Capítulo 52.
Las Asistentes.
Yelena tenía una lista con los cuatro nombres de las colaboradoras de Roxana Carmín: Norma Goltz, Betiana Cavallero, Ignacia Sandoval y Julieta Aranda. Le pidió ayuda a Sofía Levitz para localizarla, ella le dijo que dos cursaban en 3ro “A” y las otras dos en 3ro “B”.
Juntas fueron a buscarlas. Yelena le pidió a Sofía que, por favor, fuera amable. Conoce el temperamento de la rubia y sabe que es propensa a caerle mal a la gente.
—Necesitamos que por lo menos dos de ellas nos cuenten lo que saben.
—¿Por qué dos? ¿No alcanza con una? —Preguntó Sofía mientras caminaban por los pasillos del instituto.
—Para contrastar fuentes es mejor tener dos testimonios.
—¿Creés que alguna podría mentirnos?
—No lo sé, no las conozco. Pero sé que no estarán muy dispuestas a hablar del tema.
El primer intento de entrevista fracasó por culpa de Sofía Levitz. Yelena intentaba convencer a Betiana Cavallero de que responda algunas preguntas. En cuando Betiana comenzó a dudar, Sofía le dijo:
—Dale, flaca… no tenemos todo el día.
—Entonces váyanse a la concha de su madre —Betiana salió del salón y las dejó solas.
—¿En serio? ¡Te dije que fueras amable!
—Perdón, es que me sacó de quicio… hace quince minutos que estamos esperando a que se decida.
—Con las otras mejor no hables.
El segundo intento fue con Ignacia Sandoval, la cruzaron cerca de los bebederos. Yelena le explicó que intentaban entender mejor el programa de Roxana Carmín y qué pasó detrás de cámara. La única información que Ignacia llegó a darles fue que el programa era auténtico. Ellas no estaban actuando.
—Colaboramos porque confiábamos en Roxana, no eramos ningunas putas.
—¿Ah no? Todavía me acuerdo ese especial de “Doble Penetración” en el que te pusiste como loca de lo mucho que te gustó.
—¡Y lo dije en serio! No creí que fuera a gustarme, pero… —se puso roja de la vergüenza—. Me gustó. Ya no quiero hablar de esto. Chau.
Yelena miró a Sofía con chispas en los ojos.
—¿De qué lado estás? ¿Acaso intentás boicotear estas entrevistas? Yo sabía… seguís siendo leal a la Junta Directiva.
Sofía abrió grandes los ojos, parecieron gigantes detrás de sus anteojos.
—No, no… te juro que no. Fue sin querer. No tengo mucho tacto con las personas. Te pido perdón —agachó la cabeza. A Yelena le pareció sincera.
—Por favor, dejá que yo hable…
—¿Y yo para qué vine?
—No sé, la idea de que vos ayudaras fue de Siara. Sinceramente no sé por qué lo dijo.
—Porque estas chicas fueron compañeras mías alguna vez…
—¿Cursaron juntas? Pero si son mayores que vos.
—Compañeras del club de voley.
—Ay, ya veo. ¿Y tenés alguna infomación sobre ellas que pueda ayudarnos?
—Ya se me va a ocurrir algo. Mientras… me voy a quedar callada.
No encontraron a Norma Goltz y a Julieta Aranda en el instituto, pero pudieron averiguar que habían ido juntas a la casa de Julieta. Esta fue la primera colaboración de Sofía. Como presidenta del Centro de Estudiantes pudo conseguir la dirección de Julieta Aranda.
Unos minutos más tarde llegaron a un departamento recidencial para estudiantes. Las atendió la misma Julieta. Al ver a Sofía la abrazó con fuerza y las invitó a subir.
Julieta estaba vestida con la misma ropa que había usado en el instituto: una sencilla remera negra y un pantalón de jean. Sin embargo Norma Goltz parecía salida de una película erótica. Tenía puesto un conjunto de lencería roja que le quedaba fenomenal. Norma es una chica regordeta, de cabello lacio corto, tiene los ojos achinados, la nariz pequeña y una boca grande y sensual.
