Strip Póker en Familia [Especial Navideño] (05).

 

Lista con todos los capítulos:

Strip Póker en Familia.


Capítulo 05.


Noche de Paz (y Lujuria). 




Como en la ocasión anterior, durante el “entretiempo” hubo un espectáculo digno de la mejor fiesta vip porno. Victoria siguió con la mamada a su hijo, en el patio, ya sin la interrupción del televisor. Nadia salió sorteada, de forma poco creíble, para darle el regalo navideño a su padre. Sentaron a Pepe junto a Erik y ella se arrodilló para mostrar cómo era capaz de tragar esa enorme verga. Al menos en parte.

—Esto se está yendo a la mierda —dijo Pamela.

—Relajate un poco mamá, y disfrutá… que no es nada que no hayas visto antes —las palabras de Brisa despertaron dudas en los presentes, pero nadie dijo nada.

—Entiendo que es un juego peligroso —dijo Lourdes—; pero la idea es pasarla bien por una noche. Creo que podemos permitirnos algunos excesos. ¿Te ayudaría a disfrutar más si te chupo la concha?

—Mmm… puede ser.

Pamela vació otra copa de champagne, las burbujas y el alcohol ya la estaban atontando. Puso los pies sobre la silla y mostró su concha bien abierta. Lourdes se arrodilló frente a ella y comenzó a chupársela.

—Todo esto es culpa tuya —le dijo Pamela, mientras le apretaba la cabeza hacia abajo—. Las cosas se empezaron a poner raras en mi familia cuando hicimos ese absurdo jueguito lésbico.

—¿De qué jueguito hablan? —Preguntó Camila, con mucho interés.

No sabía a qué prestar atención, si a las mamadas de verga o a la chupada de concha a su madre. Todo le parecía fascinante. No podía creer que estuviera viviendo una navidad tan candente.

—Fue una tontería y ya no tiene sentido ocultarlo. Nos preguntamos cómo se sentiría chupar una concha… y decidimos ponerlo en práctica, entre nosotras. Y bueno… la cosa se descontroló un poco. No me imaginé que el sexo lésbico pudiera ser tan… atractivo.

—Y a mí me prohibiste coger con mi amiga.

—Lo sé, y me arrepiento. Ahora entiendo que no debí prohíbirtelo. Aunque me duela admitirlo, sé que cogiendo con una mujer la podés pasar muy bien. Lo digo por experiencia.

Gonzalo no protestó. Le resultaba demasiado excitante imaginar a su esposa teniendo sexo con otras mujeres.

—Che, Pame… —Mayra la abrazó por detrás y le habló al oído lo suficientemente alto como para que todos escuchen—. ¿y si por hoy dejás de lado todos los prejuicios que tenés con el sexo y te permitís disfrutar? Te vendría bien relajarte un poco al menos una vez en tu vida. Lourdes lo hizo, hace un tiempo, cuando hicimos una partida de Strip Póker entre todos… y mirá, ahora está disfrutando un montón… y acá nadie la juzga.

—Mmm… puede que tengas razón.

—¡Claro que tiene razón, mamá! —Exclamó Brisa—. Siempre estás tensa y a la defensiva… excepto cuando nos permitís sacar fotos porno. Son los únicos momentos familiares donde estamos juntos y la pasamos realmente bien.

—Es cierto, mamá —continuó Camila—. ¿Por qué te creés que cada vez insistimos más con esas fotos y esos videos? No es solo porque seamos un poquito pajeras. Sino porque queremos pasar un lindo momento en familia donde vos, por unos minutos, te mostrás muy abierta de mente. Son los únicos momentos en los que no te cerrás a las ideas estrictas de la iglesia.

—Son los momentos donde me porto mal.

—Entonces vamos a portarnos mal toda la noche —dijo Mayra, y la besó en la boca. Lourdes intensificó la chupada de concha. Pamela la obligó a hundir más la cabeza entre sus piernas.

A pocos metros de ahí, Victoria recibía una potente eyaculación en la boca. Erik casi explota de calentura y forzó a su madre a tragarlo todo; pero ella en realidad no tragó nada. Con la boca llena de semen se acercó a Pamela, Mayra entendió que debía ceder su lugar.

Lo que siguió fue un increíble beso lésbico cargado de mucho semen que circuló de boca en boca. Las tres madres de las tres familias estaban dando un espectáculo porno increíble e inolvidable.

—Mmm… muy rica la leche de tu nene —dijo Pamela, mientras se metía en la boca un poco de semen que le había quedado en la comisura de los labios—. Ya fue todo, estoy caliente y medio borracha. Si mis hijas lo aprueban, hoy les voy a demostrar lo puta que puedo ser. Pero ojo, les advierto que llevo años reprimiendo muchas emociones. Si me suelto del todo puedo ser realmente muy puta.

—Nos encantaría verte bien puta, mamá —aseguró Brisa—. Y creo que ya vimos un poquito de eso, en algunas ocasiones. Pero va a ser especial verte totalmente suelta… y frente a toda esta gente.

—Uy, miren quien volvió —dijo Nadia, mirando hacia la casa. De la comisura de los labios le caía baba y con ella había dejado cubierta la verga de su padre.

Gonzalo giró la cabeza para ver de quién hablaba y por unos segundos le pareció que se trataba de Barbarita, con una sexy y corta pollera tableada blanca y un top del mismo color, haciendo juego. Tenía los bucles rubios perfectamente peinados y tanto maquillaje en la cara que parecía una muñeca de porcelana con los labios rojos. Sin embargo, no podía tratarse de Barbi, ya que ella estaba ahí… al lado de esta chica, aún completamente desnuda. Era como si de pronto hubiera encontrado a su hermana gemela. Ahí fue cuando el estupor de Gonzalo llegó al máximo y se dio cuenta de que esa muñequita en realidad era Javi… vestido como mujer. Por alguna razón que no podría explicar jamás, al verlo vestido así sintió un cosquilleo en la punta de la verga… y se le puso completamente dura en un segundo.

—¿Esto es parte de los regalos? —Preguntó Pamela. Ella había aceptado mostrarse con la mente más abierta, pero aún así le resultaba chocante ver a un hombre vestido de mujer.

