Strip Póker en Familia [23].

 




Lista con todos los capítulos:

Strip Póker en Familia.


Capítulo 23.


Otra Noche de Póker.



Esta fue una noche muy intensa, aunque no todo salió como lo habíamos planeado. Ahora estoy en mi cama, masturbándome antes de dormir mientras revivo las sensaciones que experimenté. La cabeza aún me da vueltas, bebí demasiado; pero necesito aliviar el calor entre mis piernas.

Hace unos días hablé con mi mamá para que juntas organicemos una reunión con Benja y su familia. Viki sabe que mi novio es muy liberal, sin embargo no le comenté lo que ocurrió aquella vez que visité su casa junto a Mayra y Erik. Preferí mantenerlo en secreto para que sea una sorpresa.

A mi mamá le gustó mucho la idea de la reunión y Benjamín también se mostró muy entusiasmado; pero él me dijo que no estaría presente toda su familia. Prefería que su padre no formara parte de esto. No le pregunté por qué, ya me imaginaba la respuesta. Recuerdo todo lo que pasó en su casa el día de la orgía, y no hubo señales de su padre… y nadie lo mencionó. Eso me llevó a suponer que el papá de Benjamín no sabe lo que hace su esposa y sus hijos cuando él no está en casa.

La idea era hacer una partida de póker, de esas que me gustan tanto. Quería volver a disfrutar esa tensión sexual y que, de a poco, la llama del morbo vaya aumentando. Mi deseo era desnudarnos de a poco, mirar, tocar, probar… y quizás hacia el final de la noche habría un poco de descontrol.

Bueno, esto no salió como lo planeamos. Creo que eso se debió a que en mi familia el sexo incestuoso se volvió algo de todos los días… y creo que con Benjamín y su familia (excepto su padre) pasó lo mismo. Me pregunto cuántas veces se habrá cogido a sus hermanas, cuántas veces habrá sometido por el culo a su madre con su potente verga. Sé que lo hizo más de una vez y hasta tuvo la gentileza de mandarme algún que otro video teniendo sexo con Lucía, con Florencia y, en especial, con Lali.

Unos pocos minutos después de que llegaran los invitados ya estábamos organizados alrededor de la mesa para jugar al póker. Los que parecían más entusiasmados eran Erik (porque es un pitoduro) y Alberto (porque había dos nuevas pendejas a las que meterle la verga). Del lado de la familia de Benja la que parecía más entusiasmada era Lucía. Esa chica tiene algo que me recuerda a mí, es una puta en potencia. Desde el comienzo la noté impaciente por abrir las piernas… y yo estaba impaciente porque las abra, lo admito.

Las miradas de complicidad nos delataron a todos mientras mi mamá explicaba las reglas del juego. Cuando habló de perder la ropa y de poner desafíos “picantes” quedó bastante claro hacia dónde se dirigía este juego.

Para mi sorpresa, la que quiso acelerar las cosas fue Lali, la madre de Benjamín.

—Lo de los desafíos picantes suenan muy interesantes —dijo—, ¿por qué no saltamos directamente a esa parte del juego y nos quitamos la ropa ahora? Bah, digo… es que yo estoy acostumbrada a ver gente desnuda y no me resulta incómodo.

Estuve a punto de decirle que eso rompería la dinámica del juego; pero luego me di cuenta de que era lo más sensato. Conté a los presentes, en total éramos diez personas, cuatro hombres y seis mujeres. Tardaríamos una eternidad en jugar las partidas suficientes para perder nuestra ropa. Si queríamos que el juego fuera interesante, debíamos comenzar desnudos… lamentablemente eso mataba un poco la incertidumbre.

Mi mamá me dedicó una mirada cómplice como si dijera: “Ya me veía venir esto”.

—A mí me gusta la idea —dijo Erik—, creo que tendríamos que hacer eso en cada partida de póker.

—Por lo general no estoy de acuerdo con este boludo —dije, señalándolo con el pulgar—, pero esta vez opino igual.