—Hola chicas, ¿cómo les va? —Saludó Norma—. ¿A qué se debe la visita?
Al parecer a ella no le importaba que la vieran medio desnuda.
—¿Interrumpimos algo? —Preguntó Yelena.
—En realidad todavía no habíamos empezado —dijo Julieta.
—¿Ustedes son novias? —La pregunta de Sofía hizo reír a las dos chicas.
—No, nada que ver —respondió Norma—. Solo somos amigas. Estábamos por sacarnos fotos para nuestro OnlyFans.
—¿Tienen un OnlyFans?
—No seas boluda, Norma —protestó Julieta—. ¿No ves que Sofía está en el Centro de Estudiantes? Ahora nos van a suspender del instituto.
—Podríamos hacer un intercambio de favores —dijo Sofía, quien ya tenía una ventaja sobre ellas—. No le cuento a nadie lo del OnlyFans si responden algunas preguntas sobre el programa de Roxana Carmín.
—No es suficiente —dijo Norma—. Nos arriesgamos mucho al hablar de ese tema.
—Mmm… por mí está bien —aseguró Julieta. Comenzó a quitarse la ropa, hasta quedar completamente desnuda—. ¿Qué quieren saber?
—¿Y nos vas a responder así sin más? —Dijo Yelena.
—Siempre que ustedes cumplan con su parte del trato, sí.
—Pero si la pregunta nos compromete, van a tener que darnos algo más —dijo Norma, se arrodilló sobre la cama de Julieta.
—Muy bien…
En las primeras preguntas corroboraron lo que les dijo Ignacia: el programa era real, no estaba actuado. Eran chicas muy crédulas que se dejaron seducir por el carisma de Roxana y actuaron sin pensarlo.
—Era como estar dentro de una secta —dijo Julieta—. Éramos capaces de hacer cualquier cosa que Roxana nos pidiera…
—Como meterse un dildo por el culo —dijo Sofía, recordando esa escena en la que participó Julieta.
—Sí, no sé cómo me animé a eso. ¡Hasta mi mamá me vio con eso metido en el culo! Después no sabía cómo explicarle que era todo parte de un programa de “Educación Sexual”. Pasamos momentos muy difíciles por culpa de Roxana. Lo hicimos todo por ella.
—Pero… ¿no se dieron cuenta de que las situaciones eran cada vez más porno y que de “Educación Sexual” ya no había nada?
—Eso es difícil de explicar —dijo Norma, bajando la cabeza—. ¿Alguna vez estuviste metida en una secta? —Yelena dijo que no—. No es fácil pensar con claridad cuando estás en una secta, y eso se parecía mucho a una. Ninguna quería contradecir a Roxana. Ella… tiene una capacidad de convicción impresionante. A mí me convenció de llevar a mi madre al programa… y terminé chupándole la concha en vivo. ¡En vivo! ¿Te das cuenta? Un montón de gente vio cómo se la chupaba a mi mamá… y cómo ella me la chupaba a mí. Tuve sexo lésbico incestuoso frente a las cámaras y… se sintió bien. Lo único que podía pensar era que estaba contenta de haber participado en el programa.
La verga de Yelena se puso dura al escuchar hablar de incesto, y también porque la anatomía de Norma le recordaba mucho a la de su hermana. Grandes tetas, caderas anchas… ligeramente rolliza. Y con ese conjunto que le transparentaba los pezones y el vello púbico… uff… estaba para comérsela.
—Uy, perdón —dijo Yelena, al notar el bulto en su minifalda—. Hay costumbres que no se pierden… ni con el cambio de género.
—¿Te calientan las mujeres? —Preguntó Sofía.
—¡Claro! No me hice mujer solo porque me gustan los hombres. De ser así, hubiera sido gay y listo. Más fácil… menos cirugías y tratamientos. Hice el cambio porque me siento mujer. Así es como quiero vivir… pero las mujeres me siguen resultando atractivas.
