Strip Póker en Familia [32].

 


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Strip Póker en Familia.


Capítulo 32.


Corrupción.




Barbi seguía chupando la pija de su hermano con total tranquilidad. Javi, que aún conservaba el conjunto de ropa interior, parecía una nena con pito. Es impresionante el parecido que tiene con su hermana.

El resto era silencio. Un silencio incómodo que nadie se animaba a romper. Lourdes por fin mostró sus verdaderas cartas. Yo sabía que ella culpaba a mi familia por todos los actos incestuosos que hubo en la suya. Después de pensarlo durante unos segundos, decidí que podía aprovechar esta situación para aclarar algunos conceptos.

—Lourdes, ¿por qué no le explicás a mi familia tu teoría sobre “la semilla de la corrupción”.

Al mismo tiempo le hice señas a mi papá. Pepe entendió perfectamente y me mostró una sonrisa galante que me derritió. Le indiqué que siguiera dándole por el culo a nuestra vecina, pero que lo hiciera muy suave, para permitirle hablar con comodidad. Su ágil ritmo de penetraciones se convirtió en un lento vaivén, mecánico y monótono.

—Es muy simple, una vez que se explica —comenzó diciendo Lourdes—. El mal y la corrupción sexual son una plaga en este mundo. Así como las obras de bien son contagiosas, también lo son las obras del mal. Estoy absolutamente convencida de que si te rodeás de gente buena, vas a traer cosas positivas para tu vida. Si te rodeás de gente mala, la corrupción va a empezar a contaminarte.

—A ver, eso lo puedo entender en un sentido práctico —dijo Victoria—. Alberto, ¿te acordás de esa frase que mamá repetía tanto cuando no le gustaban nuestros amigos?

—Dime con quién andas, y te diré quién eres —citó Alberto.

—Así es. Entiendo que la gente mala te puede influencias a hacer cosas malas; pero… Lourdes, nosotros nunca habíamos tenido contacto estrecho hasta que empezaste a golpearme la puerta a altas horas de la noche. Y si hice bien mis cálculos, los actos incestuosos en tu familia vienen de mucho antes de la primera visita. ¿Cómo pudimos afectarlos si ni siquiera hablábamos?

—Es que esa influencia no sólo se transmite a través de la palabra —continuó Lourdes. Era extraño verla dando un discurso sobre ética, moral y corrupción mientras sus tetas se bamboleaban y un señor le metía la pija por el culo. Esto sin contar que a su lado estaba su propia hija tragando la pija de su otro hijo—. Está en el aire… en el ambiente, en la energía que irradia la gente. Si vivís cerca de gente corrupta, tarde o temprano esto va a afectar tu hogar.

—O sea… —dijo Mayra—. ¿Para vos la corrupción es como un virus que se contagia por el aire, aunque no haya contacto directo?

—No exactamente; pero se lo podría explicar de esa manera, para simplificarlo. Espero que no se enojen conmigo, solo intento ser sincera: estoy segura de que ustedes causaron esto en mi familia.

Una vez más, el silencio.

La situación en mi familia no era la mejor, todos estaban desanimados porque, aunque no lo hayamos hablado abiertamente, ya se había corrido el rumor de que ésta sería nuestra última partida de strip póker y que las interacciones incestuosas quedarían rotundamente prohibidas a partir de mañana. Eso nos tiene especialmente desanimados. No quería que todos se sintieran culpables. No me importa en qué clase de secta pseudo religiosa esté metida Lourdes, ni cuáles sean sus descabelladas teorías. Nosotros no tenemos nada que ver conque ella sea una puta adicta al sexo. Sin embargo, aún puedo usar sus creencias a mi favor.