La primera en desnudarse fui yo, por supuesto. Esto ayudó a romper el hielo. Luego de admirar mis tetas por unos segundos, todos los demás comenzaron a desvertirse a toda prisa… incluso la pequeña Mayra que no dejaba de sonreír. Noté que su mirada estaba puesta principalmente en Florencia, la hermana mayor de Benja.

Los ojos de mi mamá se clavaron, como no podía ser de otra forma, en la gruesa y larga pija de Benjamín.

Alberto se fijó, sin ningún tipo de disimulo, en la depilada concha de Lucía, que era casi tan bonita y perfecta como la de Mayra. Al viejo calvo se le puso dura la pija con solo ver eso.

Y su verga también recibió miradas, en especial por parte de Lali… y claro, ella también se fijó en lo que le cuelga a mi papá entre las piernas. Benja me contó que a esta puta le gusta que la garchen entre varios, quizás ya se estaba imaginando que recibiría al menos tres de las vergas disponibles al mismo tiempo.

Lucy y yo fuimos las que no pudimos dejar nada sin mirar. Nuestros ojos saltaron por todos lados. Algo parecido le pasó a Erik, pero él solo se fijó en las mujeres. Y Benja, por extraño que parezca, no miró a nadie. Hasta dobló su ropa con perfecta calma y la dejó sobre uno de los sillones. No sé por qué, pero ver esa actitud en él me puso cachonda. Bah, creo que sí sé por qué. Estoy acostumbrada a lidiar con babosos que no me quitan los ojos de encima (en especial Erik) y tener un novio tan seguro de sí mismo que no necesita estar baboseando todo el tiempo con cada culo y cada teta que ve, me calienta.

Benja sabe que esta noche nos va a coger a todas.

Mantuvimos la regla de que el que obtiene peores cartas debe recibir un castigo impuesto por aquella persona que recibió las mejores cartas.

Las primeras dos partidas de póker fueron las más sutiles.

En la primera ganó mi mamá y la perdedora fue Florencia. Viki la sentenció a acariciar la concha de Mayra. Es obvio que mi mamá notó el sugerente intercambio de miradas que había entre estas dos chicas.

Al principio Flor se mostró un poco nerviosa, sin embargo cumplió el desafío a rajatabla y por la forma en que sonrió Mayra mientras le acariciaban la concha sé que ella lo disfrutó.

El segundo ganador fue mi tío Alberto, para él fue todo un orgullo demostrar que no había perdido su toque con las cartas. La que perdió fui yo… y debo admitir que hice un poquito de trampa. Me quedé con las peores cartas posibles, porque estaba entusiasmada por recibir algún desafío.

—Te diría que le toques la verga a Benjamín —dijo Alberto—, pero algo me dice que eso ya lo hiciste muchas veces. No tendría gracia.

—Así es… esta chica necesita algo más picante —acotó Lali con una sonrisa cargada de lujuria.

Mi desafío consistió en masturbar una verga… la de mi papá. A pesar de que eso también lo hice varias veces, me dio morbo hacerlo frente a gente que nunca me vio haciendo esto. Además me da orgullo la pija de mi papá. Cuando se le puso dura Lali comentó:

—Debés ser una esposa muy feliz, Viki.

—Sí que lo soy —respondió Victoria mientras tomaba un buen trago de vino con soda.

Hasta acá todo marchó como yo quería, pero el tercer desafío rompió con el ritmo del juego de forma abrupta.

La ganadora fue Lali, la madre de Benja, y justamente la que perdió fue Lucía, una de sus hijas.

Lali le pidió a Lucy que se pusiera de pie y que apoyara las manos sobre la mesa, levantando la cola. A continuación le pidió a Erik que le metiera la verga.

Creo que esa fue la receta para el caos. Ya me quedó claro que la más putita en esta familia es Lucy, y que a su madre le encanta verla coger… y mi hermano, bueno es bruto, de sutilezas entiende lo mismo que de chino mandarín.

Se paró detrás de la chica con su gran verga erecta, la agarró de un hombro y se la enterró tan adentro como pudo. Por suerte Lucy estaba bien mojadita… además se nota que esta chica tiene experiencia en pijas grandes, porque sino la de mi hermano no hubiera entrado en una concha tan pequeña.