—Entonces… ¿te molestaría ayudarnos con nuestro contenido de OnlyFans? Estábamos buscando alguna verga que chupar… y la tuya parece bien grande —los ojos de Julieta brillaban.
—Si nos ayudan con esto, les contamos todo lo que sabemos —aseguró Norma—. Y a mí me gustaría sacarme algunas fotos chupando una concha que no sea la de Juli, porque sino la gente se va a aburrir.
—¿Qué decís, Sofi? —Preguntó Yelena—. ¿Las ayudamos?
—No tengo ningún problema en hacerlo, si es que el beneficio vale la pena —la rubia comenzó a desnudarse—. Pero que no se me vea la cara.
—Lo mismo digo. Que las fotos sean de las tetas para abajo.
Yelena también se quitó toda la ropa. Norma quedó fascinada al ver el esbelto y delicado cuerpo de Sofía y Julieta quedó embobada con la verga de Yelena. Las cuatro se tendieron en la cama, Juli no perdió el tiempo, se lanzó a chupar pija sin siquiera sacarse la ropa.
—Epa… pensé que era para las fotos nomás ¿dónde está la cámara?
—Lo que pasa es que a Juli le fascinan las pijas grandes —dijo Norma—. Cuando ve una no se puede resistir. Acá están las cámaras, saquen las fotos ustedes, desde su perspectiva… así se aseguran de que no salen sus caras.
Sofía y Yelena agarraron una cámara de fotos cada una, no eran profesionales, pero servirían mejor que la cámara de un celular. Cuando Norma comenzó a chuparle la concha, Sofía la fotografió. Yelena miró los ojos de la rubia y se dio cuenta de que estaba muy excitada. Había algo en esta situación que la calentaba mucho. Y ya tenía una sospecha de qué podía ser…
Yelena también estaba excitada. Julieta era una chica bonita, de apariencia normal. Podía ser la vecina de cualquiera, y eso era lo que tanto le gustaba. No parecía una estrella porno. De hecho, parecía la clase de chica que jamás haría porno. Pero lo estaba haciendo… eso hizo que la verga de Yelena se pusiera aún más dura.
Mientras sacaban fotos, Julieta comenzó a desnudarse. Su cuerpo era similar al de Sofía, delgada y sensual; pero no tan fibrosa. Se nota que Sofi pasa horas en el gimnasio… aunque seguramente no tantas como Xamira.
—Ustedes me caen muy bien, chicas —dijo Yelena—. Y no te preocupes, Norma, no te voy a juzgar por lo que hiciste con tu mamá. Incluso… admito hay cierto morbo en el incesto. Tendré que seguir mirando el programa de Roxana, porque me perdí la parte en la que cogés con tu mamá. Siento que me voy a excitar mucho.
—Opino lo mismo —dijo Julieta—. Me calentó mucho ver a Norma haciéndolo con su madre. Mi mamá jamás haría una cosa así. Roxana intentó llevarla al programa, pero no hubo caso. Aún así… no deja de sorprenderme cómo convenció a la madre de Norma. Creía que eso era imposible.
—Vos también me caés bien, Yelena —dijo Norma—. Te vas a matar a pajas con el programa de Roxana, te lo puedo asegurar. ¿Qué necesitan saber?
—Sobre el programa —dijo Yelena.
—Antes quiero saber algo —intervino Sofía—. ¿Desde cuándo tienen un OnlyFans?
—Desde hace un par de semanas —respondió Julieta—. Lo pensamos mucho. No nos animábamos a hacerlo, hasta que pasó lo de las filtraciones. Hubo chicas que se lo tomaron muy mal, obviamente. Pero nos sorprendimos al ver que otras no le dieron gran importancia y siguieron con sus vidas como si nada…
—A nosotras ya nos vieron desnudas… —continuó Norma— y cogiendo. No somos millonarias, como muchas de las alumnas del instituto. Entramos por una beca. Nos vendría bien hacer algo de dinero extra… y se nos ocurrió esto.
—Por lo visto ya no expulsan a nadie por subir contenido porno a internet… sino a esa chica, Erika Arias-Ballester, la tendrían que haber echado hace rato. Sube cosas re zarpadas.