—Puede que tengas razón —le dije—. Lourdes accedió a participar con la condición de que esta sería la última partida de strip póker y que la usaríamos para sacarnos todo lo malo que tuviéramos dentro. Que no nos quede nada guardado. —Miré a los ojos de mi vecina, noté que ella seguía en un estado extremo de excitación—. Sabemos que tenés problemas para lidiar con el sexo, ya le pediste disculpas a tus hijos por alguno de tus actos. Pero estoy segura de que no nos contaste todo. ¿Qué te parece si te confesás con nosotros? Dejá salir cualquier vestigio de corrupción que hay en vos, a través de la verdad.

De pronto su cara se iluminó. Nos mostró una sonrisa tan radiante que la hizo ver como una mujer dulce, amable, simpática… y sumamente hermosa. Su cabello castaño le caía sobre los hombros como si la estuviera abrazando, sus grandes tetas estaban firmes y los pezones erectos. Su vientre se mostró más plano que nunca, porque ella arqueó la espalda, incluso pude ver la marca de sus costillas. No pude ver su sexo, por la perspectiva, pero su hueso púbico resaltaba desafiante y orgulloso, una pequeña loma que se perdía en el camino hacia el placer.

Pepe, como es un hombre astuto y despierto, entendió las señales tácitas y aceleró el ritmo de sus penetraciones. Ahora debía mantener a esa puta bien caliente.

—Me parece una excelente idea —dijo Lourdes por fin—. Tengo muchas cosas atoradas en la garganta…

—Más bien diría muchas pijas, como Barbi, que se va a atragantar con la verga del hermano —dijo Erik, y soltó una risotada. Admito que esta vez su comentario no estuvo tan desacertado, provocó algunas risas por allí, en especial la de mi tío Alberto, y la de Mayra; creo que mi hermana ya está completamente borracha.

—Díganlo como quieran —Lourdes no pareció enojarse con el chiste—. Si vamos a usar esta noche para ponerle fin a todos los excesos que cometimos, prefiero saber que al final de la noche dejé salir todo lo que llevo dentro.

—Muy bien —Victoria parecía entusiasmada con la propuesta—. ¿Por qué no empezás a contarnos sobre algo relacionado a lo que está pasando ahora?

Lourdes miró a su hija. Estaba chupando la verga de su hermano con los ojos cerrados, completamente abstraída del mundo. Se la tragaba tanto como le era posible y usaba su lengua para mantenerla bien lubricada.

—Sé que esto está mal —aseguró Lourdes—. No hace falta explicar por qué. Una chica simplemente no debería chupársela a su hermano. Pero no puedo enojarme con ella, sé que la culpa es mía.

Se acercó a su hijo y agarró la verga en el momento en que Barbi lamía el glande. Luego Lourdes se la tragó y la chupó durante unos segundos. Ella también parecía disfrutarlo mucho.

—Hice cosas malas —dijo cuando por fin soltó ese falo. Barbi aprovechó para tragárselo otra vez.

—¿Como cuáles? —Le pregunté.

—Emm… muchas… pero creo que sé cuál es la apropiada para este momento. Una vez mantuve a Javi excitado todo el día, le chupé la pija, le metí los dedos en el culo… hice todo lo necesario para que la tuviera dura la mayor cantidad de tiempo posible.

≫Llamé a Barbi y le pedí que le chupara la pija a su hermano, mientras yo le chupaba la concha. Admito que violé mis propias reglas. La única intención era satisfacer mi propio morbo.

≫Barbi se sentó en mi cara y comenzó a comerle la verga a su hermano. Le pedí que lo hiciera despacio, que extendiera el momento todo lo que le fuera posible. Sus jugos vaginales eran embriagadores, no podía dejar de tragarlos. Me sentí orgullosa de mi hija cuando tuvo su primer orgasmo, en especial porque estuvo muy cargada de jugos sexuales, los cuales yo me tomé todos.

≫Cuando Javi estuvo a punto de acabar, me avisó para que yo me uniera a la chupada de verga. Ayudé a Barbi a llevarlo hasta ese final tan deseado.