Después de la tercera o cuarta embestida Lucy quedó con las tetas apoyadas en la mesa de vidrio y mi hermano se aferró a su cintura con ambas manos. Empezó a darle duro.

Yo me pregunté si se había fijado un tiempo límite para esto, pero al parecer no fue así. Los minutos siguieron pasando y Erik no dejó de taladrar la concha de Lucy. Ella tampoco parecía muy dispuesta a detenerse.

—Em bueno… ¿y si mientras tanto jugamos otra mano? —Sugirió Alberto.

Y eso fue lo que hicimos. Se repartieron las cartas una vez más y jugamos mientras la pequeña Lucy gemía de placer.

En esta ocasión la ganadora fue Florencia. Pensé que ella sería más sutil que su madre. La que perdió fue Viki. Miró a mi mamá y le preguntó:

—¿Vos practicás sexo anal?

—Sí, bastante —respondió Viki con naturalidad—. No sé si me gusta tanto como a Nadia, pero me agrada hacerlo.

—Eso quiere decir que ya tenés experiencia con vergas grandes —dijo Flor, señalando la pija de mi papá—. Así que vas a poder aguantar la verga de Benja.

—¡Por supuesto! —Exclamó Viki con orgullo.

Ella había traído abundante lubricante en potes por si teníamos situaciones como ésta. Se colocó en un sillón del living, el cual acercaron para que pudiéramos ver todo mejor. Se puso en cuatro y le pasó el pote lubricante a Benja que ya estaba preparando su verga. Él me miró con una sonrisa picante mientras se masturbaba. Desde el primer día que vió a mi madre tenía ganas de romperle el culo… quizás Flor lo sabe y por eso quiso darle el gusto.

Era apenas la cuarta mano de póker y mi mamá ya estaba recibiendo un grueso falo por el orto. Y ella feliz… yo creo que ella también se moría de ganas de probar la pija de Benjamín, y ahora se estaba dando el gusto.

Erik y Lucy seguían cogiendo como conejos y mi papá volvió a repartir las cartas. En esta ocasión intenté ganar, quería poner un desafío más suave, con la esperanza de que el juego tuviera un ritmo más lento. Sin embargo la que se alzó con la victoria fue Mayra, me superó con un full de cincos y jotas. Yo apenas conseguí un trío de nueves.

La que tuvo la peor mano de cartas fue Florencia. Mayra la miró con picardía y le dijo:

—Como le están rompiendo el orto a mi mamá por tu culpa, te voy a devolver el favor. Vas a tener que entregarle el culo a mi tío Alberto.

Pocas veces vi a mi tío tan feliz, su sonrisa llegó de una oreja a la otra. La que no pareció tan contenta fue Florencia. Miró la erecta pija de Alberto con un poco de miedo.

—Vos te lo buscaste, Flor. Ahora bancatela —le dijo Benja mientras le bombeaba el orto a mi mamá. No veía a Victoria disfrutando tanto del sexo anal desde que Ariel le rompió el culo.

—Benja tiene razón —le dijo Lucy, que parecía estar disfrutando mucho de la verga de Erik—. ¿Vas a quedar como una miedosa?

—¡Claro que no! —Exclamó Flor, y se puso de pie de un salto.

A pesar de su aparente confianza, sabía que la chica se moría de miedo. Para que se calme un poco le dije:

—Tranquila, Alberto sabe lo que hace. Tiene experiencia en el sexo. Te va a tratar bien… y te aseguro que lo vas a disfrutar.

Cuando Flor se acercó a Alberto me dio la impresión de que el miedo de la chica se debía a otra cosa, no al sexo anal en sí mismo, sino en tener que entregar su juvenil cuerpo a ese viejo calvo y panzón con cara de degenerado. Pero yo sabía que ese miedo se le pasaría pronto.