—Y la flaquita que va a boxeo… uf, cómo me calienta. ¿Cómo se llama? Siempre me olvido, tiene nombre raro. Me sale decirle Ximena.
—Se llama Xamira. Y si querés, te la puedo presentar —Yelena le mostró una sonrisa picarona—. ¿Eso contaría como un favor?
—Mmm… ¿creés que tengo chances con ella?
—Obvio. En especial ahora, que Xamira está experimentando con el sexo lésbico.
—Uf… sí… me encantaría acostarme con ella. Que me ponga ese culazo en la cara…
—Así de putita como la escuchan —dijo Julieta—, antes era la más tímida del mundo. Con el programa de Roxana cambiamos mucho. Yo era una chica religiosa que soñaba con ser la esposa ejemplar… y le tenía fobia al sexo anal. Ahora lo único que me hace acabar es que me den duro por el culo.
—Y que te acaben en la boca.
—Ah sí, eso también. Odiaba el semen… ahora me da muchísimo morbo tragarlo.
—Y yo me hice lesbiana —confesó Norma—. Y no se dan una idea de cómo odiaba a las lesbianas. Yo les decía “las desviadas”. Las veía como degeneradas. Y ahora la degenerada soy yo —soltó una risita picarona—. Me encanta coger con mi mamá.
—¿Siguieron haciéndolo después del programa? —La verga de Yelena se puso aún más dura.
—Sí, lo siguen haciendo hasta el día de hoy —respondió Julieta—, y soy testigo de eso… más de una vez me acosté con las dos. El sexo lésbico no es mi pasión, pero… de vez en cuando viene bien comerse una concha. ¿No es cierto, Sofi?
Sofía Levitz la fulminó con la mirada y se quedó en silencio.
—Ay, Sofi… no te hagas la ofendida —Norma puso los ojos en blanco—. Si todas en el equipo de Volley te vimos succionándole la concha a la profesora, para que te ponga de titular. Después teníamos que sufrirla en el partido. No jugaba mal… pero había chicas mejores que ella.
—La profe de volley terminaba con la concha roja de tanto que se la chupaba Sofía. Lo hacían en la oficina junto al vestuario, creyendo que nadie las podía ver. Pero todas espiamos más de una vez.
—También vimos cómo te dejaste coger por el profe de natación. Antes de que lo echaran… por eso de andar cogiendo con alumnas. Se cogió a la hija de un tipo importante y lo rajaron a la mierda. Pero antes le rellenó de leche la empanada a Sofi —volvió a reírse—. Y más de una vez. Nunca entendí por qué lo hacías. Vos no sos de las que cojen por simple calentura. ¿Qué ventaja sacabas? —Sofía no dijo nada—. Dale, si quieren respuestas al menos dejame saber eso. Me mata la curiosidad.
Yelena miró a Sofía, como pidiéndole colaboración. Al final la rubia dijo:
—Necesitaba su voto para quedarme con el Centro de Estudiantes. Había votado en contra en la primera ronda, que quedó en empate… solo necesitaba que él cambiara de opinión.
—Wow… lo sabía. Sos una putita trepadora. ¿Y por eso te cogió tantas veces?
—Por eso y porque me estaba chantajeando. Él se enteró de que yo le chupaba la concha a la profesora de volley y dijo que lo iba a reportar.
—Uy… uy —la emoción de Norma creció—. ¿Lo hiciste echar vos?
—Tuve paciencia, me siguió cogiendo, sí… al mismo tiempo que yo reunía información. Lo filmé cogiendo con algunas alumnas, después le mandé los videos a su esposa y al decano. Lo echaron al otro día. Conmigo no se jode.
—Uy, qué mala. —Norma le dio una mirada sensual, como si quisiera tirarse sobre ella—. Me calientan las chicas malas.
Por primera vez desde que llegó, Sofía dejó asomar una leve sonrisa. Luego la borró de sus labios, como si nunca hubiera estado allí.