—Es el regalo que teníamos preparado para Javi —comentó su hermana—. Yo misma lo maquille. ¿Les gusta?

—A mí me encanta —dijo Mayra—. ¿Y a vos, Lourdes? ¿No te parece que está re lindo?

—Obvio. Es precioso… o preciosa, como más le guste. Y lo digo para que vean que ya no soy tan severa con Javi cuando se viste así. Si esto lo hace feliz, entonces lo apoyo.

—Estoy empezando a comprender por qué cambiaste tanto, Lourdes —dijo Pamela.

—Bueno, es hora de volver al living —dijo Nadia—. Papi, si querés te la sigo chupando allá. Solo quedan cuatro personas para mostrar videos. ¿Les parece bien si nos salteamos el sorteo? Veamos lo que Javi tiene para mostrarnos.

—Muy buena idea —la apoyó Mayra.

En pocos minutos volvieron a instalarse alrededor de la gran pantalla, con las copas y los vasos llenos. Pamela decidió desnudarse, ya no tenía sentido llevar puesto ese vestido que no le tapaba nada. Victoria hizo lo mismo y ayudó a Ariel a quitarse todo, después se arrodilló y empezó a comerle la verga, sin que nadie se lo pidiera. Nadia continuó chupando la de Pepe y Mayra se fue directo a chuparle la concha a Brisa.

—Mamá, ¿te molesta si muestro esto? —Preguntó Javi.

Lourdes ni siquiera miró el celular de su hijo.

—Podés poner lo que quieras. De verdad. No hay nada que quiera ocultar.

—¿Nada de nada? —Preguntó Barbi.

—Nada de nada.

—Mmm… lo tendré en cuenta cuando sea mi turno. ¿Qué nos vas a mostrar, Javi?

El chico se acercó al cable USB y cuando se agachó para conectar su teléfono, el culo quedó apuntando a Gonzalo. Así él descubrió que Javi tenía puesta una tanga blanca que se le metía entre sus redondas y femeninas nalgas. Otra vez sintió el cosquilleo en la verga, que estaba muy apretada dentro de su pantalón. Para colmo tenía a pocos metros de él a Nadia chupando la pija de su padre. La forma en la que esa puta traga verga lo calentó muchísimo. Pero no tanto como lo que vio en la pantalla del televisor.

Apareció Javi en cuatro, con un vestido similar al que tenía puesto ahora. Supo que era él porque sus huevos colgaban detrás de su culo, de lo contrario hubiera pensado que era Barbarita. Una gran verga venosa, de piel oscura, apareció en primer plano. Todos la identificaron de inmediato, era la de Erik. Este miembro erecto se clavó de lleno en el pálido culo de Javi. Por la gran facilidad con la que entró, quedaba claro que ya había estado dentro apenas unos segundos antes de comenzar el video.

—¡Epa! Che, Lourdes… ¿no te molesta que tu hijo tenga sexo con otros hombres? —Preguntó Gonzalo.

—Al principio sí me molestaba, porque no entendía lo mucho que él lo estaba disfrutando —en la pantalla Erik comenzó a darle duro, una culeada en toda regla—. Ahora sé que fui una hipócrita, el sexo anal es muy placentero. Si a Javi le interesa, entonces tiene derecho a experimentarlo.

—¿Y vos, Erik? ¿También lo hacés? —Volvió a preguntar Gonzalo.

—No, yo no. A mí no me interesa hacerlo. Aunque no tengo ningún problema en metérsela a Javi, si él quiere. Tiene lindo culo. Parece de mujer. Metérsela a él es lo mismo que metérsela a Barbi.

—Uff… Gonzalo siempre insistió con el sexo anal —dijo Pamela, claramente ya muy borracha—. Se muere de ganas de meter la pija en un culo, pero yo no lo dejo. En mi culo no entran vergas. Ni al arquitecto lo dejé. Y eso que también me insistió muchas veces. Le dije: Por la concha metemela todo lo que quieras, pero por la cola no.

—Si querés meterla, yo no tengo problemas en entregar la cola —dijo Javi, con voz afeminada y un meneo sensual de su cadera.

—Em… este…

—Dale, Gonzalo. Aprovechá —le dijo su esposa—. No vas a tener otra oportunidad de meterla en un culo. A mí el arquitecto me metió la poronga durante más de un mes —soltó una risita de borracha lujuriosa—. No me voy a ofender si se la metés a Javi.

No terminó de decir esto que el mismo Javi ya se estaba arrodillando frente a Gonzalo. Le sacó la verga del pantalón y empezó a chuparla. El tipo sintió la fuerte succión del pendejo disfrazado de mujer y pensó que era la mejor mamada que le habían dado en su vida.

Casi nadie supo de dónde salió o quién lo trajo, pero a manos de Barbarita llegó un pote de lubricante. Ella se encargó de poner un poco en el culo de su hermano, metiéndole los dedos y preparándolo para lo que iba a venir. Luego llenó de gel la verga de Gonzalo, aunque antes también le dio una buena chupada por unos pocos segundos. El tipo no podía creer que tenía a esas dos “hermosas nenas” comiéndole la pija.

Javi demostró que estaba absolutamente decidido cuando se dio vuelta y se puso el glande de Gonzalo entre las nalgas.

—¿Alguna vez probaste un culo? —Le preguntó el pibe.

—Em…

—Podés decir la verdad, Gonzalo —dijo Pamela—. No me voy a enojar.

—Sí… se podría decir que sí probé un culo.

—¿Y te gustó? —Volvió a preguntar Javi.

—Mucho.

—Mmm… bueno, espero que el mío también te guste.

El pibe bajó sus nalgas y la verga comenzó a clavarse dentro de él, la recibió con un gemido erótico y muy femenino. Se movió como una actriz porno y de a poco su culo se fue tragando todo el falo erecto.

Gonzalo miró la pantalla como Erik le estaba dando bien duro y supo que este culo se lo podía “maltratar” un poco, ya había sido trabajado en varias ocasiones. Tomó a Javi por la cintura y se la clavó casi hasta el fondo.

