegado tan lejos?

Y quién hubiera dicho que poco tiempo después yo le estaría metiendo la pija por el orto a mi mamá… y que luego haría algo parecido con mis dos hermanas. Definitivamente la vida da vueltas que no podemos predecir… ni evitar.

一Uy, eso es super interesante 一dijo Caro一. ¿Tenés algo más para mostrarnos sobre tu hermano?

Caro sabía que sí. Todo era parte de un plan que tenían estas dos para disfrutar de un fin de semana de morbo a pleno. Las felicito por eso.

一Sí, hay algo más, pero no lo voy a mostrar.

一¿Qué? ¿Por qué no? 一Pregunté一. Ya sabés que nosotros no te estamos juzgando. Ya vimos que tu hermano te metió la pija… ¿qué problema hay si vemos un poquito más?

一Mm… bueno, les puedo mostrar, pero con una condición.

一¿Cuál?

一Quiero esta pija metida en el orto.

一¡Ja! Me cae bien tu amiga 一le dije a Caro一. Eso con mucho lo puedo hacer.

一¿Estás segura, Nadia? 一Preguntó mi novia一. ¿Vas a poder con todo esto? Mirá que Benja te la puede meter fuerte…

一No te preocupes, ya sé lo que es coger por el orto con un burro pijudo.

一¿Me estás diciendo burro?

一Bueno, la tenés como un burro… ¿o no? 一y empezó a reírse, Carolina la siguió.

No me metí en esa discusión. No me importaba que me tratara de burro, caballo o buey. Yo solo quería disfrutar de ese culo.

Nadia se puso en cuatro delante de mí y Carolina se encargó de poner abundante lubricante por todos lados. Primero se la metí un ratito por la concha, como para ir entrando el clima. La mayor parte del esfuerzo lo hizo la propia Nadia, que se movió de adelante para atrás, provocando que la pija se perdiera completa dentro de su vagina. Era su forma de decirme: “¿Ves? No le tengo miedo a tu verga”.

Después empecé con los arrimones en el orto. Fui dilatando su agujero de a poquito. Carolina ayudó con sus dedos… y con su lengua.

Mientras hacíamos esto, Nadia reprodujo un video en su celular y me lo alcanzó. Casi al instante pude escuchar la frase:

一Dale, Eri… metemela por el orto de una buena vez.

Era la voz de Nadia, y la cámara tomaba su culo en primer plano. La verga de su hermano entraba y salía de la concha a buen ritmo. Alguien más estaba allí con ellos, se trataba de la persona que sostenía el celular… aunque no sabía quién podría ser.

一No quiero 一dijo el tal Erik一. Si te la meto por el orto después vas a decir que te duele y no vas a querer seguir.

一Te prometo que no. Me la banco. Podés darme duro, como la otra vez… no me voy a quejar.

“Como la otra vez”. Mi verga se puso aún más tensa al escuchar esa frase. No era la primera vez que Nadia le entregaba el orto a su hermano.

一Bueno, está bien… pero después no te quejes.

Instintivamente comencé a meter la pija al mismo tiempo que lo hacía Erik en el video. Como la pantalla estaba justo delante de mis ojos, ayudaba a aumentar la sensación de que eso estaba ocurriendo realmente. Me sentí en el lugar de Erik… y de hecho lo estaba, porque estaba penetrando el mismo culo que él… se la estaba metiendo a Nadia.

Ella, que seguramente ya conocía el video de memoria, empezó a moverse casi al mismo momento que lo hizo su imagen en la pantalla. Me encantó que fuera la misma Nadia la que buscaba la penetración. Ella se encargó de que la verga se fuera hundiendo cada vez más dentro de su culo. Sus movimientos se volvieron progresivamente más rápidos.

Aquí comenzó una sinfonía de gemidos. Por un lado podía escuchar a la Nadia del video expresando su deleite, y por otro lado la Nadia en carne y huesos le hacía coro. Empecé a darle más fuerte y pude ver que Erik hacía exactamente lo mismo en la pantalla del celular. Eso me ayudó a entender que Nadia realmente podía soportar una buena cogida por el orto, así que dejé salir a mi macho cabrío. Le pasé el celular a Carolina, ella se encargó de sostenerlo cerca, donde yo pudiera verlo. Sujeté a Nadia por la cintura y empecé a darle duras embestidas. Toda mi verga se clavó en su agujero y sus gemidos se volvieron más intensos y eróticos.

Erik también se encargó de darle matraca. Nadia le gritaba cosas como “Ay, sos un animal… me estás partiendo al medio”, y él le decía: “Vos te lo buscaste, ahora te la aguantás”. Y ella aguantó… gritó, gimió, pero en ningún momento le pidió que se detuviera. Conmigo ocurrió exactamente lo mismo. Yo también forcé su culo con todo mi arsenal. Le di tan duro como mi propio cuerpo me lo permitía. Ese orificio quedó bien dilatado y cuando Caro echó un poco más de lubricante, la pija comenzó a deslizarse con total soltura.