—Bueno, antes de que se les quiten las ganas de ayudarnos —dijo Yelena—, quisiera saber quiénes participaban en el programa… detrás de cámara.
—No había mucha gente detrás de las cámaras —dijo Julieta—. Era un programa de muy bajo presupuesto. Las que organizábamos las cámaras éramos nosotras, por eso rara vez salíamos todas las asistentes en pantalla.
—Alguien debía encargarse de la edición de los videos —comentó Sofía.
Las caras de Julieta y Norma se ensombrecieron.
—No sabemos nada de esa persona —respondió Norma.
—¿O sea… en el set estaban ustedes y nadie más? —Insistió Yelena.
—No —Norma ya no parecía tan animada como antes—. Había maquilladoras y algunas personas que se encargaban de la escenografía. Pero casi siempre, cuando empezábamos a grabar el programa, el set quedaba vacío. Así lo quería Roxana. Para evitar interrupciones… y porque nosotras nos poníamos nerviosas si había mucha gente en vivo. Así que del resto de las personas no podemos contarles mucho, casi ni hablábamos con ellos.
—¿Y los hombres que colaboraban? —Preguntó Sofía—. Porque hubo mucha pija en ese set…
—La mayoría eran alumnos del colegio, que se ofrecían como voluntarios. Aunque a Roxana no les gustaba invitarlos demasiado seguido, porque después pedían beneficios en el instituto. Por eso ella misma le hizo un casting a algunos colaboradores.
—Ah, sí… eso lo vimos en uno de los videos —recordó Yelena. Notó que las preguntas no las estaban llevando a ninguna parte. Decidió lanzar una bomba, para ver como reaccionaban—. ¿Alguna vez escucharon hablar de Uvisex?
Las dos amigas se pusieron pálidas y abrieron los ojos como si hubieran visto un fantasma.
—No sabemos nada de eso —se apresuró a decir Julieta y le agarró la mano a Norma.
—Por la forma en la que reaccionaron, se nota que saben algo —dijo Sofía.
—Si le tienen miedo a Octavio Lanzani, no se preocupen. Ya hablamos con él, sabemos que está metido en esto.
—No es Octavio quien me preocupa —dijo Norma—. Es mi tío. Él nunca nos haría daño.
—Pará… —esta vez fue Sofía la que abrió los ojos—. ¿La mujer que cogió con vos en vivo… es la hermana de Octavio?
—Sí. Mi mamá es Gianina Lanzani.
—Pero… dijiste que no tenías plata, que entraste por una beca…
—Mi tío tiene plata. Nosotras somos de una familia humilde. Mi mamá nunca quiso saber nada con su hermano, ni con sus negocios sucios. Nunca le pidió dinero, sabe lo sucio que está.
—Gianina siempre fue una mujer respetable… de conducta intachable. Hasta que…
—Hasta que Roxana la convenció de participar en el programa —Yelena completó la frase—. ¿Y si lo hizo porque Octavio se lo pidió?
—Eso lo pensé más de una vez —aseguró Norma—. Mi tío es incapaz de hacerme un daño, creo que solo quería demostrarle a “la santa y puritana” de su hermana que en realidad no era tan santa. Y lo logró. Ahora mi mamá… bueno… ¿cómo decirlo?
—Es puta —aseguró Julieta, tragó la mitad de la verga, la sacó lentamente de su boca y luego siguió hablando—. Pasó de ser prácticamente una monja a ser la puta VIP de tipos con poder. Aunque… tampoco es que le paguen mucho. A ella lo que le gusta es poder acceder a sus fiestas.
—Wow… qué decadencia —dijo Yelena—. ¿Y a vos te molesta que tu mamá haga estas cosas?
—Un poquito sí, porque ella no era así. Por culpa de Roxana Carmín se volvió adicta al sexo. Y yo también. Aunque ya no voy tanto a esas fiestas con mi mamá… —desvió la mirada, para no tener que cruzarla con la de Sofía—. Le supliqué que dejara de ir; pero… no puede. Porque además de ser adicta al sexo… también es adicta a otras cosas. A las cosas que vende mi tío.