Alberto alejó un poco su silla de la mesa e hizo que Flor se sentara sobre él, dándole la espalda. De inmediato el viejo pelado le agarró las tetas. Pude ver una mueca de asco en la cara de Flor. Una de las manos de mi tío bajó hasta la preciosa concha de esa chica y comenzó a acariciarla. Me dio la impresión de que Flor intentó zafarse, pero al final se quedó quieta, supongo que se aguanto las ganas de salir corriendo para no quedar como una miedosa.

Mayra contribuyó a la tarea, ella se arrodilló frente a la silla y comenzó a llenar de lubricante la pija de su tío, también hizo lo mismo con el orificio anal de Flor.

De pronto, y para sorpresa de todos, Mayra comenzó a chuparle la concha a Flor, poniendo mucho énfasis en el clítoris. Creo que mi hermana se solidarizó un poco con Flor y quiso contribuir a calmar a la chica… o tal vez lo hizo solo por pura calentura.

Gracias a esto la pija de Alberto encontró un culo que no opuso demasiada resistencia. De a poco el glande se fue hundiendo en ese agujero y todo lo demás lo siguió.

Miré la mesa y me di cuenta de que alguien ya había repartido las cartas otra vez. Supongo que fue mi papá, ya que en la mesa solo quedaba él, Lali y yo. Esta mano transcurrió muy rápido y pude alzarme como vencedora, tan solo hicieron falta dos pares, uno de ochos y el otro de cuatros. Pero Lali y Pepe no consiguieron armar ningún juego.

—En mi opinión, perdieron los dos —dije—. Así que el castigo lo pongo yo. Pepe, mostrale a Lali lo que sos capaz de hacer con esa pija.

—Ey —protestó Lali—, de esa forma parece que la única que recibe el castigo soy yo.

—Lo sé, pero para estos casos tenemos un sistema. A vos te toca determinar si mi papá lo hace bien… y si lo hace bien, le podés dar la recompensa que vos quieras. De lo contrario, tiene que dejar de hacerlo.

—Mmm… suena interesante —Lali estaba entusiasmada.

Ella es una mujer muy linda, quizás no tiene el cuerpo voluptuoso de mi mamá, al lado de Viki es más delgada. Sin embargo, sus facciones son preciosas. Labios sensuales, nariz recta, ojos grandes y expresivos. Una verdadera ricura.

Pepe invitó a Lali a uno de los sillones, ella se sentó ahí con las piernas bien abiertas y mi papá, sin darle mucho tiempo a acomodarse, la agarró y le ensartó la pija en la concha. Lali ni se inmutó, pero creo que le costó mostrarse tan serena, sé muy bien cómo se siente una penetración de Pepe.

Me fijé en Flor y vi que ya no mostraba tanto asco. La verga del Alberto ya le estaba taladrando el culo a buen ritmo y mi hermanita seguía deleitándose con su clítoris. Mi tío aprovechó para manosear las tetas de Flor al mismo tiempo que le daba besos en el cuello. Este fue un toque mágico, Florencia comenzó a gemir. Lo hizo suave, sin exagerar, como si estuviera en la cama con su amante, con ese hombre que la vuelve loca. Cerró los ojos y se dejó llevar por las manos y los besos de ese viejo panzón. Sentí un poquito de orgullo (y de calentura) mi tío realmente sabe lo que hace.

Los de Flor no eran los únicos gemidos de la sala, mi mamá también comenzó a emitir cortos gruñidos, y como para no hacerlo. Benjamín ya había agarrado el ritmo deseado. Le estaba castigando el culo sin piedad.

¿Y yo? Bueno, obviamente no me iba a quedar mirando y nada más.

Admito que las cosas no ocurrieron como me hubiera gustado. Creí que juntar dos familias que ya probaron el incesto sería la combinación perfecta para una noche de strip póker. Me equivoqué. Porque tanto en mi familia como en la de Benjamín, ya no hay lugar para las sutilezas. Todos se lanzaron al sexo duro apenas tuvieron la oportunidad. Ni siquiera hubo necesidad de explicar nada.

A pesar de que la partida de strip póker quedó arruinada, la noche recién comienza. Me levanté y puse música, una lista de temas seleccionados para una buena noche de sexo, alcohol y descontrol. Esto ayudaría a opacar cualquier ruido raro que pudiera llegar a oídos de nuestros vecinos.