En poco segundos ya todos pudieron afirmar que Gonzalo le estaba dando una buena cogida a Javi… y que el pibe disfrazado de nena lo estaba disfrutando a pleno. La verga se deslizaba con suma facilidad, Barbarita colaboró con esto echándoles más lubricante.

—Excelente, esto me encanta —aseguró Mayra—. ¿Y ahora a quién le tocaría mostrar un video? Podría ser vos mismo, Gonzalo. Aunque tendrías que darle el celu a otra persona.

El celular de Gonzalo estaba sobre la mesita ratona. Pamela estiró la mano para agarrarlo y ella misma eligió un video.

—Podés mostrar este. Es un poquito zarpado y me preocupa que lo entiendan fuera de contexto, pero es lo que pasó.

Fue la misma Mayra quien enchufó el aparato al televisor y lo reprodujo. En la pantalla apareció Brisa, masturbándose en un sofá, con las piernas bien abiertas. Pocos segundos después la cámara giró hacia la izquierda y en otro sillón aparecieron Gonzalo y Camila, esta última aún no se había teñido, demostrando que en realidad era tan rubia como su madre o su hermana. Tanto ella como su padre estaban completamente desnudos. Gonzalo tenía la verga erecta y su hija lo masturbaba.

«Dale, mamá —dijo Camila—. Es solo un poquito. Vos dijiste que si queríamos grabar algo porno, bastaba con pedirlo. Y que lo íbamos a hacer, siempre y cuando fuera entre los miembros de la familia».

«Es cierto, mamá —dijo Barbi, fuera de cámara—. Lo prometiste. Ya no te podés retractar».

«Bueno… em… es que me parece algo excesivo —dijo Pamela, la cámara bajó y todos pudieron ver que ella se estaba pajeando, al igual que la menor de sus hijas. Tenía la concha muy húmeda. Sus dedos salían cubiertos de flujo—. Por esta vez lo voy a permitir. Podés hacerlo. Pero acordate que lo permito solo porque tenemos un acuerdo. ¿Está claro?»

«Sí, mamá. Muy claro».

A continuación todos vieron cuál era el “video porno” que quería grabar Camila. Bajó la cabeza y empezó a chuparle la verga a su propio padre. La tragó mostrando su inexperiencia, se notaba que le costaba. Pero aún así, le estaba poniendo mucho entusiasmo.

«No te fuerces tanto para tragarla —le aconsejó Pamela—. Tu papá la tiene de un tamaño importante, y tragar algo así te va a llevar tiempo y mucha práctica. Vos concentrate en chuparla».

Y así lo hizo. Camila aceleró el movimiento de su cabeza, tragando poco pero moviendo mucho la lengua y dando succiones de vez en cuando. Algo que había aprendido al ver a su madre practicando sexo oral.

Gonzalo, mientras tenía a Javi montando su verga, no podía dejar de pensar en lo buena que estuvo la mamada que le dio su hija aquel día. Lo sorprendió que Camila estuviera tan insistente por hacerlo.

«Papi, deberías estar re contento —dijo Brisa—. Ahora tenés dos hermosas rubias que te chupan la pija».

«Muy cierto… aunque si te soy sincero, a mí siempre me gustaron las morochas. Tu madre viene a ser la excepción a la regla».

«Si realmente lo querés hacer acabar, vas a tener que chupar con más ganas —dijo Pamela—. Tu padre tiene buen aguante. Puede poner un poquito de su voluntad, pero va a depender de lo bien que la chupes vos».

Alentada por las palabras de su madre, Camila puso aún más énfasis. A veces se atragantaba un poco con tanta verga, y terminaba tosiendo hilos de baba; pero eso no la hizo detenerse. La cámara enfocó a Brisa pajeándose, luego mostró la concha de la propia Pamela y volvió a la mamada de Cami. Justo para captar el gran momento. El semen comenzó a saltar a grandes chorros por la pija de Gonzalo y la chica lo recibió todo con la boca abierta. Después de la espontánea eyaculación, Camila sonrió a la cámara, con la boca aún abierta, mostrando toda la leche que su papi le había dado. Tenía semen por encima de la nariz, en las mejillas, en los labios, en la frente y hasta en el pelo. Pero donde más leche había era dentro de su boca.

«Ahora tragala —le dijo su madre—. Sé que tenías muchas ganas de probar el semen, y esta es tu oportunidad de hacerlo».

«Eso, hermanita. Tomatela toda —la alentó Brisa».

Camila mostró a la cámara cómo se tragaba todo el semen de su padre. Luego se puso a juntar el resto con los dedos y se los llevó a la boca.

—Wow, impresionante —dijo Victoria, quien había observado toda la secuencia muy atentamente—. Y no hace falta que expliques nada, Pamela. Ya nos quedó clarísimo el contexto.

—Sé que fue un poquito raro…

—No hay necesidad de excusarse. Esto era parte de su acuerdo, y me parece bien que lo hayas respetado. De no haberlo hecho, hubieras faltado a la promesa que le hiciste a tus hijas.

—Gracias por entenderlo.

—Ese video me calentó muchísimo —aseguró Mayra—. Pero hay que seguir. Solo faltan dos personas: Barbarita y Pamela. ¿Quién de las dos quiere pasar primero?

—Voy yo —dijo Barbi—. Tengo un lindo video para mostrar… si es que mi mamá me lo permite.

—Podés mostrar lo que sea, hija. No puedo reprocharte por mostrar algo que sea verdad.

—Muy bien, entonces prepárense, porque esto está bueno en serio.

A pesar de que el video se interrumpió, los que querían seguir viendo a Javi recibir una buena pija por el culo aún podían fijarse en cómo estaba montando a Gonzalo. A Camila le calentó tanto esta secuencia que mandó el poco pudor que le quedaba a la mierda, y se arrodilló para chuparle la verga a Javi. El pibe la tenía bien dura y a pesar de sus rasgos femeninos, aumentados por tenerla completamente depilada, la tenía de buen tamaño. Camila no intentó tragarla entera, se concentró en dar muchas lamidas a todo el tronco y propinar fuertes chupones al glande. También le chupó los huevos a su propio padre.

En pantalla apareció Lourdes, desnuda, acostada en una cama y con las piernas abiertas. Frente a ella se veía una verga que todos pudieron identificar como la de Javi, era imposible de confundirla.