≫Javi tuvo uno de las acabadas más potentes que le vi, cargada de semen en abundancia, con chorros potentes que fueron a caer principalmente en la cara de Barbi… y un poco en la mía también. Le pedí a mi hija que permitiera que el semen le cayera en la boca; pero que no lo tragara.

≫Ella quedó toda cubierta de semen blanco y espeso, yo aproveché para tomarle una foto. Necesitaba guardar esa imagen, para cuando tuviera que masturbarme. Y la usé muchas veces con esos fines. Hice un pacto con mí misma, me dije que yo era una sucia puta que disfrutaba al ver a su hermosa hija con la cara llena de leche; pero que al mismo tiempo esta foto me ayudaba a acabar más rápido, por eso no me sentí tan culpable al usarla cada vez que lo creí necesario.

≫Luego llegó el mejor momento, la parte que yo tanto ansiaba: el beso.

≫Fue fantástico y sumamente morboso, le pedí a Javi que grabara toda la acción. Me fascina ver ese video… en especial mientras Barbi me chupa la concha. Admito que me gusta tanto verlo mientras tengo su lengua en mi sexo que suelo retrasar el momento del placer. Sé que no está bien, intento contenerme; pero no puedo. La tentación es más fuerte que yo. La corrupción me está comiendo desde adentro. Es que veo como esa inmensa cantidad de semen sale de la boca de mi hija para entrar en la mía y me derrito. Pierdo el autocontrol al instante. Es demasiado hermoso, demasiado excitante… demasiado morboso.

≫Cuando miro ese video en bucle y llega el momento del intercambio de semen de boca a boca, le pido a Barbi que me chupe bien fuerte la concha. Un día llegué a enojarme con ella porque no me la estaba chupando lo suficientemente bien. Yo quería más… quería que la concha me explotara en un orgasmo bien jugoso y que todo eso vaya a parar dentro de la boca de mi hija.

≫Al día siguiente me sentí pésima, no solo por haberla obligado a chuparme la concha, sino también por enojarme con ella. A pesar de que Barbi me dijo que el asunto no le importaba y que no le había molestado para nada, yo me sentía mal. Por eso busqué la forma de compensarla. Durante toda la semana le chupé la concha cada vez que ella me lo pidió… y lo hice sin estar midiendo el tiempo que ella tardaba en acabar. Le dije que lo disfrutara… que gozara cada segundo, porque se lo merecía.

Nos quedamos atónitos. Lourdes soltó todo este discurso sin detenerse, mientras mi papá le daba por el culo. Pepe mantuvo un ritmo tranquilo para que ella pudiera hablar. Y al mismo tiempo Barbarita succionó la pija de su hermano.

Ahí fue cuando vimos en vivo y en directo una situación bastante parecida a la que había narrado. Javi acabó en la boca de su hermana y la rubiecita mantuvo la punta de la pija contra sus labios, para que todo el blanco semen se quedara allí, sobre su lengua.

Antes de que una gota cayera fuera, besó a su madre. Lourdes unió los labios con tanta presión que ni siquiera pudimos ver ese intercambio de semen; pero sabemos que ocurrió. Los últimos lechazos de Javi fueron a parar contra una de las mejillas de su madre. Luego del intenso beso, Barbi aprovechó para lamer estos restos de semen y limpiar la cara de Lourdes.

Fue espectacular ver eso; pero yo aún tenía dudas sobre lo que había pasado después, cuando Barbi tuvo carta blanca para pedirle favores sexuales a su madre.

—¿Barbi te pidió que se la chuparas mucho? —Pregunté.

—Sí, a cada rato me lo pedía —respondió, mientras lamía los restos de semen que habían quedado en sus labios—. Juro que antes de dormir me dolía la mandíbula, de tanto comerle la concha a Barbi. Y me alegró que ella me lo pidiera tanto, en aquel momento me dije que era lo justo, porque yo estaba compensando mi fallo. Pero ahora entiendo que en realidad me alegraba que me lo pidiera porque estoy rota por dentro y me calienta chuparle la concha a mi hija. Además muchas de estas situaciones terminaron en un 69… y así podíamos estar largos minutos… y lo repetíamos varias veces en el transcurso del día.