—Bueno, no vinimos acá para escuchar tus problemas familiares, queremos…
—¡Ay, Sofía! —Exclamó Yelena—. ¿Podrías tener un poquito de tacto? Norma la está pasando mal.
—Siempre fuiste una harpía —esta vez Norma la miró con los ojos llenos de lágrimas.
Para Sofía fue como recibir una cachetada en toda la cara. Se le hizo un nudo en la garganta. Se cruzó de brazos y miró para todos lados, como si estuviera buscando una salida.
—Em… perdón, yo… este… me cuesta relacionarme con la gente. Siempre fui muy solitaria y me las arreglé sola para conseguir lo que quería.
—Y no tenés amigas —le dijo Julieta—. Nadie te quiere en el instituto… porque a nadie le gustan las trepadoras.
Un silencio sepulcral llenó la habitación. Ninguna se movió ni dijo nada, ni siquiera siguieron con las fotos. Tuvo que ser Yelena la que cortó con este momento tan incómodo.
—Siento mucho lo de tu mamá, Norma. Pero me alegra que vos hayas podido salir de ahí… me imagino que hiciste muchas cosas de las que te arrepentís.
—Mm… no puedo arrepentirme, porque cuando las hice me gustó. Solo que… no se puede vivir así. De vez en cuando está bien, pero… todas las semanas de “fiesta loca”... así no hay cuerpo que aguante. Por eso prefiero hacerme un OnlyFans, acá yo controlo lo que publico y lo que hago.
—Me parece muy bien. No tenemos la intención de meterlas en problemas. Prometemos que no le vamos a decir a nadie lo que nos cuenten. Solo necesitamos saber quién maneja Uvisex.
—Es que… nunca lo vimos —dice Julieta—. Bah, Norma lo vio una vez…
—Pero de espaldas —se apresuró a decir Norma—. Había un tipo que aparecía de vez en cuando en el set, miraba todo desde la sala de controles. Esa sala tiene un vidrio negro, es decir, nunca le veíamos la cara. Una vez pasé por ahí y vi la puerta abierta. Roxana le estaba chupando la verga al tipo. Cuando ella me vio… me armó un escándalo tremendo. Teníamos estrictamente prohibido mencionar la existencia de ese hombre. Debíamos actuar como si no existiera.
—¿Podrías describir al hombre? —Pidió Yelena—. Lo poco que hayas visto.
Norma se encogió de hombros.
—Estatura media. Cabello negro, corto… o quizás era castaño. No sé, solo lo vi un segundo. No era mi tío, de eso estoy segura. Octavio siempre participó en Uvisex, pero nunca fue el dueño.
—¿Por qué estás tan segura? —Preguntó Sofía—. No es que tu tío sea el tipo más honesto del mundo.
—Porque más de una vez lo escuché discutir con Roxana sobre ese tema. Octavio quería comprar Uvisex, pero “Ese hijo de puta no quiere vender”. El hijo de puta era el tipo de la sala de controles.
Yelena sabía por Xamira que Uvisex había cambiado de dueño. Se preguntó si ese tipo todavía seguía. Hizo una conexión con la información que habían recopilado y una fuerte sospecha comenzó a crecer. ¿Acaso este era el profesor del que habían escuchado hablar? Ese que filmaba a sus alumnas teniendo sexo… y de ser así… ¿seguiría trabajando en el instituto?
—Desde que Roxana es decana… ¿cuántos profesores echaron del instituto? —Le preguntó Yelena a Sofía.
La rubia se quedó descolocada con esa pregunta, no había hecho las mismas conexiones que Yelena.
—Em… el único fue el profe de natación. Ahora hay una profesora. Después despidieron a Brenda Ramallo y Noemí García.
—Ajá… sí, pero… ¿hombres? ¿no despidieron ningún otro?
—Em… no… solo ese. ¿Por qué?
—Podría ser que este tipo aún trabaje en el instituto. De ser así… ¿de quién sospecharían ustedes? —Le preguntó a Julieta y a Norma.