«Bueno, ahora metela despacito», dijo ella.

El glande de su hijo se posó entre sus labios vaginales y empezó a entrar lentamente.

—¿Dejaste que tu hijo te penetrara? —Preguntó Pamela con un brillo de lujuria en los ojos.

—Fue una tontería. En ese momento me aterraba la idea de que mi hijo fuera gay… y me aconsejaron que le hiciera probar una concha, para que se sintiera atraído hacia ellas.

—¿Y esa concha tenía que ser la tuya?

—No necesariamente… pero tampoco tenía a nadie más para pedírselo. Era yo o Barbarita. Y preferí que lo hiciera conmigo.

«Eso, eso… así. Metela toda y después empezá a moverte».

La verga entró completa y Javi inició el meneo de su cintura. Lo hizo con timidez, demostrando que no tenía mucha experiencia en el sexo. La cámara se movió y enfocó la penetración en primer plano.

—Ah… y Barbi fue la que grabó todo —comentó Pamela.

—Sí, me pareció buena idea que ella estuviera presente. No me gusta ocultarle cosas a mis hijos. Además era un buen momento para enseñarle algunas cositas sobre el sexo.

«Mmm… eso, así… me está gustando mucho, Javi. Eso significa que lo estás haciendo bien. No pares».

«Dale más fuerte», lo alentó Barbarita.

El chico le hizo caso a su hermana. Sujetó a Lourdes por las piernas y empezó a hundirle la verga con fuerza.

—Ah, bueno… se nota que le gustó la concha de la mami —dijo Pamela.

Poco después de este comentario pudieron ver cómo Javi sacaba la verga, y la concha empezaba a chorrear semen.

«Te toca a vos, Barbi. Dale…»

Lourdes ofreció su vagina a su hija y ésta empezó a chupársela, tragando todo el semen de su hermano.

—¿Te molestaba que Javi saliera gay, pero te pareció bien que Barbi te chupe la concha? —Preguntó Camila. Tenía la cara llena de semen, Javi había eyaculado sobre ella.

—Es que… lo pensé de la misma forma que tu mamá. Estoy segura de que Pamela te permitió tragar el semen de tu padre porque creyó que así te quitaría el interés por las mujeres.

—Y no le funcionó —aseguró Camila, mientras miraba el acto lésbico en pantalla.

—Conmigo tampoco funcionó —dijo Barbi—. Estuvo rico eso de tragar semen, pero lo que más me gustó fue chupar la concha.

—Fue un video genial, Barbi —dijo Nadia—. Y ahora solo resta una persona. Pame, te propongo algo. ¿Te animás a mostrarnos lo más porno que tengas en tu celular? A esta altura ya sería difícil superar todo lo que vimos.

—Mmm… no sé…

—Dale, mamá. Animate —dijo Brisa.

—Me animo, pero ese no es el problema. Lo que pasa es que “lo más porno” no sería un solo video. Sino varios.

—Mejor aún —dijo Nadia—. Mostranos todo lo que tengas.

Pamela se acercó al televisor, conectó el celular y empezó a reproducir un video.

—Espero que ésto les guste.

En pantalla apareció Camila sobre Gonzalo, él estaba acostado y ella se meneaba sobre su verga, como si estuviera cogiendo. Aunque el pene no entraba en la concha.

«¿Así, mamá?», preguntó la chica.

«Sí, vas bien. Aunque deberías hacerlo más rápido. Ahora entrá vos, Brisa».

La aludida apareció en cámara, puso la cabeza sobre el estómago de su padre y empezó a chuparle la punta de la verga. También le dio varias lamidas a la concha de su hermana.

—¿Qué estamos viendo? —Preguntó Vicky—. Y no estoy juzgando, pregunto solo para entender el contexto.

—Esto pasa cuando mi mamá se calienta mucho —dijo Brisa—. Ahí es cuando ella nos propone hacer videos porno. Todo esto fue su idea. De pura morbosa nomás.

—Es cierto —reconoció Pamela—. No tengo muchas excusas para ésto. De tanto grabar porno con mis hijas, empecé a disfrutarlo. Quizás demasiado. Y terminé proponiendo cosas como ésta.

El video concluyó con Gonzalo eyaculando en la boca de Brisa. Ella se tragó todo el semen.

Luego pudieron ver un video idéntico, pero esta vez era Brisa la que montaba sobre la verga de su padre (sin que hubiera penetración), y Camila la chupaba.

«Más te vale que te tragues el semen, Cami —dijo Pamela—. No me arruines el video. ¿Está claro?».

La chica no respondió. Estaba muy concentrada dándole una buena chupada a la pija de su padre. Cuando el semen comenzó a salir, abrió la boca para recibirlo. Luego se puso a lamer la concha de Brisa, que también había quedado salpicada de leche.

—Las ideas de mamá siempre son las más zarpadas —dijo Brisa—. Es la más morbosa de las tres, con mucha diferencia. —En el siguiente video pudieron ver una vez más a Brisa chupándole la concha a Pamela—. Yo a veces se la chupo solo para calentarla… y ver qué locura se le ocurre.

—¿Y vos la dejás chuparte la concha así sin más? —Preguntó Lourdes.

—Lamento decir que sí. Es que sí. Es que Brisa es muy astuta. Me conoce bien. Ella sabe cuándo chuparme la concha sin que yo pueda negarme. Lo hace especialmente cuando me ve muy estresada…

—Y ella vive estresada —comentó su hija menor.

—Me la chupa sin previo aviso y lo hace tan bien que termino re caliente. Ahí es cuando empiezo a perder la cabeza y se me ocurren videos demasiado porno. Como por ejemplo, este:

Vieron a Camila en cuatro patas, con la verga de su padre apuntándole al culo.

—Uy, mami… no me imaginé que te ibas a animar a mostrar este —dijo la propia Camila.

—Ya no importa. Que lo vean. Solo quiero aclarar que esta no fue la primera vez que pasó esto.

—De hecho, creo que fue como la décima —acotó Brisa.