—Eso también pasó otra cosa, mami —comentó Barbi—. ¿Te acordás?

—Sí, ya entendí. Sé de lo que estás hablando. Me acuerdo muy bien.

—Deberías contarlo —acotó su hija.

—Sí, sí… aunque me de mucha vergüenza, tengo que contarlo.

—Ay, sí… ahora estoy muerta de curiosidad —dijo Mayra.

—Una vez encontré a Barbi con un hombre… era… em… prefiero no revelar su identidad. Solo digamos que era alguien de confianza, allegado a nosotros. Me quedé helada cuando vi a mi hija en cuatro sobre su cama mientras este tipo le daba duro por el culo. Como una buena madre cristiana que cuida de sus hijos, tendría que haber echado a ese tipo a patadas… de hecho, él se asustó mucho al verme e intentó justificar sus actos, sin mucho éxito. Luego debería haber hablado con mi hija, tendríamos que haber tenido una larga charla sobre decencia y por qué una chica de su edad nunca debería tener sexo por el culo. Sin embargo…

—Volviste a comportarte como una puta que se calienta con su propia hija —le dijo Victoria.

—Así es… lo admito. Al ver cómo entraba toda esa verga en el culo de mi hija, me superó el morbo. Para colmo se trataba de un miembro bien ancho, así que ya se imaginarán cómo estaba de abierto el culo de mi hija. No pude contenerme. Ni siquiera escuché las explicaciones que dio el tipo. Me bajé los pantalones y me acosté con las piernas abiertas frente a Barbarita, pequé su cara contra mi concha y le dije al tipo: “Rompele el orto a esta puta. Dale duro”. El tipo no lo podía creer… a ver, no es que esta fuera la primera interacción sexual entre yo y ese tipo, ni siquiera se puede decir que haya sido la primera con Barbi; pero de ahí a llegar a romperle el orto a mi hija, había un buen trecho. Él nunca se imaginó que yo se lo permitiría y que, además, haría que Barbi me comiera la concha durante el proceso.

—Fue un momento hermoso —aseguró la pequeña rubia—. De los más lindos y excitantes que me tocó vivir. Me encantaría volver a experimentar algo así. ¿Qué te parece, mamá? ¿Lo hacemos? Digo… para no quedarnos con las ganas después.

—Sí, está bien, tendríamos que aprovechar ahora, porque a partir de mañana estas cosas se terminan.

Diseñaron la escena en pocos segundos; pero quisieron ir más lejos, aprovechando que había más disponibilidad de pijas. Lourdes se sentó con las piernas abiertas en el sofá y Alberto se acostó en el piso, justo frente a ella. Por supuesto que Barbi se montó sobre mi tío, quien no tardo en darle duras embestidas en la concha… además aprovechó para chuparle las tetas. Yo hubiera hecho lo mismo.

Pepe fue el encargado de romperle el orto a la pequeña.

—Quiero que le metan una pija bien grande —espetó Lourdes, mientras se masturbaba—. Quiero que le dejen el culo bien abierto.

Mi papá fue cuidadoso en la penetración; pero ayudó mucho que la chiquita ya tuviera su culo bien dilatado, por lo que pocos segundos después Barbarita ya estaba gozando de una increíble doble penetración. Los ojos de la chica se pusieron en blanco, de puro placer. Parecía hipnotizada. Cuando su madre le dio la orden de que le chupara la concha, obedeció al instante.

—Así, puta… así… ¿te gusta la concha de mami? ¿eh, putita? ¿te gusta?

No hizo falta responderle. Barbi dejó claro que le gustaba mucho dándole unos increíbles chupones al clítoris.