—Mmmm… del portero —dijo Julieta—. Es un pitoduro.
—¿Creen que ese tipo podría haber creado algo tan grande como Uvisex? —Preguntó Sofía.
—Al principio Uvisex era una página de muy bajo presupuesto —respondió Norma—. Quien la haya creado no tenía mucho dinero… al menos no en ese momento. El verdadero negocio de Uvisex tardó en crecer.
—¿Roxana tuvo que ver con ese crecimiento? —Preguntó Yelena.
—Con el crecimiento de audiencia, sí. Totalmente —aseguró Julieta—. Aunque no con el dinero. Octavio siempre se quejaba: “Este contenido vale una fortuna… y lo están regalando”. Al principio Uvisex funcionaba solo por donaciones de los usuarios. Cuando echaron a Roxana, empezaron a cobrar suscripciones ridículamente caras.
—¿Les ofrecieron trabajo en Uvisex? —Preguntó Sofía.
—¿Después de que echaron a Roxana? No —dijo Norma—. Nos dijeron que ya estábamos “muy usadas” —remarcó las comillas con sus dedos.
—Es que para el momento en que echaron a Roxana, ya nos habían cogido de todas las formas posibles —explicó Julieta—. Incluso hoy me parece demencial lo que hicimos. Pasamos de tener vergüenza de hablar sobre la masturbación… a disfrutar del sexo grupal frente a las cámaras.
—Ya lo hacíamos por puro gusto —aseguró Norma—. Y eso se notaba. Una parte de la audiencia se fue, al ver que todo se volvió tan porno; pero llegó gente nueva a la que le encantaba vernos “emputecidas”. Y mientras más putas nos poníamos, más gente nos miraba. Nos volvimos adictas a la valoración del público. Por eso empezamos a hacer más locuras…
—¿Como la de coger con tu mamá? —Preguntó Sofí.
—No, eso lo hice mucho antes… cuando aún creía que el programa iba en serio. Aunque… sí, mi mamá volvió en numerosas ocasiones. En un momento, antes del quiebre total, hicimos un especial sobre incesto… y terminamos alentando a las chicas de la audiencia a que lo practiquen. Con sus madres, padres, hermanos… y que nos manden videos.
—Así conseguíamos contenido para Uvisex —continuó Julieta—. De todo lo que mandaban, solo se mostraba una parte: la que elegía Roxana. Al resto solo lo podían ver quienes entraran a Uvisex.
Yelena tomó a Julieta y la puso en cuatro en la cama, la chica entendió perfectamente lo que iba a hacer.
—Esperá… esperá… en ese mueble hay lubricante.
Yelena sacó el pote del mueble y cubrió su verga con gel lubricante, luego apuntó al culo de Julieta. No lo hizo solo para sacarle información, esa chica de verdad la calentaba un montón. La verga comenzó a entrar lentamente, se notaba que Julieta ya tenía experiencia en sexo anal.
—No te olvides de sacar fotos… uf, mis seguidores de OnlyFans van a adorar esto.
Sacó tantas fotos como le fue posible. A su lado Norma y Sofía estaban haciendo una sensual tijereta lésbica, las dos se movían sin parar mientras la rubia tomaba fotos de esas dos conchas húmedas que parecían besarse entre ellas.
—Ay… cómo me gusta el sexo anal —dijo Julieta, cuando la verga de Yelena entró casi toda—. Me encantaría tener una novia como vos, con una buena pija… para que me rompa el culo todas las noches.
—¿Me estás invitando a salir? —Preguntó Yelena.
—Sí… ¿te gustaría salir conmigo?
—Sería una linda experiencia… aunque… em… ¿tendrías problemas de compartirme con un chico?
—Oh… ¿hay algún chico que te guste?
—Sí, se llama Diógenes.
—¿El flaquito raro ese?
—¿Te cae mal?
—No, no… solo que… no sé, no me parece atractivo.
—Eso es porque no viste la verga que tiene.