—Puede ser… o quizás más. Porque a mí se me metió en la cabeza hacer un buen video de sexo anal… con Camila. Me obsesioné con eso… —en pantalla pudieron ver como la verga de Gonzalo entró en el culo de su hija con una gran facilidad—. En parte es un poco culpa de Gonzalo y Camila. Una vez los sorprendí cogiendo. Sí, así como escuchan. Se la estaba dando sin asco. Así me enteré que Camila no era virgen.

—Pero te excitó mucho verlo —dijo Cami—. A pesar de que hiciste tremendo escándalo. Ese día creí que se iban a divorciar. Se armó un quilombo tremendo.

—Me enojé mucho. Me pareció aberrante que un padre desvirgue a su propia hija.

—Y a mí me pareció excitante —aseguró Cami. Le hizo un gesto a Javi para que se apartara y él obedeció. Luego se sentó sobre su padre y le dijo—. Dame por la cola, papi. Damela toda que me encanta.

—Uy nena —dijo Nadia—. Si vos te animás a hacerlo con tu papá, yo me animo con el mío.

Las dos se pusieron de acuerdo y ante la mirada de todos los espectadores se sentaron sobre las vergas erectas de sus respectivos padres. Las dos estaban bastante experimentadas en el sexo anal, por eso la penetración no costó demasiado trabajo.

—Ahora miro esto y me parece sumamente excitante —reconoció Pamela—. Me da muchísimo morbo. Estoy enferma, lo sé. Pero no puedo evitarlo. Cuando vi a Cami cogiendo con el padre, me maté a pajas durante semanas e hice que Brisa me chupara la concha todas las noches. Ella se quedó en mi cama mientras Gonzalo durmió en su cuarto. Fue una pequeña separación. Estaba muy enojada con él. Y al mismo tiempo… excitada. No podía dejar de mirar una foto. Esta:

La mostró en pantalla, interrumpiendo brevemente el video. Allí se podía ver a Camila, mirando para atrás muy sonriente, mientras la mitad de la verga de su padre estaba dentro de su culo.

—Esta idea fue de Cami, antes de que le desvirgara la concha, y yo la permití porque se puso muy insistente. Nunca me gustó el sexo anal… hasta este momento. Mientras Brisa me chupaba la concha, yo no podía dejar de pensar en lo linda que se ve Camila con la verga de su padre en el culo. Entonces un día les propuse esta idea, para hacer las paces. Que haríamos todo lo posible por grabar un buen video de sexo anal. Pero uno bueno, donde se viera que la verga entra toda… y bien duro y parejo. Así…

En pantalla pudieron ver otra vez a Cami recibiendo tremenda culeada. Chillaba, gemía y pedía más. Era un auténtico video porno, como si hubiera sido grabado por profesionales.

—El problema es que Cami tenía el culo virgen —continuó Pamela—. Y semejante verga no le iba a entrar tan fácil. Por eso tuvimos que hacer muchos ensayos. Muchas penetraciones.

—Y hubo muchas cogidas muy buenas —aseguró Brisa—. Papá empezó a darle por el culo a Camila al menos una vez por día. Pero se la re daba, en serio. Así como lo están viendo en la tele. Para mí ya se podían grabar esas cogidas. Pero mi mamá se obsesionó con la idea de que el video debía ser perfecto. Nunca terminaba convencida. Le decía a Gonzalo: “Dale más duro, con ganas. Que se note que le estás rompiendo el culo”. Y a Cami le decía. “Dale, andá a sentarte en la verga de tu padre. No quiero que el culo se te cierre mucho, sino vamos a tener que empezar todo otra vez”. Así justificaba que estos dos se la pasaran cogiendo todo el santo día. Eso sí, siempre por el culo.

—Le prohibí a Gonzalo meterle la verga por la concha a cualquiera de sus hijas, porque me daba pánico que las dejara embarazadas. Ahora sé que también desvirgó a Brisa… y sin embargo no estoy enojada.

Gonzalo se quedó mirando boquiabierto a su esposa, no podía dar crédito a esas palabras.

—¿Ah sí? ¿Y cómo te diste cuenta de que fue él? —Preguntó Brisa.

—Intuición de madre. Te noté muy a la defensiva. Si hubiera sido cualquiera de los demás, me lo hubieras dicho. Después, cuando me calme, entendí todo. Al no decir de quién se trataba, básicamente estabas confesando que fue tu papá.

—¿Y de verdad no te molesta?

—No, porque ahora reconozco que tengo un serio problema. Y se lo contagié a ustedes. La culpa es mía. Tenés razón cuando decís que las cogidas que Gonzalo le daba a Camila eran ideales para grabarlas. Pero yo no quería que se detuvieran. Quería tener una excusa para que lo hicieran otra vez.

—Y nosotras nos dimos cuenta —aseguró Brisa—. Es algo que hablamos con Cami más de una vez —miró como su hermana y Nadia montaban las pijas de sus padres y empezó a sentir ganas de hacer lo mismo—. Y eso no me molesta, a mí también me encantaba verlo. En especial porque después terminabas re caliente y nos íbamos a coger a la pieza.

—¿Así que mientras Camila cogía con su padre, vos te cogías a Brisa? —Preguntó Ariel, quien se estaba masturbando mientras miraba el apetecible culo de la pequeña rubia.

—Así es. Fueron días de mucho desenfreno. Es que coincidió con la época en la que el arquitecto venía a casa cuando mi familia no estaba. Me pegaba tremenda cogida y me dejaba re caliente. Y yo quería más. Espero que puedan perdonarme por mi comportamiento tan inapropiado.

—No hay nada que perdonar, mamá. Si nosotras lo disfrutamos un montón —dijo Camila—. ¿Te creés que a mi no me encanta que papi me dé duro por el culo? Sabés cómo me calentaba cada vez que me decías: “Hoy te van a romper el orto, así que andá preparándote”. Mmmppphh sii… Aiiii, así… aiii… mmmm…

Camila dio potentes saltos sobre la verga de su padre, sus gemidos en el living se equipararon a los que provenían del televisor.

—Yo opino lo mismo —dijo Brisa—. Todos lo disfrutamos. Aunque, sí estoy un poco enojada. A mí nunca me dejaste hacer lo mismo. Yo también quería probar el sexo anal.