Me vuelve loca ver a Lourdes en modo “super puta”. De un momento para otro pierde todos los filtros, quizás ocurra porque su cerebro ya está acostumbrado a ese dogma de “decir siempre la verdad”. Realmente se descontrola y me imagino que así fueron muchos de los momentos en los que perdió el control junto con sus hijos. Entre ellos habrán surgido muchas escenas sexuales de lo más candentes.

Miré a Javi, el pibe había acabado hacía apenas unos minutos, pero ya tenía la verga dura otra vez… y miraba fijamente el culo de su hermana. Bah, en realidad estaba mirando otra cosa: el ancho y largo falo de mi papá. Y ahí se me ocurrió otra idea.

—Lourdes ¿hay algo más que te gustaría que pase esta noche? Por ejemplo… con Javi. Me di cuenta que a él le permitiste chupar vergas, y hasta le metías los dedos en el culo. Me pregunto si lo dejaste probar lo que se siente una pija. ¿Me explico?

—Sí, entendí perfectamente. Es verdad que a mi hijo le dieron por el culo… y me molestó mucho la primera vez que ocurrió. No quiero tener una hija lesbiana y mucho menos quiero tener un hijo puto. Me hace sentir una fracasada, como madre. Sin embargo…

—Estás rota —señalé a Barbi. La chica estaba metiendo la lengua en la concha de su madre.

—Así es. Y la segunda vez que Javi experimentó el sexo anal me molestó… pero… me masturbé después de verlo. Me hice la paja con la imagen en la cabeza de mi hijo montando sobre una verga… y con su propia pija sacudiéndose mientras escupía chorros de leche. Al muy puto lo hicieron acabar… a puro pijazo.

—Y vos querías ver eso una vez más.

—Sí. Comenzó una lucha interna. Por un lado mi decencia me decía que eso se tenía que terminar… y de verdad que intenté por todos los medios que mi hijo dejara de interesarse en vergas; pero… ocurrió otra vez. Le rompieron el orto. Y otra vez… y otra…

—Y a vos te dio cada vez más morbo.

—Exacto. No lo pude evitar. Quiero que eso se termine algún día… así como quiero que mi hija deje de chupar conchas, en especial la mía. Pero no esta noche… esta noche quiero ver cómo le rompen el orto.

—Ya escuchaste a tu mamá, Javi… —dije mirando al chico—, si querés hacerlo, ponete de rodillas en el sofá, junto a ella, y prepará el culo.

—Pero… ¿y el juego?

—No te preocupes por eso —intervino mi mamá—. El juego ya terminó. Si querés que te den por el culo, estoy segura de que mi hijo está dispuesto a hacerlo. Este animal no le hace asco a ningún agujero. ¿No es cierto, Erik?

—Si el puto quiere que le rompa el orto, lo voy a hacer. Si hasta parece que tiene culo de mujer… de espalda es una mina.

—Y eso que no lo viste maquillado y con peluca —dijo Barbi—. Es igualito a mí. Parecemos hermanas gemelas.

—¿Se vistió como vos? —Preguntó Mayra.

—Sí, más de una vez… si le habrán roto el culo por vestirse como yo… mi mamá se hace la paja con un video donde nos están dando por el culo a los dos. Tenemos la misma ropa, el mismo peinado y el mismo maquillaje.

—Me encantaría ver eso algún día —aseguré.

—Si querés, después te lo paso —dijo Barbi.

—No sé… no creo que a tu mamá le guste que me pases esas cosas.

—No tengo problemas, siempre y cuando prometan no mostrárselo a nadie más —dijo Lourdes.

—Excelente —dijo Mayra—. Yo quiero ese video y el otro… el que grabaron mientras le chupaban la pija a Javi. Se la chupo a quien sea si me los pasan.

—Muy bien… me gusta la propuesta —dijo Lourdes.

— ¿Te gustaría que esta semana Mayra te haga una visita para que se coman la concha la una a la otra? —Le preguntó mi mamá—. Porque de ser así, podríamos hacer un intercambio. Yo mando a Mayra a tu casa, y Barbi viene para acá… así me la como toda.