Admiré el panorama y pensé cuál sería la mejor forma de actuar a continuación. Se habían formado lindas parejas… o tríos, pero a esta noche tan particular le faltaba algo: el incesto.

Sabía que dependía de mí romper esa barrera, para que los demás también se animaran a hacerlo.

Me acerqué a mi mamá y a Benjamín, hace unos días hablé con mi novio y le dije que estaba encantada de poder cumplir, una vez más, su fantasía de coger con su suegra y su novia al mismo tiempo. Y digo “una vez más”, porque sé que cuando aún estaba de novio con mi amiga, tuvo la oportunidad de coger a Carolina y a su suegra, al mismo tiempo. Me contó que hasta Florencia participó. Debió ser una linda sesión de sexo.

Me senté en el respaldar del sillón en el que mi mamá estaba en cuatro. Al quedar tan arriba, mi concha quedó justo a la altura de su boca.

Ni siquiera tuve que darle instrucciones a Viki, ella sabía exactamente lo que tenía que hacer.

Ante la mirada atenta de casi todos los presentes, le dio una sensual lamida a mis labios vaginales. De esa forma inauguramos el incesto en la noche.

La chupada de concha de Viki incentivó más a Benja, que empezó a darle más duro a su suegra. A pocos metros de nosotros estaba Lali, toda abierta, recibiendo la pija de mi papá, yo podía verla directo a los ojos. La mujer tenía la cara roja, cada vez le costaba más no gemir.

Lucía al parecer quiso probar algo diferente, por lo que se arrodilló frente a Erik y comenzó a comerle la verga. Es impresionante como esa chica, con una boca tan pequeña, es capaz de tragarse toda esa verga.

Florencia estaba sumergida en un océano de placer, ella acompañaba el movimiento de la pija de Alberto y en un momento pude ver como sus bocas se unían en un beso. Ahora ella no sentía ninguna repulsión, mi tío la había conquistado con su experiencia y la rigidez de su miembro.

Mayra se puso de pie, tomó del mismo vaso de vino que había estado bebiendo mi mamá y luego lo volvió a llenar; pero sin agregarle nada más. Bebió la mitad del contenido y luego me lo pasó a mí.

Tomé del vaso hasta dejarlo vacío… y ahí comenzó el verdadero descontrol. No puedo describir todo lo que ocurrió, ya que no pude verlo. Poco después del tercer vaso de vino, me puse a hacer un 69 con mi mamá mientras Erik me daba por el culo a mí, y Benja seguía dándole a Viki. Yo tenía toda la concha de mi madre sobre la cara, me fue imposible ver qué hacían los demás.

Después de un largo rato, cuando Viki se puso de pie, me encontré con que la muy putita de Lucía estaba montando la pija de mi papá, mientras Alberto le taladraba el orto. Se mandó a disfrutar de una excelente doble penetración. Admito que me dio mucho morbo ver cómo esos dos tipos le daban duro a una chica con un cuerpo tan menudo; sin embargo ella resistió todo.

Había otro trío en escena. Lali estaba acostada boca arriba en el suelo. Florencia le estaba chupando la concha a su madre, mientras Lali disfrutaba de Mayra. Mi hermana estaba sentada sobre su cara y recibía lengüetazos en la concha y en el culo por igual.

Me levanté a buscar otro vaso de vino y vi que Flor estaba en cuatro, con el culo bien dilatado. Le hice señas a Benjamín y él entendió perfectamente. Se acercó a su hermana y le dio pija por ese orificio que mi tío Alberto se encargó de dilatar.

Mientras tomaba el vaso de vino, mi hermano se me acercó por atrás, me agarró las tetas y me dio un beso en el cuello, creo que intentaba imitar a Alberto. Eso es bueno, Erik necesita aprender buenos modales. Los pezones se me pusieron super duros y al sentir su pija puerteando mi concha, me mojé toda. Por supuesto que me dejé clavar por él. De hecho, me dejé clavar por todos.

Estoy segura de que probé las cuatro pijas disponibles, en especial la de mi papá.