—Eso… em… fue porque…

—Por hipocresía —dijo Lourdes—. Y lo entiendo, yo también fui una hipócrita en el pasado. Seguramente te sentías culpable de haber disfrutado tanto al ver a Camila practicando sexo anal. Y lo único que te hacía sentir mejor era poner ese único límite que te quedaba, prohibiéndole a Brisa hacer lo mismo.

—Sí, es una buena forma de explicarlo. Reconozco que eso fue lo que pasó.

—Entonces, ¿puedo probar el sexo anal? —Preguntó Brisa, con una sonrisa picarona, mientras miraba de reojo la verga de Ariel.

—Sería demasiado hipócrita de mi parte prohibírtelo.

—¡ESO! —Exclamó Brisa.

—Yo también quiero por la cola —aseguró Barbi—. Que nos den a las dos juntas.

Así fue como estas dos hermosas rubiecitas terminaron en cuatro sobre la alfombra. Detrás de ellas, las potentes y venosas vergas de Erik, para Barbi, y de Ariel, para Brisa.

—Mirá que mi primo es un bruto de mierda —le advirtió Mayra—. Te va a dar duro sin misericordia. Te lo digo por experiencia.

—Mejor. Yo quiero que me den bien duro.

—Pero nena, tenés el culo virgen. Te va a doler un montón —dijo Barbi.

—¿Y quién dijo que tengo el culo virgen? Lo único virgen que me quedaba era la concha… y ya ni eso.

—¿Estás hablando en serio? —Preguntó Pamela, confundida—. ¿Y se puede saber quién te desvirgó el culo?

—¿Y quién se te ocurre que pudo ser? Una pista: no fue papá.

Pamela abrió grandes los ojos, ni siquiera necesitó pensarlo. En ese momento Ariel la clavó fuerte por el culo, ayudado de un montón de gel lubricante. Era cierto, la pequeña Brisa no era virgen, de lo contrario no le hubiera entrado tan fácil

—¡El arquitecto! ¡Hijo de puta! ¿Cuándo te desvirgó?

Erik penetró a Barbi y mantuvo el mismo ritmo brusco que su primo, como si estuvieran compitiendo para ver quién le daba más fuerte a la pendeja que tenían delante. Entre gemidos, Brisa contestó:

—Me la dio por el culo durante dos meses, mamá. Solo que vos nunca te diste cuenta que yo entraba a casa por la escalera del patio, directamente al segundo piso. Y ahí, en una de las piezas en construcción, el arquitecto me daba por el orto cuando los albañiles se habían ido. Auch… mmm… podés darme más fuerte, Ariel. Yo me la banco.

—No lo puedo creer. Y yo creyendo que pasabas mucho tiempo en la iglesia. ¡Qué pendeja puta!

—Las dos salimos putas como vos, mamá —dijo Camila—. El único que no sabía de tus aventuras con el albañil era papá. A mí no me cogió nunca, pero varias veces llegué a casa temprano y te vi cogiendo con él. Y por eso sé muy bien que te la dio por el culo más de una vez. No me podés mentir. Yo misma lo vi. A vos te calienta el sexo anal porque el arquitecto te lo hizo probar. Por eso querías que yo también lo probara. ¿Y sabés qué? Me alegra que haya sido así, porque… uf… me encanta que me rompan el culo. Y te digo más… papá me daba por el culo a la noche, cuando vos te ibas a coger con Brisa. Y por la concha también. Ustedes cogían en una pieza, nosotros cogíamos en la otra. Yo soy la putita de papi, mamá. Para que lo sepas. Y vos sos la puta de Brisa.

—Totalmente. Es mi puta —aseguró Brisa, mientras disfrutaba del sexo anal—. ¿Quién se creen que convenció al arquitecto para que le diera por el culo? A mí me la daba desde antes. Y yo le decía: “No voy a descansar hasta que le rompas el orto a mi mamá”. Cogía muy bien ese tipo. Y le encantaba que yo me tomara la leche.

—Entonces… entonces… ¿la culpa no es solo mía?

—No, mamá. Claro que no —dijo Camila—. Nosotras somos tan responsables como vos. Cuando nos dimos cuenta de que te calentaba el incesto, te convencimos de hacer ese trato con nosotras y que nos dejaras grabarte mientras cogías con papá. Sabíamos que te calentaba más si nosotras mirábamos.

—Es cierto. ¿Y cómo se dieron cuenta?

—Ay, mami… es obvio —dijo Brisa—. Siempre cogían con la puerta entreabierta, y hacían mucho ruido. Querías que espiáramos. Y cuando nos descubriste haciéndolo, no dijiste nada. Te dio igual. Seguiste cogiendo como si nada. Hasta nos dijiste: “Me parece sano que me vean tener sexo con su padre. Así ven cómo es una pareja que se ama mucho”. Y ya sabemos que entre papá y vos no hay tanto amor. Lo hacías porque sos una puta que se calienta si las hijas la ven coger.

—Totalmente —dijo Camila—. Todavía me acuerdo que unos días antes de hacer el trato viniste a mostrarnos cómo te salía semen de la concha. Dijiste que era algo de “educación sexual” y no sé qué. Puras excusas. Me hiciste arrodillar abajo de tu concha y cuando me cayó todo el semen en la cara y protesté, vos te enojaste y dijiste: “nena, no hagas tanto escándalo por un poco de semen”.

—Y después le frotaste la concha contra la cara. Todavía me acuerdo —dijo Brisa—. Además le dijiste: “¿Vos no querías probar la concha de tu amiga? Bueno, acá tenés una. Dale, probala”. Y te reías, como si fuera un chiste. Pero bien que te gustó cuando Cami te la empezó a chupar. Y no fue una lamidita, no señora. Fue una tremenda chupada de concha. Estuve mirando todo el tiempo y sé que te comió la argolla durante casi una hora. Lo miré en el reloj y todo.

—Perdón…

—No, mamá. Nada de perdón —dijo Cami—. Si a mí me encantó chuparla. ¿Por qué te creés que no me detuve? ¿Y sabés qué fue lo que más me gustó? Cuando te sentaste en el sillón y abriste las piernas. Te diste dos palmaditas en la concha como diciendo: “Seguí chupando”. Y yo lo hice.