—No lo sé… me gustaría que esto del sexo lésbico se termine hoy.

—Pero sabés que eso no va a pasar, Lourdes. Mirá, tomalo como un proceso de “desintoxicación”. Sos adicta a comerle la concha a tu hija… si dejás de hacerlo, vas a caer en un período de abstinencia. ¿Y quién mejor que Mayra para ayudarte a sobrellevarlo? Mirale la concha… es prácticamente idéntica a la de Barbi.

—Tenés razón, no lo había pensado de esa manera —ella se estremeció, al parecer su hija encontró un punto sensible en su sexo, fue como si Barbi le estuviera diciendo: “Aceptá la propuesta, mamá”—. Está bien, trato hecho. Pero quizás haga falta más de una tarde, la abstinencia va a ser dura.

—Siempre y cuando me mandes a Barbi, podés tomarte todo el tiempo que quieras con Mayra… y de paso también le ayudo a Barbi a sacarse las ganas. ¿Querés, nena?

—Sí… me encanta tu concha —aseguró la pequeña—. Me va a encantar coger con vos.

No alcanzó a terminar esta frase que Javi se puso de rodillas junto a su mamá, con las nalgas bien abiertas. El pibe ya se había puesto lubricante. Estaba decidido a disfrutar.

Erik se acercó a él con la verga completamente erecta. No sé de dónde saca energías mi hermano… pero bueno, con los estímulos sexuales que hay en el ambiente, no me extraña que esté tan excitado.

—Erik —dijo Lourdes—. Sé que a veces podés ser… un poquito brusco…

—¿Me vas a pedir que se la meta despacio?

—No, no… justamente todo lo contrario. Te quería decir que por el culo de mi hijo ya pasaron varias pijas… y ya lo castigaron de lo lindo. Está acostumbrado. Dale con todo. Rompele el orto. Y si después alguno más le quiere dar, que lo haga…

—Me pido el siguiente turno —dijo Alberto, que no dejaba de manosear las pequeñas tetas de Barbi. El panzón sí que se lo estaba pasando bien con la concha de esa pendeja.

Yo me moría de ganas de coger… o de chupar una concha. Lo que fuera. Sin embargo, al igual que Mayra y mi mamá, no me moví de mi lugar, porque la escena que teníamos delante era demasiado interesante. No queríamos perdernos ningún detalle… preferimos optar por la paja. Las tres nos mandamos los dedos y dejamos las piernas bien abiertas, para que Lourdes, que era la única que nos miraba de frente, pudiera deleitarse con nosotras.

Si alguien me lo hubiera preguntado al inicio de la noche si creía que el culo de Javi era virgen, hubiera jurado que sí. Pero al ver cómo se deslizó dentro la gruesa pija de mi hermano me convencí de que todo lo que dijo Lourdes tenía que ser cierto. Solo un culo bien entrenado podía soportar semejante penetración sin mucho “juego previo”. La mitad de la verga de Erik entró y automáticamente Javi comenzó a gemir… como una mujer. Por alguna razón esto me excitó más que antes. ¿Será que estoy descubriendo un nuevo morbo? Me encantan los hombres bien varoniles, como mi papá o Benjamín; pero estoy encontrando una atracción morbosa hacia Javi. No solo quiero que me coja, sino también quiero que le rompan el orto.

—Voy a hacer esto más interesante —dije, ya sin poder controlarme.

Me acerqué al sillón y como pude fui metiéndome justo delante de Javi. Mi hermano no se detuvo en ningún momento, siguió taladrándole el orto como si fuera un martillo neumático. Aún así logré posicionarme justo donde quería. Lourdes, que entendió todo, apuntó la verga de su hijo hacia mi concha, y sentí la penetración al instante. Fue brusca, me clavó toda la verga de una. Estoy segura de que esto no ocurrió porque Javi sea un chico “brusco”. Me clavó así porque mi hermano lo clavó de la misma manera, al mismo tiempo, obligándolo a lanzarse contra mí.