Pepe me clavó por el orto mientras yo montaba la pija de Benjamín, fue tremendo. Nunca me había sentido tan llena de verga. Tenía dos enormes falos para mí solita. Salté descontrolada, ya estaba borracha, y los vasos de vino seguían llegando a mí.

Me pareció ver a Erik cogiendo con mi mamá, a Florencia chupándole la concha a su hermana, a Mayra cogiendo con el tío Alberto.

Las parejas, o los tríos, duraban apenas unos minutos. Porque todos queríamos probar un poquito de cada persona disponible.

Lo que no puedo asegurar es si chupé todas las conchas. Llegó un momento en el que yo tenía sexo solo por inercia, estaba ciega por el alcohol, y no quería dejar de tomar… ni de coger.

Tragué semen, no sé de qué pija. Solo sé que me pusieron una en la cara mientras alguna chica me comía la concha, y pude disfrutar del tibio esperma de alguien. Los gemidos sonaban apagados bajo la estridente música, pero aún así se podía respirar el ambiente a orgía. Esta fue mucho más intensa que aquella tarde en la casa de Benjamín. En esta orgía había más gente y, sobre todo, había más pijas para comer.

De a poco la fiesta se fue disipando, no porque la gente se haya cansado de coger, sino porque las parejas se fueron trasladando a los dormitorios.

Pepe y Alberto se llevaron a Lucía… o quizás fue Lucía la que se los llevó a ellos. No lo sé. Lo que sí sé es que a esa pendeja le dieron para que tenga, y sin misericordia.

Mi mamá y Lali se perdieron dentro del dormitorio de mis padres y casi al instante las siguió Erik. Podrá ser bruto, pero no es ningún boludo, esas dos veteranas se sacarían chispas entre ellas y estarían más que encantadas de tener una buena verga para recibir por la concha o el culo mientras hacen algún 69.

Yo me quedé tirada en un sillón, con mi hermanita comiéndome la concha, y creo que me quedé dormida.

Aunque no por mucho rato. Eran ensoñaciones cortas, producto del alcohol y del agotamiento físico. Me dolía todo el cuerpo.

Pude ver que a mi lado estaba Florencia, montando sobre la pija de Benjamín. Me dio gusto poder disfrutar de esa escena.

Todo se dio muy rápido y fue confuso, sin embargo me va a quedar para siempre la sensación de haber participado en una alocada orgía con mi familia y la de Benja.

Espero que él no esté apurado por volver a ser el novio de Carolina, la verdad es que disfruto mucho de sus visitas, y de ahora en más las voy a disfrutar mucho más, porque puede venir acompañado de su madre o de una de sus hermanas.

Por cierto, hablando de su madre… qué rica es la concha de Lali. Sé que me prendí a ella en algún momento de la noche. Creo que fue mientras Erik le daba por el orto… sí, fue en ese momento. Aún me cuesta acomodar las ideas, pero recuerdo las bolas de mi hermano rebotando contra el culo de Lali y yo, por supuesto, lamiéndole el clítoris con pasión.

Otro lindo momento de la orgía fue ver a Mayra llena de pija, no le dieron por el orto, porque nadie se animó a hacerlo. Pero sí la vi con Benja dándole por la concha, mientras ella estaba en cuatro en un sillón, y mi papá llenándole la boca de verga. Ver a esa chica recibiendo una sacudida tan tremenda y una descarga de semen tan potente dentro de la boca, me hizo acabar… y el chorro que salió de mi concha fue a parar directo al interior de la boca de Lucy, porque estoy segura de que era ella la que me la chupó en ese preciso instante.

Sé que voy a pasar días recordando pequeños fragmentos de esta alocada orgía, y voy a tener que hacerme un millón de pajas para bajar la calentura cada vez que recuerde algo nuevo.

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Antes de irnos a dormir, después del descontrol, le pedí a Benja que me ayudara con una pequeña exibición nocturna de sexo. Mayra escuchó esto y también quiso sumarse, para eso le pidió colaboración a Florencia, que aceptó encantada.