—¿Y por qué te gustó tanto? —Preguntó Pamela, completamente excitada. Sus ojos saltaban de una hija a la otra y estaba fascinada al ver cómo les daban pija por el culo a las dos al mismo tiempo.

—Porque ahí entendí que te estaba gustando. Y porque no había ninguna excusa de por medio. Simplemente fue un acto de incesto lésbico. Así sin más. La hija comiéndole la concha a la madre, porque la madre se lo pide. A mí me calentó muchísimo. Más sabiendo que Brisa estaba grabando todo con el celular.

—Ahí fue cuando te dije: “Mamá, deberíamos grabar videos así de vez en cuando, ya que no nos dejás mirar porno”. Y a vos te pareció una idea genial. Incluso te abriste la concha y le dijiste a Cami: “Si querés que el video quede bien, me la vas a tener que chupar con más ganas”.

—Aunque lo reprimas, sos muy puta, mamá… y eso me encanta.

Pamela sonrió. Sin decir nada más, se acercó a Camila, levantó una pierna y le puso la concha en la cara, para que esa putita pudiera disfrutar del sexo de su madre mientras papi le rompía el culo.

A su lado, Victoria hizo lo mismo con Nadia. Mayra aprovechó para abrirse de piernas frente a Brisa y Barbi, así éstas se la chupaban. Lourdes no se quedó atrás. Le pidió a Javi que le diera por el culo, aunque antes se la chupó, para ponérsela bien dura.

A partir de este momento, la fiesta navideña se descontroló. Los límites dejaron de regir y cada uno se lanzó a satisfacer sus deseos carnales. El alcohol, que no dejó de circular, y la música estridente ayudaron a alimentar el clima de esta alocada fiesta.

Todas las mujeres fueron pasando por distintas vergas. Daba igual si se trataba de Victoria cogiendo con su hijo, o de Brisa recibiendo la pija de su padre en toda la concha… o en el culo. Ariel agarró a Mayra y descargó en ella su pasión por el sexo duro y el sexo anal. Todas tragaron semen más de una vez, incluso Javi se llevó unas buenas descargas de recuerdo. En algún momento de la noche se pudo ver a Camila en el suelo, montando la verga de Ariel, mientras Erik le rompía el culo. A su lado estaba Pamela, también recibiendo una doble penetración, montando a Javi y recibiendo a Pepe por detrás. Ambas exclamaron entre gemidos que esto del sexo anal es delicio y que se siente más rico si te dan de a dos.

Por supuesto hubo mucho sexo lésbico, eso no podía faltar. No hubo ni una sola mujer que no probara a todas las demás. Sería muy difícil establecer quiénes pasaron más tiempo juntas, aunque sí quedó muy claro que las madres disfrutaron más con sus hijas que con cualquiera de las demás. También hubo mucho sexo entre hermanas. Brisa y Camila se tendieron en la alfombra para hacer un 69 digno de una película lésbica. Lo hicieron imitando a Nadia y Mayra, que minutos antes habían hecho lo mismo.

Hubo un momento donde los astros parecieron alinearse por casualidad. Nadia, Lourdes y Camila terminaron en cuatro patas recibiendo vergas en el culo al mismo tiempo. Lo curioso es que Lourdes recibió la de Javi, Nadia la de Pepe y, por supuesto, Camila le entregó el culo a su padre. Gonzalo la sujetó del pelo y la penetró duro por largos minutos. Como si quisiera castigar a su hija por ser tan puta.

La descontrolada fiesta navideña llegó a su fin alrededor de las ocho de la mañana, cuando ya había amanecido. Aunque nadie se volvió a su casa en ese preciso instante. Estaban tan agotados, y alcoholizados, que se quedaron durmiendo en el primer sitio que encontraron. Algunos en los sillones del living, otros consiguieron llegar reptando hasta los dormitorios.

Recién a las cinco de la tarde comenzaron a despertarse, con el cuerpo pegajoso y una resaca de campeonato. Las dos familias visitantes se turnaron para darse una ducha. Nadia aprovechó para bañarse junto con Pamela, porque quería decirle algo.

—Sé que todo lo que pasó anoche te va a dejar confundida —le dijo mientras le enjabonaba las tetas—. Pero no podés negar que lo disfrutaste. ¿O sí?

Apelando al lema de “La verdad nos hará libres”, Pamela respondió con absoluta sinceridad:

—Fue la mejor noche de mi vida. Me siento… liberada. Como si me hubiera quitado un enorme peso de encima.

—Lo que te quitaste son los prejuicios sobre el sexo. Te dispusiste a disfrutarlo, sin límites… y te gustó.

—Muy cierto. También es cierto que estoy confundida. Creo que disfruté demasiado del sexo con mi hijas, y me calentó mucho verte cogiendo con tu familia… lo mismo que a Lourdes.

—Va a pasar un tiempo hasta que asimiles todo, pero date una oportunidad. Estoy segura de que a tus hijas les va a gustar repetir esto en su casa.

—Bueno, en realidad no vamos a nuestra casa… sino a una quinta que alquilamos. Nos quedaremos ahí hasta que reparen el inconveniente del agua. Y… mmm… seguramente vamos a coger mucho.

—Así me gusta.

Nadia la besó en la boca y después se arrodilló para darle una buena chupada de concha.


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Varios días después de navidad Nadia decidió visitar a Lourdes. No le sorprendió que en pocos minutos terminaran desnudas en la cama, chupándose las conchas la una a la otra. Al fin y al cabo se habían vuelto amantes regulares. Lo que sí le sorprendió fue que se les uniera Barbarita y que Lourdes no mostrara ni el más mínimo pudor al chupársela a su hija… o al pedirle a ella que se la chupe. Se suponía que estas prácticas incestuosas debían ser evitadas. Aún así Nadia no puso ninguna queja. Participó en el trío lésbico disfrutando a pleno al ver a sus hermosas vecinas cogiendo.

—Te noto más excitada de lo habitual —dijo Nadia, acostándose junto a Lourdes. Ella estaba boca arriba, con Barbi chupándole la concha—. ¿Se debe a algo en particular?

—La verdad es que sí. Se debe a esto.