Mientras Javi me daba la segunda o tercer embestida, Lourdes me agarró la cara, haciéndola girar hacia ella, y metió su lengua en mi boca. La puta está caliente conmigo. Me importa una mierda si su idea es “pasar el período de abstinencia” para terminar con sus aventuras lésbicas. Pase lo que pase, sé que voy a coger con ella un montón de veces. Se le nota en la cara. Se muere de ganas de invitarme a su cama para que nos demos con todo. Y le voy a dar el gusto.

A partir de este momento la noche se descontroló y la partida de strip póker dejó de importarnos. Lourdes quería cumplir todas sus fantasías sexuales, según ella para “no dejarse nada guardado”. Yo opino que lo hizo por puta y ya. Barbi y Javi supieron aprovechar al máximo el descontrol de su madre y se sumaron a cada propuesta sexual que tuvieron frente a ellos.

Por parte de mi familia… bueno, debo reconocer que no fue el sexo fogoso y desenfrenado que había imaginado. Cogimos, sí… un montón, y nos dimos entre todos. Pero se hicieron presente dos cuestiones: el cansancio físico de pasar toda la noche jugando al póker y tomando alcohol, y el desgano que provocaba saber que ésta sería nuestra última noche de juego.

De este período de desenfreno sexual puedo destacar algunos momentos.

Para empezar, debo mencionar la parte en la que Lourdes, que estaba siendo penetrada por mi papá, le suplicó a su propio hijo que se la cogiera. Javi no tardó en tirarse sobre ella y penetrarla. Su verga se hundió con total facilidad en esa concha que lo esperaba bien abierta. Mi papá, para no quedarse sin un agujero con el que divertirse, le metió toda la morcilla a Javi por el culo. El pendejo chilló de gusto y se movió mucho para provocar, al mismo tiempo, que su verga se ensartar en la concha de su mamá y para que la pija de Pepe se le hundiera hasta el fondo del orto.

Observé esta escena mientras mi tío Alberto me cogía, y tuve que pedirle que, por favor, me la metiera por el culo. Quería sentir algo parecido a lo que estaba experimentando Javi.

Más tarde la pija de mi tío fue a parar al culo de Mayra, mientras ella estaba montando a Erik. Entre los dos le hicieron sentir el fervor de una doble penetración en toda regla. Pensé que la iban a partir al medio, se veía tan chiquita entre esos dos hombres que la doblaban en tamaño… pero aún así, logró resistir sin problemas, de hecho los desafío a que le dieran más duro, si es que podían… y pudieron. Le dieron con todo lo que tenían, y ella gozó como una puta en celo.

Mi mamá no perdió la oportunidad de hacer un rico y jugoso 69 con Lourdes y con Barbi. Se tomó un buen rato para disfrutar de las dos conchas, y Lourdes, como no podía ser de otra manera, se encargó de limpiar con la lengua el culo y la concha de Mayra cuando Alberto y Erik acabaron.

Lourdes estaba realmente descontrolada. Sí, sé que ya lo dije antes; pero es algo en lo que hay que hacer mucho hincapié. La muy puta no paró de succionar pijas y conchas. Chupó todo lo que le pusieron en la boca y pidió más: “Quiero otra verga”, y se la daban. “¿A quién le puedo chupar la concha?” Y siempre encontraba alguna disponible. Pidió sexo anal, vaginal y ambas al mismo tiempo. Pero no solo pidió cosas para ella, sino también para sus hijos: “Quiero que a Barbi la llenen de pijas”. Dijo, y su hija pasó a probar, al mismo tiempo, las cuatro vergas que tenía disponibles. La de Erik por la concha, la de mi papá por el orto, y las de Alberto y Javi las chupó.