Caminé tambaleándome, el efecto del alcohol aún no se me había pasado. Mayra y Flor también parecían borrachas, pero ellas más que nada estaban alegres, no las noté mareadas.

Eran las cinco de la madrugada cuando salimos al patio de mi casa, los cuatro completamente desnudos. Colocamos dos reposeras apuntando directamente al balcón de mi querida vecina Lourdes.

Empecé chupándole la verga a Benja, solo para que se le pusiera dura. A mi lado Mayra comenzó a comerle la concha a Florencia.

Cuando Benja por fin la tuvo dura, me posé sobre él, pero dándole la espalda. Quería mirar hacia el balcón.

—Dame por el orto —le pedí.

Él, muy amablemente, apuntó su pija, yo me senté sobre el glande y éste se fue perdiendo dentro de mi culo.

No pasaron ni dos minutos cuando vi algo blanquecino, etéreo, moviéndose en la oscuridad del balcón de nuestros vecinos. Esa figura fue acercándose a la baranda y se volvió más nítida, hasta ser completamente visible gracias a la luz que provenía de mi propio patio.

Se trataba de Barbarita, estaba completamente desnuda y con sus hermosos risos dorados cayéndole sobre los hombros. Sus sonrosados pezones apuntaban al cielo nocturno. La saludé con una mano sin dejar de montarme en la pija de Benja, ella me devolvió el saludo.

Mayra, que vio mi saludo, comenzó a masturbarse, con su culo en pompa apuntando directamente hacia Barbarita.

Intenté quedarme ahí todo el tiempo posible, sin embargo la cabeza me daba vueltas. Y el movimiento sobre la pija de Benja no me estaba ayudando en nada. Temí que en cualquier momento pudiera vomitar. Por eso me bajé.

Mayra y Flor intercambiaron lugares. Le llegó el turno a Florencia de chupar la linda concha de Mayra. Y mi hermanita, al ver que Benja aún tenía la pija dura y buscaba acabar, le hizo señas para que se acercara.

Mayra abrió su boca y se tragó buena parte de la verga de mi novio. Me hice a un lado para que nuestra testigo pudiera ver todo desde el balcón.

Barbarita parecía un angelito en la oscuridad… o una vampiresa.

Dejé a Mayra comiendo pija y saludé una vez más a mi vecinita, ella se despidió de mí con una radiante sonrisa.

Fue una linda forma de cerrar una noche de sexo y descontrol.

Sé que Barbarita le contará todo a su madre. Cuento con ello, es parte de mi plan macabro. Además quiero creer que después de semejante espectáculo volvió a su pieza para hacerse tremenda paja.


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Me levanté como a las cuatro y media de la tarde, la cabeza se me partía.

En la cama de al lado Mayra dormía abrazada a… ¿Lucy? No… es Florencia. Mmm… me parece que estas dos van a terminar juntas. Al menos por un tiempo.

Hace unos días tuve una breve charla con Florencia, para conocer un poco mejor a una de mis cuñadas, y ella me comentó sobre su despertar sexual y sus fuertes inclinaciones lésbicas. Se me ocurrió decirle: “seguramente te vas a llevar bien con mi hermanita, a ella también le gusta la concha”. Creo que con eso la sugestioné un poco; pero debo admitir que hacen buena pareja. Es lindo verlas juntas.

Salí al pasillo y me encontré con Lali correteando como una pendeja con las hormonas alborotadas, estaba completamente desnuda. Entró a la pieza de mi mamá y salió un segundo después llevando un consolador. Se dirigió hacia el living de mi casa.

Ni siquiera le pregunté qué hacía. Ya me podía imaginar la escena, seguramente mi madre también estaría ahí y, posiblemente, Pepe o Alberto se habían unido a la fiesta.

Algo me dice que este tipo de escenas se van a volver sumamente frecuentes en mi casa.

Entré al baño y me di una buena ducha, la necesitaba. El agua fresca me ayudó a despejarme un poco. Los pedazos rotos de mi mente se fueron arreglando, no todos, pero sí los necesarios para poder pensar con un poquito más de claridad.