Estuve metiéndole la pija sin parar como quince minutos, lo sé porque la cogida de Erik duró más o menos ese tiempo. Él acabó un poco antes que yo. Ahí pude ver a la persona que sostenía el celular. Se trataba de Mayra, la hermana de Nadia. La pequeña se puso de rodillas entre esas nalgas y comenzó a lamer el culo. El semen comenzó a chorrear hacia afuera y ella lo recibió en su boca, con sumo deleite. Esa pendejita también me vuelve loco. Me encantaría poder cogerla algún día.

Cuando yo acabé dentro del culo de Nadia, agarré el celular para terminar de ver la escena, y le di lugar a mi novia. Estaba seguro de que Carolina querría replicar la hazaña de Mayra. Y así fue. Metió la cara entre las grandes nalgas de Nadia y limpió con la lengua todo el semen que salía de su culo.

Ese fin de semana repetimos esa proeza varias veces, y en distintos lugares de la cabaña. Incluso una vez lo hicimos afuera, al aire libre. Estábamos casi seguros de que nadie podía vernos.

Nadia se encargó de alimentar en mí cierto gustito por el incesto.

Hoy me puedo dar el lujo de repetir esa escena con mis propias hermanas. El culo de Luci está bien preparado para recibir unas buenas embestidas y Florencia no deja de lamerle la concha, como si estuviera esperando impaciente a que el semen caiga sobre su cara. El lunes comenzó muy intenso para nosotros. No hubo demasiado diálogo, enseguida supimos lo que queríamos hacer. Ya no había lugar para excusas o juego. Queríamos coger, y debíamos aprovechar al máximo todo el tiempo que tuviéramos juntos.

Yo estaba allí, dándole por el orto a Lucía en el comedor, mientras Flor le comía la concha, mientras escuchábamos algo de rock a todo volúmen. La estábamos pasando de maravilla, era la cuarta o quinta cogida en lo que iba del día. Me estaba preparando para eyacular, cuando noté un movimento con mi visión periférica. Con el corazón en la boca giré la cabeza. Hubiera preferido encontrarme con un ladrón.

Allí, de pie junto a la puerta de entrada, estaba Lali, mi mamá, mirándonos con la boca abierta. Los tres nos quedamos tan sorprendidos que no supimos qué decir. Se suponía que ella no debía llegar hasta el martes. ¿Qué carajo hacía allí?

Lali caminó con paso firme hasta el equipo de música. Apagó la música y dijo las peores palabras que pueden decir los padres:

一Tenemos que hablar.

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Comentarios

Arnold Mauricio ha dicho que…
Diablos nokomi!!!!
Ese final ha sido de locos, quien diría qué Nadia de strip poker aparecería en esta historia haciendo un trío con Benjamín y Carolina!!
Tal vez hagas algún día un croos- over de las historias de Benjamin y sus hermanas con la de la familia de Nadia!!
A esperar la siguiente actualización porque se viene una barbaridad, que Diablos dirán q los Hermanos a Lali si ya los pillo con las manos en la masa!!
Genial, simplemente genial nokomi! 👌
Nokomi ha dicho que…
El Capítulo 11 de "Un fin de semana con mis hermanas" ya está disponible para los que me apoyan en Patreon. Lo voy a publicar acá el 20 de Marzo.
Cheche ha dicho que…
No me jodas Nokomi!!! Nadia aparece aquí?! Nadia es la mujer mas sexi y encantadora con la que he soñado jajaja ya te había dicho que estoy súper enamorado de ella jajaja un personaje ficticio con el que fantaseo mucho. Aun no lo leo completo pero quería decirte que me dejaste súper impresionado jajaja
Cada día tus relatos me gustan mas.
Saludos desde Venezuela y mucho excito.
Soy vencheche en otras paginas donde igual te sigo
diegouchiha752 ha dicho que…
Woooou me parece sumamente gratificante el leer de Nadia... Por ese relato te empecé a leer ... Ya quiero saber que sigue en ese relato, pero mientras disfruto de tu contenido
Muchas gracias por el "crossover"
vicryukiba ha dicho que…
Nadia es un personaje legendario en los relatos de nokomi y es buenísimo que aparezca aqui y se confirme el nokomiverso...

Ahora no es descabellado pensar que otros personajes aparezcan en otros relatos uff..
ck-alex ha dicho que…
Bravo Nokomi!!!
Excelente manera de ensamblar dos historias. Creo que a todos tus lectores nos gustó. Te reitero mi admiración, me recuerdas una compañera de trabajo, una otorrino que también está re loca y es muy talentosa. Me encanta compartir un rato con ella y tomar un buen vino. Si algún dia fuera a tu país te buscaría.
Un abrazo desde México
chinitus ha dicho que…
no puedo creer este final de capitulo, ahora me intriga saber como va a reaccionar la madre y que historias va a contar. como siempre excelentes tus relatos
Rafa ha dicho que…
Sinceramente acabara en un pleito y una orgía
La mama tambien va a follar con La novia del protagonista y todo acabara en un maldito orgia
chasirette ha dicho que…
Muy buenooooo!!! Me encantó, entrelazadas las dos historias más ardientes que he leído de lo que escribes. Un placer absoluto... muy buena idea. Te sigo leyendo...

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