Mientras esto ocurría, Lourdes se fue turnando para comerme la concha a mí, a Mayra y a mi mamá. Las tres sentadas en el sillón, con las piernas abiertas, vimos cómo destrozaban a pijazos a la hermosa Barbarita. La pendeja puso los ojos en blanco y se dejó llevar. Parecía una muñeca de trapo, se zarandeaba para todos lados y recibía vergas en todos sus agujeros.

Todas teníamos ganas de estar en su lugar; pero sabíamos que los cuatro hombres no podrían aguantar tanto castigo durante tanto tiempo. Por lo que le dimos la oportunidad a Lourdes, quizás porque Mayra mi mamá y yo conservábamos la esperanza de que esto se repitiera, a pesar de que habíamos dicho que ésta sería la última vez. Uno de esos pensamientos irracionales con los que buscamos aplacar nuestras dudas.

Lourdes aceptó encantada y se ofreció para “ser la puta de todos”, según sus propias palabras. Quería que le dieran duro. El que le penetró la concha fue Alberto y ella misma pidió a Javi que se la metiera por el culo. Mientras tanto Lourdes luchó para tragar la enorme pija de mi papá. Erik, al ver que no estaba recibiendo la atención que quería, se ubicó detrás de Javi y se la metió por el culo. El chico sonrió y pareció muy agradecido por la atención de mi hermano… pobrecito, no sabía lo que le esperaba.

Erik empezó a cogérselo con una fuerza animal, le dio tan duro que lo hizo chillar como una puta. ¿Y qué creen que hizo Lourdes? Una madre medianamente sensata le hubiera pedido a Erik que le diera más despacio… pero la sensatez de Lourdes ya se había agotado por completo.

—Dale más fuerte… dale más fuerte… —pidió entre jadeos.

Y es que mientras más duro le daban a su hijo, con más fuerza le entraba a ella la verga de Javi por el orto. Además estoy segura de que le daba morbo saber que a su nene le estaban rompiendo el orto.

Barbi y Mayra desaparecieron de mi vista. Cuando le pregunté a mi mamá dónde estaban me dijo que se habían ido a una de las piezas, a coger tranquilas. Eso fue idea de Mayra, quien ya empezó a hacer su trabajo fino para conquistar a la rubiecita. Muy bien por ella.

Aproveché el momento para disfrutar de mi mamá. Hicimos un bonito 69 en la alfombra, justo al lado de Lourdes y de los cuatro hombres.

La noche terminó con esto, de vez en cuando mi mamá o yo nos comíamos alguna pija por el orto, pero la mayor parte del tiempo Lourdes las acaparó a todas.

Cuando ella terminó toda enlechada y los hombres decidieron que ya era hora de darse un baño e ir a dormir, Victoria y yo nos pasamos unos deliciosos minutos limpiando todo el semen del cuerpo y de los agujeros de Lourdes.

La frutillita de la noche fue cuando mi vecina, ya extasiada, me acabó en la boca. Me fascinó saborear sus jugos sexuales… tanto como a ella le gustó la acabada que le dio mi mamá, bien jugosa y cargada. Se la tragó toda.


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Después de un largo baño para sacarme todo el sudor y el semen, fui a mi pieza a acostarme. Mayra y Barbi ya dormían, abrazadas en una de las camas. Estaban preciosas. Sé que pueden formar una buena pareja, aunque Mayra tendrá que decidir si se queda con Barbi o con Florencia. Sé que las dos le gustan, y también se nota que a las dos les gusta Mayra.

Cuando apoyé la cabeza sobre la almohada me invadió un fuerte pesar. ¿De verdad esta fue nuestra última partida de strip póker? Bah, en realidad eso no es lo que más miedo me da. Lo que realmente me aterroriza es pensar que ya no disfrutaré del increíble morbo que me da coger con miembros de mi familia.

Sin embargo mi mamá fue muy clara con sus palabras. Me lo dijo antes de que yo entrara al baño, y luego se lo repitió a todos los demás: “Esta fue la última vez”.


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