Claridad… uf… ¿por qué las luces tienen que brillar tanto? Se me parte la cabeza.

Quizás más tarde le pregunte a mi tío Alberto si conoce algún buen remedio para la resaca. Él tiene pinta de haber experimentado muchas.

Minutos más tarde, cuando salí envuelta en un toallón, escuché ruidos provenientes del cuarto de mi hermano. Me asomé y para mi sorpresa no encontré ninguna escena sexual. Vi que Erik y Benjamín estaban sentados frente al televisor, y había un juego de fútbol. Los dos me estaban dando la espalda y parecían muy concentrados en el partido.

Eso me agradó, y me sentí como una boluda.

Benja me cae muy bien, y me alegra que se divierta en mi casa, incluso más allá del sexo. Si se hace amigo de Erik, quizás decida volver a visitarnos cuando ya no sea más mi novio.

Además esto me hizo pensar en una dura realidad: ¿Qué le puedo ofrecer a Benja más allá del sexo? ¿Y qué tiene él para ofrecerme a mí?

¿Será que mi relación con él se limita solo al acto sexual?

Sé que con Carolina la pasa muy bien, incluso cuando no están cogiendo. Los vi juntos en varias ocasiones y se ríen todo el tiempo. Se hacen bromas el uno al otro y luego hacen las pases dándose un beso. Yo también quiero experimentar eso. No quiero ser solo una muñeca sexual.

¡Dios! ¡Qué boluda que soy! La estoy pasando de maravilla con un pibe que coge bien, y ahora me lamento por boludeces que nunca me importaron en la vida. ¿Por qué soy tan autodestructiva? ¿Por qué no puedo disfrutar de su pija en paz sin hacerme tantos planteos?

Sin embargo, hay una angustia muy grande en mi pecho. Por más que quiera hacerme la dura, sé que me va a doler mucho cuando este pacto con Carolina llegue a su final.

Y no quiero que eso pase. ¿Y si hablo con Erik? Él se coge a Caro… y por lo pajero y poco experimentado que es Erik, estoy casi segura de que se enamoró de Caro… o al menos debe creer que la ama. Y a Caro le gusta que Erik sea tan bruto; pero… cuando se canse del cavernícola, va a buscar un poco de ese cariño que Benja era capaz de darle. Algo que Erik no está preparado para dar. Aunque… yo podría enseñarle. Podría educar a mi hermano de las cavernas para que, después de una cogida bestial, se acuerde de que las mujeres tenemos sentimientos. Que nos gusta que nos mimen y nos presten atención. Va a ser difícil. Sería como enseñarle a un burro a andar en moto. Aunque este burro ya aprendió un par de trucos. No todo está perdido.

Lo admito. Benja me gusta. No sé qué tiene exactamente, pero me gusta… esto va más allá de qué tan bueno sea en la cama o cuán grande sea su pija. El pibe tiene una sonrisa que me mueve el piso, una mirada de seguridad que me pone la carne de gallina. Es varonil, encantador, educado. Es… es… es como mi papá.

La puta madre. Me enamoré de mi papá.



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Comentarios

chinitus ha dicho que…
noo genial, ahora también faltaría que se sume caro y su familia, pero creo que serian pocos hombres para tantas bellezas. al no ser que lali invite a sus amigos. me intriga mucho barbarita pienso que se va a escapar de las garras de la madre y va a terminar con el culo roto por pepe o por el tío Alberto
Cheche ha dicho que…
Si me gusto porque si me gusto pero no se, siento que estas apresurando la historia Nikomi, en el pasado esta orgía habría durado unos 5 capítulos porque habrías detallado todas las escenas de sexo que es algo que me habría encantado.
Espero que no sea que esta historia te esta cansando porque desde hace años estaba enganchado con Strip Poker en familia y entiendo que después de tanto tiempo se pierde la inspiración pero aun le veo todo el potencial del mundo a esta saga.
Saludos y suerte Nikomi.
Rodrigo ha dicho que…
Excelente conclusión del capítulo, espero que la historia siga desarrollándose, ya que fue con la que conocí tus relatos.

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