Le pasó su celular y allí Nadia se encontró con numerosos videos porno. Reprodujo uno y pudo ver a Gonzalo dándole tremenda cogida a Camila. La tenía en cuatro y le estaba dando duro mientras la putita chillaba “Sí, papi… dame más”. A continuación la voz de Pamela se escuchó fuera de cámara “Cogela duro, que a la muy puta le gusta”.

—Epa… ¿y esto cuándo pasó?

—Hace poco. —Lourdes acarició el cabello rubio de su hija, ella no dejó de lamerle los labios vaginales—. Y hay más…

Pasó al siguiente video y esta vez pudo ver a Camila, Brisa y Pamela haciendo un candente trío lésbico. Se estaban dando duro, sin asco. Como si no fueran madre e hijas.

Otro video y ahora Gonzalo le estaba dando tremenda culeada a Brisa. El culo de la pequeña rubia estaba recibiendo un castigo brutal y chillaba aún más que Camila. Y también suplicaba que le dieran bien duro. Nadia pensó que Pamela estaba grabando esta pornográfica escena, pero no fue así. Seguramente al celular lo sostenía Camila, porque Pamela apareció frente a Brisa, abrió las piernas y dijo: “Ahora sos la putita de mami y papi. ¿Te queda claro?” La chica no pudo ni responder, su madre la puso a chuparle concha.

El siguiente video estaba grabado por Pamela, desde su perspectiva. Ella estaba de pie y frente a ella, de rodilla, se encontraban sus hijas: “Abran bien la boca, putitas”, les dijo. A continuación empezó a orinarlas. Las chicas recibieron todo con la boca abierta y además le dieron varios chupones en la concha.

A Nadia no le sorprendió que el siguiente video mostrara esta misma secuencia, pero en sentido inverso. Esta vez eran Camila y Brisa las que mearon en la cara de su madre. Primero fue Cami, quien aprovechó para restregarle la concha por toda la cara, y luego Brisa hizo lo mismo.

Nadia había comenzado a masturbarse casi sin darse cuente. Después pudo ver dos videos en los que Gonzalo les daba de tomar la leche a sus hijas. Primero fue brisa, y luego Camila. Por la cantidad de leche que tragaron esas chicas, le resultó obvio que ambos videos no correspondían al mismo día.

El último video mostraba a la familia completa, con una cámara que temblaba y se movía mucho, dificultando la visión. Se notaba que habían empezado un “todos contra todos”. Pamela chupó las conchas de sus hijas; ellas se la chuparon a ella; Gonzalo las penetró a las tres, por todos los agujeros; y se mantuvieron cogiendo durante largos minutos. Nadia fue dando saltos en el video para ver a esta familia cogiendo como conejos.

—Uf… tremendo. Se soltaron del todo. Impresionante.

—Sí, creo que arruinamos a esa familia —dijo Lourdes.

—En mi opinión, ya venían bastante arruinados de casa. ¿Viste las cosas que hacían?

—Sí, lo sé. Pero lo hacían siguiendo ciertas pautas. Había reglas y límites. Ahora no. Simplemente cogen por placer. Por puro morbo. Por gusto al incesto. Y a mí me está pasando lo mismo, Nadia… y eso me da miedo. ¿Ves cómo me la chupa Barbi? Si me la estuvieras chupando vos no me calentaría tanto. Me calienta porque es mi hija.

—Sí, ya me di cuenta. Pero no deberías mortificarte tanto. A mí también me calienta más chuparle la concha a mi mamá o a mi hermana que hacerlo con ustedes ¿me explico? Ah, por cierto. Quiero todos estos videos. ¿Me los pasás?

—Por supuesto que te los paso… y te voy a pasar cualquier cosa que me manden. Ellos ya saben que con ustedes no tengo secretos. Además me gustaría mandarle videos similares de tu familia.

—Me encantaría. Anoche me cogieron entre mi papá y mi hermano. Sí, ya sé… se supone que no deberíamos hacerlo. Pero bueno, nos calentamos y me la dieron. Me dieron duro toda la noche. Por eso hoy tengo el culo tan abierto —soltó una risita picarona—. Grabamos varias de estas cogidas. Después te lo paso. También te doy permiso para que les mandes todo lo que te di antes.

—Muy bien, lo voy a hacer. —Se dedicó a gemir durante unos segundos, disfrutando de la tremenda chupada de concha que le estaba dando Barbi—. ¿Sabés una cosa? Le propuse a Pamela una tarde de incesto entre madre e hijas. Barbi y Brisa, con nosotras, en la misma cama.

—¿Y qué te respondió?

—Que le calienta eso de tener “una tarde de incesto”.

—Uf, definitivamente Pamela rompió todos los tabúes.

—Así es. Está descontrolada. Anoche, mientras me mandaba los video, estuvimos hablando por teléfono. Me contó que está disfrutando a pleno del sexo con sus hijas y que le calienta muchísimo ver cómo el padre se las coge.

—Era de suponer que terminaría así… o bien se iba a cerrar más. Al final se decidió por “abrir su mente”.

—Sí, igual que yo. Y por eso estoy preocupada. Me preocupa que ya no podamos volver de esto. Que nos dejemos llevar por el placer del incesto y que nos volvamos adictos a eso. Vos, yo, mi hija… toda tu familia… Pamela, sus hijas… todos.

—Si te soy sincera, Lourdes. A mí no me importa —la besó en la boca—. Que pase lo que tenga que pasar. Yo solo estoy segura de una cosa.

—¿De qué?

—Que disfrutamos de la mejor navidad de nuestras vidas… y que hicimos nuevos amigos para que se unan a cualquier próxima fiesta. Vamos a coger un montón.

FIN del Especial de Navidad de Strip Póker. 



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Comentarios

chinitus ha dicho que…
La verdad el mejor especial que pudiste escribir, me encanto como se Iván dando las cosas, llega un punto que leyendo te metes tanto en la historia que parece que estas ahí presente mirando todo lo que pasa. sos una gran escritora mis felicitaciones.
Cheche ha dicho que…
Me gustó mucho y quería un especial así desde hace tiempo 🤤
Te felicito Nokomi y espero seguir leyendo tus relatos.
Saludos y mucho éxito

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