—Uy… ¿en serio? Nunca me imaginé que Diógenes pudiera tener una verga grande. Si es así… em… podríamos salir los tres juntos. ¿Qué te parece?
—La putita quiere doble penetración —dijo Norma, entre risas.
—Ay, sí… me encantaría. ¿Salimos los tres?
—Obvio… solo le tengo que preguntar a Diógenes; pero estoy segura de que va a decirme que sí.
La verga entró completa en el culo de Julieta y el bombeo, aunque lento, se mantuvo constante.
—¡Ay, qué rico! Qué bien que la voy a pasar con dos pijas como ésta. Está bien… está bien… ¿quieren información en serio? Se las podemos dar.
—¿Estás segura?
—Sí, Norma. Confío en que no se lo van a contar a nadie.
—Muy bien, podés decirles…
—Roxana Carmín ahora trabaja de “puta VIP”, junto con la madre de Norma. Así que si quieren hablar con ella… la mejor forma sería contratarla.
—Tenemos la dirección de Roxana —dijo Yelena—. Erika la consiguió de Octavio Lanzani.
—Oh, ¿en serio? —dijo Norma—. Eso es muy bueno, porque ni siquiera nosotras sabemos dónde vive Roxana. En su casa debe tener información de Uvisex.
—¿Acaso estás insinuando que deberíamos meternos en su casa? —Preguntó Sofía.
—Y… no creo que Roxana esté dispuesta a darles la información —respondió Julieta, sus nalgas se movían acompañando el meneo de Yelena. La verga se perdía dentro de su culo y volvía a aparecer.
Yelena evaluó la situación. Sería muy arriesgado, pero quizás era la única forma de averiguar quién dirige Uvisex… o la identidad de ese profesor tan misterioso. Solo debía comentarle esta idea a las chicas del club y ver quién de ellas estaría dispuesta a irrumpir en la casa de Roxana… y quién contrataría sus servicios.
—Hay otra información que les podemos dar, pero… —dijo Norma, su respiración estaba agitada, se notaba que estaba cerca del orgasmo. Al ver esto Sofía dejó la cámara de lado y bajó para chuparle la concha—. ¡Ay… sí, esto es justo lo que necesitaba! Está bien, se los digo: Roxana tuvo una fuerte discusión con alguien que se metió en el set. Era una chica que afirmaba ser su fan número uno…. mmf qué rico… —la lengua de Sofía se movía cada vez más rápido, como recompensándola por esa información—. Esa chica estaba muy mal de la cabeza. Le gritó de todo. Le dijo que la defraudó, que se sentía traicionada, que confió en ella y que al final demostró ser solo una puta… como las demás.
—¿Quién es esta chica? —Preguntó Yelena.
—No lo sabemos —dijo Julieta—. La discusión fue dentro de la sala de control, aunque la escuchamos toda desde el pasillo. Nunca le vimos la cara a la chica… pero sí escuchamos cómo le decía a Roxana: “Te voy a arruinar la vida”.
—Curiosamente, poco después de eso el escándalo de Roxana llegó a todos los medios —continuó Norma—. Incluso a los que no hablaban del tema. Unos meses después la echaron del instituto. No sabemos si esta chica tuvo algo que ver, pudo ser casualidad.
—Pero demuestra que Roxana tenía más de un enemigo —dijo Yelena— Muchas gracias, esta información nos sirve para entender mejor el panorama.
—De nada —dijo Julieta—. ¿Y qué te parece si nos callamos un rato y filmás un rico video dándome duro por el culo? Me encantaría subir eso a OnlyFans.
—Será un placer —dijo Yelena, con una sonrisa.
—Y a mí me encantaría grabar un video chupándote la concha, Sofi… ¿puedo?
—Claro… nos ayudaron mucho. Les debemos ese favor.
Las chicas hicieron silencio, para que sus voces no salieran en los videos. Dividieron la cama en dos y de un lado Norma le comía la concha a Sofi y del otro Yelena castigaba el culo de Julieta.
Se quedaron allí toda la tarde, grabando videos porno con ellas.
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